Crónicas

Viva Belgrado + Etxekalte en Bilbao: El pulso de una generación

«A pesar de sus recientes problemas, siguen muy rodados y consiguen que cada pieza encaje en ese casi inabarcable puzle que poseen en sus cabezas. Y lo que es más importante, mantienen todavía el pulso de una generación que garantiza la supervivencia de la música.»

26 agosto 2023

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Lejos de la voluntad de repetirnos, nunca está de más combatir de nuevo esa profunda falacia de que el rock ya no interesa a la gente joven. Es una mentira tan extendida por los agoreros de turno que insisten en que la chavalada ya no acude a los conciertos que refutar tales argumentos requiere una tarea verdaderamente titánica. Un servidor, que no va ni a uno o dos bolos al año, sino a cientos de ellos, hace tiempo que se dio cuenta de que el problema reside en que ciertos estilos están de moda, y si no se transige al adoptar algunos códigos, conviene olvidarse del recambio generacional.

Viva Belgrado

El último concierto de Viva Belgrado en el Kafe Antzokia de Bilbao fue un claro ejemplo de esto último, una confirmación de que todavía existen grupos que conectan con la juventud. Y eso que pilló a la banda cordobesa en un momento complicado, de transición, en el que incluso se preguntaron si el rock muere a partir de los 30 debido a las responsabilidades laborales. Todas estas inquietudes las plasmaron en un comunicado en redes sociales el pasado agosto que explicaba la difícil tesitura que experimentaron desde que en el invierno del 2022 se quedaron sin sello ni mánager.

Si algo demuestran las letras de este grupo, es que la voluntad de levantarse tras un revés siempre está ahí y que la rendición no se contempla ni como posibilidad. Contra todo pronóstico, su cita bilbaína anduvo bien concurrida y encima con los ánimos al máximo, algo que tampoco es que sea muy habitual en una época con tanta distracción tecnológica.

Etxekalte

Calentaron el sarao Etxekalte, combo de Bermeo que podríamos englobar en eso que se denomina post hardcore a lo Berri Txarrak, aunque también poseían notables destellos post rock. Pegaban mucho en la velada y además nos llamó la atención que la mayoría del personal entonaba sus temas a pleno pulmón, se montaron pogos y hubo una entrega descomunal. En esta ocasión se habían escogido teloneros con bastante acierto, pues era un auténtico grupazo en las distancias cortas que convenía descubrir, como hicimos nosotros esa noche. Apuntado su nombre desde ya.

Hablábamos antes de los códigos que había que cumplir si uno aspira a epatar entre la juventud de hoy en día, pero es evidente que Viva Belgrado también poseen sus propias convenciones a la hora de afrontar sus shows, por ejemplo. La tendencia a arremolinarse en torno al batería como si estuvieran en un local de ensayo podría ser una de ellas, no cabe duda, pero del mismo modo incluiríamos su predilección por los textos cuidados, descarnados y sinceros, tan a tumba abierta como los de Depresión Sonora y dirigiéndose a ese maltratado sector de la población que acabó viviendo en una crisis permanente.

Viva Belgrado

Un in crescendo como “Una soga” valió para que la concurrencia conectara de inmediato con un grupo que en realidad se torna bastante inclasificable, en una especie de limbo entre el metal, el indie y el punk y con estrofas que parecen inspiradas por la verborrea del hip hop y otros géneros. Definitivamente, los ortodoxos no tenían aquí nada que hacer.

Su último largo, ‘Bellavista’, es del 2020, pero su contemporaneidad es tal que podría haber sido lanzado ayer mismo, como lo constatan piezas del calibre de “Un collar” o “Vicios”. El afán autodestructivo suele ser una de las constantes de las bandas que lo petan en la actualidad, pero no porque sí, sino a consecuencia de algún problema afectivo, según lo que nos contaba “Shibari emocional”. Y no olvidemos ese “solipsismo de los 20”, al que aluden en “Cerecita Blues”.

Viva Belgrado

Al igual que con los teloneros, la entrega del respetable fue monumental, con estrofas recitadas también a pulmón. Que la mayoría lo estaba disfrutando, saltaba a la vista, y alguno hasta lo expresaba, como la chica rubia que teníamos delante que dijo: “¡Está guapísimo!”. Toda la razón, ese peculiar estilo de los cordobeses, tan diferente a la mayoría de propuestas actuales, sonaba cañón en directo.

“Annapurnas” constituyó uno de los puntos álgidos de la velada, seguramente sea uno de sus mayores clásicos a día de hoy, con atmósfera post rock y palabras que caen como ráfagas de ametralladora. No resulta insólito que muchos decidan aprenderse la letra de memoria con fidelidad religiosa. Qué temón, rediós.

Viva Belgrado

“Un relato” encajaría en ese terreno indefinido que emociona y golpea a partes iguales, sin saber precisar qué porcentaje de cada cosa hay en cada composición. “Por la mañana, temprano” tal vez baje las revoluciones en lo que respecta a la velocidad, pero no en el apartado emocional, con otro de esos textos para aprenderse que algunos ya han incorporado a su repertorio particular.

El comienzo de “Báltica” sigue siendo imbatible, con esas capas dignas del ‘Disintegration’ de The Cure, antes de cristalizar en “De carne y flor”, donde recuperan esos gritos que cada vez aparecen menos en las composiciones más recientes. Da igual, han atesorado a estas alturas tal versatilidad en su repertorio que se pueden permitir hacer lo que les salga de los mismísimos.

Viva Belgrado

El líder Cándido Gálvez destacó la entrega de la muchedumbre y afirmó que siempre que venían al Kafe Antzokia se sentían “como en casa”. No dudó incluso en cantar algún que otro fragmento a viva voz, sin ayuda de micro ni ningún otro aparato, impresionante.

No podrían olvidarse de “Más triste que Shinji Ikari”, que tal vez se acerque a eso que se ha dado en llamar sonidos urbanos, pero que a buen seguro habrá conseguido también que la mayoría busque el nombre que aparece en el título. Cosas de otakus.

Pues al final se hizo muy corta su actuación. He aquí otro de esos grupos que nunca defraudan en directo. A pesar de sus recientes problemas, siguen muy rodados y consiguen que cada pieza encaje en ese casi inabarcable puzle que poseen en sus cabezas. Y lo que es más importante, mantienen todavía el pulso de una generación que garantiza la supervivencia de la música. En su próximo trabajo resurgirán de nuevo cual ave fénix.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia la curra actuación que se marcaron estos cada vez más conocidos VIVA BELGRADO presentando su ultimo álbum en el mitico Antzokia bilbaino.

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