Crónicas

Wolfmother + Messura en Bilbao: Sin llegar al loco de la autopista

«Que estuvo bien, vale, pero afirmar que sentaron cátedra tal vez sea exagerar demasiado. Quedémonos en un punto intermedio sin llegar al loco de la autopista.»

20 mayo 2022

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Era algo que predecía todo el mundo. Que cuando se levantaran las restricciones de aforo y demás los conciertos brotarían hasta de debajo de las piedras. No iba a haber tanto público para semejante avalancha cultural. Tal vez esto último ande detrás de alguna que otra cancelación que hemos visto por falta de venta de entradas. A pesar de la desmedida oferta actual de bolos, siempre será mejor eso que esa sequía dictatorial impuesta por las altas instituciones de la que siempre nos hemos quejado.

Wolfmother

En el caso de los australianos Wolfmother, podría decirse que venían al bilbaíno Kafe Antzokia a mesa puesta, pues las entradas ya se agotaron antes de la pandemia. No obstante, la sensación en el recinto no fue tampoco de agobio máximo, imaginamos que unos cuantos habrían sepultado el evento en el archivo de la memoria y ni se habían acordado de acudir. Las maneras de despilfarrar el dinero a veces se tornan insondables.

Lo que no sabíamos es que se habían apuntado a la fiesta los riojanos Messura, que facturaban una suerte de conglomerado a medio camino entre el indie rock y el rock alternativo con algún ramalazo stoner. El sonido empero no les acompañó, algo bastante raro en el Antzoki, y en ocasiones casi había que esforzarse para distinguir la voz, aparte de que de vez en cuando repicaban los monitores, o por lo menos eso nos pareció desde nuestro lugar habitual en el flanco derecho. No pegaban ni con cola en la velada, basta mencionar que “Invertebrados” se acercaba a Love of Lesbian o Vetusta Morla, pero a un servidor le molaron. Ganas desde luego no les faltaron sobre las tablas.

Messura

Hay ciertos grupos con los que la peña alucina como si hubieran descubierto la rueda por lo menos y eso es lo que sucede a nuestro entender con Wolfmother, que molan, por supuesto, pero tampoco son una de las grandes maravillas del mundo añejo, sobre todo en un palo tan trillado como el rock setentero.

Lo que sí que no admite discusión es que el arranque con “Dimension” fue sencillamente espectacular. Y lo que vino después con “New Moon Rising”, ídem. Ya solo faltaba que remataran con su cañonazo “Woman” y certificaran así que poseen uno de los comienzos más impepinables que se recuerdan. Da igual que en la actualidad Andrew Stockdale sea el único miembro presente desde los inicios de la banda, pero cuando uno se rodea de otros tipos que siguen dando el callo con nota podemos guardar la nostalgia en el baúl de los recuerdos.

Wolfmother

El respetable comía de la mano del líder en “White Unicorn”, en ese aspecto se les notó muy acostumbrados a manejar ingentes cantidades de personal, no en vano la vez anterior les habíamos visto en el mastodóntico Mad Cool madrileño. Era imposible aburrirse con un corte tan frenético como “Apple Tree” y en la más reciente “Midnight Train” el entusiasmo no disminuyó un ápice.

“Victorious” mantuvo el tirón en un repertorio muy equilibrado, sin remansos de paz ni momentos demasiado psicodélicos, era un derroche de electricidad de cabo a rabo. Quizás se les podría acusar de ser demasiado estáticos, aunque cuando lo que se busca es apelar a la esencias rockeras, aquello se torna un detalle sin importancia.

Wolfmother

“Feelin’ Love” posee un rollo Black Sabbath total de la época de Ozzy, un argumento de los imbatibles si nos apetece realizar ese ejercicio imposible de cuantificar la emoción humana. Y “Gipsy Caravan” constituye otra apelación directa a los aficionados al heavy rock vetusto, del mismo modo que “Rock ‘n’ Roll Survivor”, una exhibición más de ortodoxia rockera.

El líder Andrew preguntó a la entregada afición si querían más y seguramente a muchos les pudo dar algo cuando poco después se escuchó el reconocible punteo de “Joker And The Thief”, con el vocalista y guitarrista acercándose a las escaleras donde se agolpaban los fieles a punto de desbordarse. Hasta un espontáneo se subió al escenario a dar un abrazo al voceras, pero el personal de seguridad lo bajó casi ipso facto. Habían alcanzado el punto álgido del show, por lo que tendrían una papeleta complicada si les daba por seguir tocando.

Wolfmother

Los gritos de “beste bat” fueron abrumadores y por unos instantes parecía que no habría nada que rascar, pero por fortuna regresaron con un “Rock Out” reivindicador de las esencias que sirvió de sobra para que la peña ondeara sudaderas y camisetas a modo de estandartes. No hacer bises en esta tesitura se hubiera considerado una temeridad. Solo les faltaba echar el resto con “Love Train” de su laureado álbum homónimo y así dejar el pabellón en lo alto.

Es curioso lo que pueden cambiar las diferentes percepciones de un mismo evento, a la mayoría le resultó un recital antológico, pero justo la semana pasada nos encontramos con el colega Pato y dijo que le había sonado “a lata”. Al preguntarle por qué entonces le había gustado a casi todo el mundo, nos dijo que se sentía como el conductor suicida que iba en dirección contraria. Que estuvo bien, vale, pero afirmar que sentaron cátedra tal vez sea exagerar demasiado. Quedémonos en un punto intermedio sin llegar al loco de la autopista.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia el gran concierto que se marcaron tanto los australianos WOLFMOTHER como los MESSURA los cuales fueron una banda muy digna como teloneros.

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