Crónicas
Rulo y La Contrabanda
«Todo un alegato en contra de los de blanco o negro, o contigo o contra mí y demás absurdas polarizaciones que soportamos en la actualidad. Que nunca falte una de cal y otra de arena, como diríamos a la vieja usanza.»
26 agosto 2021
Bilbao Arena, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa Fotos: Iñigo Malvido
No son pocos los artistas que están aprovechando la pandemia para ofrecer espectáculos adecuados a las circunstancias que quizás en otra coyuntura daría más pereza acudir. Todo se trata de reinventarse y ofrecer al personal algo por lo que valga la pena aguantar en una silla sentado más de una hora. Cualquiera no vale para esto último. Algún día debería hacerse un estudio sobre los que han decidido no acudir a conciertos mientras sigan las actuales medidas discriminatorias en vigor. Una postura bastante entendible, pues basta mirar a lo que se hace en otros países para comprobar cómo aquí nos toman el pelo.
Con la voluntad de amoldarnos a la presente situación acudimos al bolo de Rulo y La Contrabanda en el Bilbao Arena de Miribilla, un recital que por las fechas debería haber ocurrido en plena Semana Grande de la localidad vizcaína. Como la mayoría supone, este año ni fiestas ni nada, pero por lo menos habían decidido programar algo interesante en medio de una nefasta selección ejecutada por gente del Consistorio que todavía vive anclada en el pleistoceno en materia musical.
El recinto lo habían montado bien, con las sillas debidamente separadas, y la posibilidad de remojar el gaznate, todo un lujo asiático en los tiempos que corren. Lástima que el personal de seguridad no estuviera ahí para llamar la atención a las molestas cotorras que nos importunaron durante gran parte del concierto. Es curioso, pero enseguida se apercibía a los que se levantaban la mascarilla más segundos de los permitidos, pero en cambio con la contaminación acústica había manga ancha total, a pesar de los riesgos que también implicaba para la salud física y mental.
Que aquello se trataba de un show perfectamente meditado de Rulo y La Contrabanda lo dieron a intuir con ese comienzo sosegado con el vocalista interpretando “Mi Cenicienta” al piano en formato intimista. “Todavía” reincidió en el poso reposado y al escuchar la letra uno se preguntó si no estaba en realidad en un concierto de Joaquín Sabina. Dicho esto sin ánimo absoluto de desprecio hacia el genio de Úbeda, uno de los grandes letristas que tenemos en este país, pese a quien pese.
Ya para la tercera pieza salió la banda al completo para “Como Venecia sin agua”, a la que dotaron de cierto sabor americano y además adaptaron a la incertidumbre pandémica al desear que “no se muera nadie más, por favor”. “Estamos hartos de sentir miedo”, decía Rulo a un entregado respetable compuesto mayoritariamente por chavalas en la flor de la vida y sus respectivos progenitores. Disipó temores con “Mal de altura”, otra pieza lenta pero con cierto aire a Fito & Fitipaldis y que sin duda en las distancias cortas gana enteros.
Nos confesó el carismático cantante que andaban “acariciando y arañando en cada ciudad” y ya nos animamos porque imaginamos que vendría algo más rockero. En efecto, se trataba de “Me gusta”, todo un temazo de rock comercial a lo Bryan Adams y de las que más lucen en directo. “Me quedo contigo” siguió la racha con su rock edulcorado, asistentes emocionados hasta la extenuación y palmas a tope. “No soy muy dado a recomendaciones, pero si encontráis una persona que os vuele la cabeza, agarraos a su alambre”, dijo Rulo antes de aquella canción que iniciaba su trabajo ‘El doble de tu mitad’. Si por ahí había alguno que pensaba que estaba en un concierto moña, cambiaría de inmediato de opinión.
“Como a veces lo hice yo” era otro trallazo con efluvios a Los Rodríguez que impidió que decayera la atención. Y se acordaron de los caídos en combate en “Heridas del rock & roll”, en particular de “dos personas que se fueron prematuramente”, Boni de Barricada y Pau Donés (Jarabe de Palo). Una pena que el cacareo incesante de unas tipejas que teníamos detrás desluciera bastante el resultado. En efecto, hay gente que va a los conciertos solo a cotorrear.
Menos mal que “Por verte sonreír” mandó callar a todo quisqui y ya pudimos disfrutar algo más de “Verano del 95”, otro corte con fragancia a Fito & Fitipaldis a la legua, pero que también en vivo les queda resultón. “Para mí, lo emocional es una retirada a tiempo”, nos confesó Rulo antes de “The End” y de pedir “cantar hasta la afonía”.
Sin demasiada pompa abandonaron el escenario, pero no tardaría en regresar el voceras en modo íntimo para “Noviembre”, una letra que le valió asimismo para lanzar un “¡Viva el norte!” que agradeció la concurrencia. Se notaba que “Polaroid” era un capricho particular de artista, pero no pasa nada, uno también debería tener derecho a pegarse el gustazo de vez en cuando. “Este formato de salón de casa me permite tocar la joya del disco”, afirmó para disipar dudas.
“¿Echamos una más?”, retó Rulo al personal. Alguna chica gritó: “¡Buscando en la basura!”, en referencia al tema del mismo título de La Fuga. Ya podría ser, pero no caería esa breva. Se decantaron en su lugar por “Pa aquí, pa allá”, que no está mal, aunque en ese disco interpretar la de “Majareta” sí que hubiera sido un puntazo.
Desde luego que se curraron los bises, porque todavía continuaron con “La cabecita loca”, todo un himno en la trayectoria en solitario de Rulo. Y “32 escaleras” puso la guinda de una manera bastante aceptable, pese a que quizás se hubiera agradecido más alguna pieza pretérita de La Fuga, como por ejemplo la que decía antes la chica. Bendita juventud.
Pues nos sorprendió muy gratamente toparnos con un bolo tan equilibrado, una cita repleta de esas caricias y arañazos que siempre son tan necesarias para desenvolverse en la vida. Todo un alegato en contra de los de blanco o negro, o contigo o contra mí y demás absurdas polarizaciones que soportamos en la actualidad. Que nunca falte una de cal y otra de arena, como diríamos a la vieja usanza.
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2 comentarios
No dudo de que RULO como FITO al igual que el resto de músicos de LA CONTRABANDA dieran un buen concierto pero el rollo comercial de este grupo no me llena para nada además se me hace raro viendo a FITO tocando el bajo con lo cañero y bueno que era con la guitarra en sus dias potentes con la formación clásica de LA FUGA.