Crónicas

Terral + Maquia: Los setenta vuelven como recién salidos del horno

«Cuando Terral sube al escenario y empiezan a moverse con tanto frenesí, hacen que dicha sensación sea transmitida al público que los ve, esto sí que es un grupo que sabe dar un show a la vieja escuela y lo demás son tonterías. Ya era hora de que alguien trajera de vuelta esa sensación que se podía vivir al ver un concierto de rock en los 70»

17 noviembre 2023

Sala Starving, Madrid 

Texto: David Torrecillas. Fotos: Clara Viedma

Actualmente, en el año 2023, somos testigos de una de las peores épocas para la música. Se podría decir que, por desgracia, la esencia que se vivía antaño al escuchar ese rock tan delirante se ha ido perdiendo poco a poco entre la sociedad. Todo el mundo recuerda a los fantásticos Thin Lizzy y cómo sabían dar un show haciendo que el público entero gritara como auténticos animales. Eso sí era un concierto. Pues, al parecer, la pasada noche del 17 de noviembre pudimos ser testigos de esa anhelada sensación en la sala Starving durante dos fascinantes horas en las que pudimos ver gritos, saltos, alcohol y rock, puro rock. Por fin puedo decir, y ya lo echaba de menos, que ¡los setenta están de vuelta! Y vienen directos desde Málaga.

Terral

Fue llegar a la sala Starving y por el ambiente se notaba que iba a haber un aura rocanrolero como los que se suelen ver en los buenos garitos de Madrid Centro. Nada más llegar vimos a los Maquia, un grupo que lleva repartiendo leña desde el 2013 y que viene a la carga con un nuevo EP recién salido del horno, ‘Malas cartas’.

Ya empezaba a venir la gente y, en cero coma, la sala entera se llenó. El público estaba listo y ansioso por el comienzo del show. De repente, aparecieron Maquia listos para repartir caña y fiesta. Las luces se atenuaron y empezó la fiesta.

Comenzaron a toda pastilla con “Primavera”, el tema más escuchado del grupo, un tema no tan cargado de energía como los que tocarían a continuación pero con un ritmillo que te engancha y te introduce a la esencia del grupo para que te vayas incorporando al concierto. Sin duda, un gran comienzo para animar el show, pero la gente no tenía ni idea de lo que se venía, esto solo era el comienzo, amigos.

Maquia

Después de haber tocado el primer temazo de la noche, Maquia ya estaban preparados para hacer que el público enloqueciera como si de un concierto de los mismísimos Led Zeppelin se tratase. El cantante pasó a presentar a todos los integrantes del grupo, uno por uno: “En guitarra rítmica tenemos a mi querido amigo Javi”, por cierto, este tío tocaba la guitarra como un auténtico maestro, no sabéis la destreza con la que tocaba los solos. Verlo en directo fue para flipar.

“En el bajo tenemos a mi querido amigo Jorge”, un bajista completamente excepcional, que tocaba el bajo con relajación pero a la vez metía una caña impresionante. Daba gusto verle tocar el instrumento.

Después introdujo al batería: “Y, por último, tenemos al batería, otro de mis grandes compañeros, Carlos, o mejor conocido como "El Chapas"”. Y alguien en el público gritó: “¿Y tú quién eres?” Y el cantante, en tono burlón, respondió: “A mí ya me conocéis”.

Después de esta breve introducción y de darnos la bienvenida al concierto, siguieron con el show. Era hora de tocar “40% vol”, esta canción hizo que se desmadraran en el escenario. Siendo iluminados por luces moradas y azules, se pusieron a moverse y a hacer espasmos en el escenario como si del mismísimo Elvis se tratara.

Ahí ya me animé bastante más en el concierto y ya estaba listo para que le dieran la mayor caña posible. Después de esto se presentó la siguiente canción, la cual he de decir que fue una de mis favoritas, “El camino estipulado”, que empezó con un ritmillo de funk en la guitarra que te atrapa al instante.

El bajo resaltó sobre todo en esta canción, ya que, por así decirlo, obtiene cierto protagonismo y un ritmo juguetón. Terminó la canción y siguieron con “En mis entrañas”. Ya había puro rock 'n' roll en el aire, incluso yo me animé a moverme al ritmo de esta canción, que también pertenecía a su nuevo EP. Sin duda, han hecho un trabajo de diez con este nuevo lanzamiento. Enhorabuena, Maquia.

Maquia

Terminó este tema y comenzó “Mi debilidad”, otro de los temazos del grupo, siendo este el tercero más escuchado de la banda, y ya entiendo porqué, con ese pedal de wah, y ese ritmo a lo reggae en ciertas partes de la canción. Me quedé hipnotizado al instante. Fue mi debilidad.

