El Drogas + La Perra Blanco: Fin de gira a toda velocidad

El Drogas

Aparentemente, El Drogas echó el cierre en el Navarra Arena de Pamplona a la gira “Barricada 40º”, que arrancó también en Iruña hace poco más de un año en la sala Zentral. Ya saben, se trata de un repertorio centrado exclusivamente en la antigua banda de El Drogas, aprovechando que en 2022 se cumplían cuatro décadas desde el estreno de los Barri. Han sido treinta y nueve fechas en total, contando los muchos dobletes, y todas colgando el cartel de “Entradas agotadas”. En todo caso, la gira como tal seguirá este verano en fiestas y festivales, y parece que lo ya terminado definitivamente es el periplo por salas, con el Arena pamplonés como broche de oro a las descargas bajo techo.

Con todo el aforo vendido con muchas semanas de antelación y ambientazo total, el Navarra Arena acogió el sábado a unas once mil quinientas personas deseosas de cantar, saltar, sudar y disfrutar de un cancionero de leyenda y sin embargo vigente. Por cierto, en un recinto absolutamente top, cómodo, moderno y de dimensiones más amables, humanas y manejables que por ejemplo el BEC baracaldés, que desde hace muchos años se ha convertido en el epicentro de los grandes conciertos de Euskal Herria y, que nos perdonen, pero es un horror de lugar para acoger conciertos, al que quizá podría sustituir el nuevo megarecinto navarro.

Desde las gradas altas, parece que el sonido no era el mejor, algo habitual en este tipo de espacios tan grandes. Abajo sonaba atronador.

Abrió la noche La Perra Blanco, trío gaditano liderado por la cantante y guitarrista Alba Blanco, que en compañía de contrabajo y batería atacó un divertido y ameno set de rockabilly y rock & roll clásico, pleno de ritmo y energía.

La Perra Blanco

La jefa no se cortó ni un poco pese a su juventud. Lanzó los zapatos al público, punteo ágil y veloz, y mostró carisma y desparpajo como para apostar a caballo ganador por La Perra durante los próximos años.

Ya con el enorme pabellón lleno a rebosar, las luces se apagaron y, puntual, El Drogas prendió la mecha a un concierto para la posteridad. No en vano se grabó con multitud de cámaras para su consiguiente publicación en formato DVD.

El Drogas

Al margen de las pantallas laterales, con imagen óptima, la puesta en escena fue sobria, tanto en el equipo de luces como en el propio montaje, con la música y las canciones como protagonistas absolutas de la noche. Himnos que la audiencia cantó de principio a fin, como en los mejores años de Barricada, pero con más público. Paradojas de la música en directo hoy en día.

El ritmo fue frenético, y hasta pasadas ocho canciones (precisamente hasta “A toda velocidad”) no pararon ni para saludar. Además, la velocidad también primó en el tempo de las canciones, muchas de ellas interpretadas de manera más acelerada que en su formato clásico. ¡Incluso algún medio tiempo como “Mañana será igual” sonó más rápida!

Txus Maraví (El Drogas)

Con El Drogas, y nos referimos al grupo, pasa que en sus discos propios tiene mucho material lento y pausado, pero cuando toca revisitar a Barricada, manda la garra, el nervio y la actitud casi punk.

Ciertamente, entre los Barri y El Drogas ha quedado por el camino una guitarra y otra voz fundamental, que seguramente hace que este repertorio pierda algo en matices y bastante en melodía, con un resultado final diferente, pero igualmente óptimo.

"Flako" Aristu (El Drogas)

En cuanto a El Drogas, y ahora nos referimos a la persona, con los años y sin el bajo a cuestas, se ha convertido en un enorme frontman, de imagen segura, con poso, teatralizando estupendamente bien las letras y también con pose hábil usando el pie de micro, los bastones o las maracas, que maneja a la audiencia con la sabiduría que proporcionan tantos años al pie del cañón y en escenarios tan diferentes.

El resto de músicos, fieles escuderos que nunca fallan y que transmiten un buen rollo total. Flako al bajo, Txus a la guitarra y Brigi a la batería, lanzando a mil por hora a sus compis, del que el líder, en la presentación final de los músicos, vino a decir que la despedida del que fuera guitarra y voz de Koma está cerca, aunque sin especificar el cuándo ni el cómo.

Brigi Duque (El Drogas)

¿El repertorio? A prueba de bomba, con todos sus hits y, esta vez sí, con un setlist de lo más completo. “La silla eléctrica” de salida, nostalgia con “Esperando en un billar” o “Barrio conflictivo”. “Bahía de Pasaia”, en su día publicada en single pirata, “Rojo” ("¡por unos San Fermines antitaurinos!", clamó el líder), material menos trillado (“Sofokao”,  “Pétalos”, “Problemas”, “Ninguna bandera” …) y largo desparrame de clásicos apiñados uno tras otro al final: “Lentejuelas”, “Okupación”, “La hora del carnaval”, “Todos mirando”, “Oveja negra”, “No hay tregua” con guiño para el Boni, “En blanco y negro”…

Cuarenta años resumidos en treinta y tres temas y ciento treinta minutos de actuación.

Un concierto sin peloteo, directo y sin medias tintas. ¡El Drogas aún vive a toda velocidad!

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