Saratoga: Fuerza y pasión

En esta ocasión se presentaron en la sala Las Armas de Zaragoza después de haber tocado en León la noche anterior, a casi quinientos kilómetros. Con un aspecto fantástico y rozando el sold out, las luces se apagaron a las nueve y diez.

Casi en penumbra, y mientras sonaba la intro, aparecieron Arnau Martí, Jero Ramiro y Niko del Hierro para acometer inmediatamente un letal "A morir" que no dejaba lugar a dudas sobre cómo iba a desarrollarse la velada.

La mayor ovación fue para Tete Novoa, que desde el primer momento empezó con su espectacular voz y puesta en escena a meterse al público en el bolsillo. "Mi ciudad" prosiguió con un comienzo de show que se iba a caracterizar por ser una catarata casi continua de clásicos que han marcado la historia de Saratoga.

Cuando Niko del Hierro destaca con una intro a golpe de bajo todo el mundo sabe que es el momento de "El vuelo del halcón", del disco 'VII' del ya lejano 2007, que supuso la entrada de Novoa en la banda. Tres temas bastaron y sobraron para encender Las Armas, con un público entregado y unos Saratoga muy dedicados, que sonaban tan bien como siempre.

Por si acaso algún despistado todavía no estaba dándolo todo, nos encontramos con un "Maldito corazón" en el que Tete Novoa se lució con un poderío vocal al alcance de muy pocas gargantas. "No sufriré jamás por ti" y la recuperada "Ángel de barro" precedieron al atronador solo de batería a cargo de Arnau Martí.

La última incorporación de Saratoga tiene a priori el hándicap de contar con unos antecesores en el puesto que realizaban un trabajo de excelente factura. Tanto Dani Pérez como El Estepario Siberiano son grandísimos profesionales que aportaron muchísimo a Saratoga. Sin embargo, a Arnau no le pesó en absoluto la responsabilidad y demostró durante toda la noche estar perfectamente integrado en Saratoga. En su solo, mostró una pegada de pie y un juego de manos tremendos y durante toda la noche estuvo a un nivel muy alto.

A continuación, "Lejos de ti" puso el primero de los momentos emotivos de la noche, pero solo para lanzar a posteriori un trallazo mayúsculo como es "Las puertas del cielo", en el que Tete Novoa volvió a demostrar que está en la cúspide de las voces del metal. Otra canción recuperada sorprendió a la audiencia, en este caso "Heavy metal". Su letra reivindicativa invitó a Tete a agradecer a toda la sala la asistencia al show.

Otra imprescindible que nunca falla es "Resurrección", con la ya clásica bajada de Novoa a la pista a fundirse con el público y a ejercer esa faceta de frontman tan pronunciada y que tanto enciende al público. Para templar un poco los ánimos Niko del Hierro nos regaló un solo de bajo bastante movido y ecléctico, que vino a demostrar lo que Niko representa para Saratoga. Es el alma de la banda y único miembro que ha permanecido en ella sus treinta años de historia. Es el prototipo de bajista versátil y realmente protagonista y activo en el devenir de los directos. Durante toda la noche estuvo cercano al público, como siempre, y en plena sintonía con sus compañeros de grupo.

El segundo momento emotivo vino con "Si amaneciera", en la cual los focos se apagaron y los flashes de los teléfonos crearon el ambiente perfecto para una balada cargada de sentimiento en la que Jero Ramiro destaca especialmente, primero con el punteo inicial y después con el colosal solo. Para Jero no hay otro camino que no sea subirse cada canción a la tarima y dejar que su Strato hable. Inconmensurable en el ritmo y espectacular con los solos.

"Como el viento" fue la primera concesión a los temas más recientes, pero la canción gozó de la acogida de clásico. Y no es para menos, porque la ejecución fue sobresaliente. Un breve descanso nos indicaba que la acción estaba llegando a su fin, pero quedaba un bis realmente apabullante. "Mi venganza" nos invitó a pensar en esa persona que nos hace la vida imposible y en su estribillo toda la sala soltó la rabia contenida.

"Vientos de guerra" puso Las Armas patas arriba y, finalmente, con "Perro traidor" Saratoga cerró un show sobresaliente, cargado de clásicos, que contentó a todos y cada uno de los asistentes. La banda aún tuvo tiempo para subir a los más pequeños al escenario y hacerse fotos con "la cantera", mientras regalaban saludos, reverencias y abrazos al público.

Saratoga demostró por enésima vez por qué llevan treinta años pateándose las carreteras. Allá donde van, triunfan y atrapan al público con un sonido clásico, unos músicos excelentes y una puesta en escena arrolladora liderada por un Tete Novoa que está en un estado de forma increíble.

Quien escribe lleva viendo a Saratoga veinte años en los escenarios. El éxito de la longevidad y la buena salud de la banda es que transmite una fuerza, una pasión y un poderío iguales que la primera vez que pude verlos, allá por 2004 con ocasión de la gira de 'El Clan de la Lucha'. Ojalá tengan cuerda para rato y podamos disfrutarlos por muchos años más.

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