Continuaron con “Hasta otra". Vaya rock más bueno, dios santo, y qué letra. Esta canción, cargada de ritmos rápidos y pura distorsión, me recordó mucho al rock que solían hacer Led Zeppelin. Eso sí que era adrenalina y de la buena.

Después procedieron a tocar “¡Queremos gritar!” y justo antes de tocarla el cantante dijo: “Me gustaría dedicar este tema a todas esas personas que nos han acompañado desde aquella época en el instituto en la que tocábamos nuestros primeros conciertos”. Una dedicatoria bastante bonita y perfecta para iniciar el tema y, tal y como dice la canción, empezar a gritar. Y así fue. El público entero se dejó la garganta acompañando al cantante con la letra de un tema bastante memorable y destacable de la noche.

Ya iba llegando la hora de acabar, y después de tocar “Animal acorralado” siguieron con “La bahía”, canción que disfruté excepcionalmente debido a que se subió un invitado inesperado. El cantante dijo: “Para este tema me gustaría que se subiese al escenario un querido amigo para conmemorar los viejos tiempos”. Y, de repente, como una bala, alguien del público se subió al escenario de un salto. Era un integrante más del grupo que esa noche no iba a subir, pero en el último momento subió a cantar, y eso se quedó en un momentazo de la noche, mi favorito, sin duda alguna.

Se acercaba el final del primer concierto y el cantante exclamó: “Va siendo hora de que nos vayamos. Muchísimas gracias a todos por venir. Pero antes vamos a terminar con un tema especial dedicado a todo el equipo técnico y a todos vosotros que habéis venido a vernos”. Y entonces procedieron a terminar el concierto con el tema “Ángeles caídos”, perfecto para dar cierre al show de los teloneros de los grandiosos Terral.

Antes de irse, Román Cárdenas (cantante) recomendó que la gente se quedara a escuchar a Terral diciendo lo siguiente: “Me gustaría que os quedarais a escuchar a Terral y que lo sintierais no solo con los oídos sino con el alma”. Me gustó bastante este grupo, y al parecer a la gente también. Espero que Maquia siga en la carretera del rock actual, ya que saben lo que hacen y son buenísimos a la hora de dar un show.

Terral

Llegaba la hora. Por fin era el momento de que Terral saliera a actuar. Me quede sorprendido, ya que en un santiamén el escenario se llenó de toda la decoración para el grupo. En la pared se colgó un cartel enorme con su nombre, un gran sintetizador rojo apareció en escena acompañado de una batería con unas impresionantes luces led y una alfombra con bordados hippies en el suelo del escenario. No hacía falta decir que la cerveza también hacía acto de presencia.

No os voy a mentir, estaba ansioso por verlos actuar. Sabía lo que iba a ver, ya que ya había escuchado a Terral antes. Empezó el espectáculo y, vestidos con ropas llamativas, camisas antiguas y pantalones negros, se subieron al escenario en menos de lo que tardo en decir Terral.

No dijeron ni una sola palabra. Se escuchó: “Pero qué cojones, dame eso”, y le metieron un trago a unos chupitos que había en la barra. ¡Empezaron de golpe! Ni presentación ni nada, al lío. Comenzaron con el tema “Hijos del destierro”.

Con una melena rubia y sujetando una Epiphone Sheraton, Sergi Mendez empezó a descargar y expulsar distorsión por todo el local mientras cantaba a todo volumen con una potencia salvaje. “¡Quisieron vendernos todos sus inventos, pero somos los hijos del destierro!” Así fue como los Terral nos dieron la bienvenida al concierto junto a dos temas más antes de su presentación definitiva, “Sin obligación” y “Los motores”.

Ya me di cuenta en cuanto tocaron estas dos maravillas que no iba a ser un concierto pequeño ni mucho menos. Con tanta energía y rock 'n' roll, las cabezas de todos los rockeros (y también metaleros) que había en la sala se empezaron a mover de arriba abajo como si estuvieran sintiendo la música en sus venas. Eso me puso la piel de gallina. Estos tíos sabían lo que hacían, no hay duda.

Tras estas tres canciones que dieron comienzo al show, Sergi nos dio la bienvenida: “¿Cómo estáis? Bienvenidos a nuestro concierto. ¡Gracias a todos por venir!” Además, nos presentó a cada uno de los integrantes. El primero fue el teclista, Jaime Romero, el cual se marcó un solo de teclado tremendo después de su presentación. Me recordó mucho al sonido que solían tener The Doors en sus conciertos.

Terral

El siguiente fue el bajista, el cual portaba una camiseta del Tune Squad, de la película Space Jam, Adrián Ruiz, un chaval con una habilidad en el bajo que dejaría con la boca abierta a cualquiera. Por último, nos presentó al batería, Manu Fernández, listo para darle caña al instrumento con su esencia macarra.

Tras la presentación siguieron con el show y tocaron el tema “Cuando amanezca”, que se basa mucho en el género funk. Hace una fusión entre el funk y el rock, una buena manera de proseguir el show.

A medida que avanzaba el show, Terral se iban volviendo más locos y daban cada vez un espectáculo más frenético. Hicieron pasar un buen rato a la gente y dejaban un ambiente fiestero a más no poder. Siguieron con los temas “Ilusiones” y “Ciclón”. Estas dos canciones me recordaron mucho a las canciones que solían hacer Thin Lizzy, y es que no es para menos, ya que Thin Lizzy es una de las mil bandas que han tomado de inspiración para crear Terral.

En general, este grupo me parece una fusión entre Leño y Thin Lizzy. Tienen un estilo muy setentero y, además, su estilo, forma de actuar y estilo de tocar es muy parecido al de esa época. Casi pareciera que Terral fue un grupo de los años 70 que hubiera sido traído a nuestra década. Os digo muy en serio que si vais a verlos durante la gira de su nuevo álbum entenderéis lo que digo.

Siguieron con los temas “Ciclón” y “Espinas de metal”, los cuales fueron acompañados por las numerosas voces que se reunieron esa noche en la sala Starving. "Esa guitarra Epiphone suena muy, muy bien", pensé. Son temas en los que la guitarra es la verdadera protagonista. Tienes que pararte a escucharla bien para ver lo realmente importante que resulta en el tema.

Por cierto, todo esto ocurría mientras el cantante se subía al borde del escenario y animaba a la gente con su guitarra. Nos estaba hipnotizando a todos los espectadores que estábamos ahí esta noche. Termino el tema diciendo: “De puta madre, muchas gracias”.

Terral

Me gustó sobre todo también el sonido del sintetizador. Creo que gracias a ese instrumento se consigue esa aura tan setentera, ya que en los 70 se usaba muchísimo para el género rock. Prosiguieron con el tema “No hay tregua”, durante el cual el vocalista agarró una birra y exclamó: "¡Salud!" Y todo el mundo respondió lo mismo.

Siguieron dando caña con “Llévame”. Durante este tema me lo pasé realmente bien, porque el grupo entero nos animaba a acompañarlos con palmadas y decidieron que deberíamos armar más jaleo. Nos separaron a la mitad del público en dos lados diferentes, formando un metalero wall-of-death, y cuando el tema rompió la sala se convirtió en una masacre de empujones.

Yo estaba ahí disfrutando como un auténtico chaval, pero era hora de la siguiente canción, “Ahora”, en la cual tuvieron la oportunidad de colaborar en su producción con David Ruiz de La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Por desgracia, no estaban aquí los burgaleses para acompañarlos, aunque a nadie le importó, ya que la tocaron con aún más caña que la versión original, con todos esos coros llenando la sala.

Siguieron con los temas “Papa Was a Rolling” y la maravillosa “Restos de metrallas”, esta última siendo una de las mejores de la noche, otro gran clasicazo de la banda.

Este, lamentablemente, era ya el penúltimo tema del concierto. Por último, el cantante exclamó: “Esta será nuestra última canción de la noche. Muchísimas gracias por venir a todos, y agradecimientos a todo el equipo técnico y a vosotros, especialmente a vosotros, que habéis decidido venir a vernos”.

También aprovechó y nos promocionó su nuevo disco el cual estaba al fondo de la sala junto a todo el resto de merch del grupo. Ahora sí, tocaba el final del gran show con el temazo final, la joya de la corona. Era hora de que tocaran “El club de los perseguidos infames”, el mejor tema de la noche y el que dio cierre a la velada.

Este es el tema que le da nombre a su nuevo disco, el cual ha salido este año y que, por cierto, tardaron una sola semana en acabarlo. Increíble pero cierto.

Sin duda Terral ha hecho un gran trabajo con este fantástico show y con su nuevo disco. Estamos seguros de que les irá como anillo al dedo esta gira por el país, y si os pilla cerca el lugar del concierto de estos tíos y queréis pasar un buen rato, hacedme caso, que este es el plan idóneo para ir con tus colegas, tomar unas buenas birras y escuchar rock al más puro estilo de los 70.

En conclusión, os recomiendo escuchar el nuevo disco de Terral y toda su discografía en general y, por qué no, ir a alguno de sus conciertos, que nunca viene mal, tanto si vais solos como si vais con amigos disfrutaréis al máximo de lo que es el verdadero rock.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonuda crónica para el cañero y rockero que se marcaron los malagueños TERRAL presentando su nuevo álbum en Madrid el cual cayó de puta madre al igual que la rockera y digna actuación de los jóvenes MAQUIA.

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