Crónicas
Rammstein: Llamaradas bajo la lluvia
«Los de Till Lindemann dieron un espectáculo impecable. Rammstein es una de esas pocas bandas de las que sabes qué esperar y, aun así, siempre te ofrecen un poquito más. Quizás ese sea el secreto del éxito»
11 junio 2024
Estadi Olímpic, Barcelona
Texto: Cristina Gutiérrez. Fotos: Irene Serrano
Lejos queda la última vez que los alemanes Rammstein pisaron tierras catalanas. Durante el caluroso junio de 2019, Cornellà se llenó de cánticos y fuego, dejando cómicamente horrorizada a más de una familia que paseaba tranquilamente por el cercano centro comercial Splau. Después de añadir solo dos fechas españolas a su "Europe Stadium Tour" (con sold out prácticamente instantáneo), y pasar hace unos pocos días por Donostia, le tocaba el turno a la capital catalana.
El preludio de una esperada noche
El lugar escogido para la ocasión fue un Estadi Olímpic lleno hasta arriba que los germanos han decidido compartir con las pianistas Abélard. Igual que ya hicieron en Cornellà con Duo Jatekok, queda claro que su estilo a la hora de dar conciertos no es como el resto de grupos. Cualquier otra banda habría indicado la presencia de teloneros en el cartel del evento, pero es que Rammstein son poco convencionales hasta en eso. Ellos no ofrecen teloneros per se, sino música de acompañamiento para hacer más amena la espera mientras acaba de entrar todo el mundo. Algunos podrán estar de acuerdo, otros menos, pero, ¿quién va a cuestionar a Rammstein después de tantos años en la cima?
Abélard, igual que Duo Jatekok en su momento, deleitó a los que allí estaban con unas ligeras covers a piano de los germanos. Un resultado dentro de lo esperado, con unas versiones distintas de las canciones de siempre.
Llega lo grande
Y ahora sí, descendiendo en ascensor desde lo alto de una torre coronada por el reconocido logo de la banda, aparecieron por fin las estrellas de la noche. Después de un rápido saludo al público y un petardazo, arrancaron con “Ramm 4”, una pieza que ya habían tocado a mediados de los años 2010 y que ahora han decidido recuperar como intro para sus shows.
A pesar de la lluvia torrencial que caía esta noche en Barcelona, nada frenó a un público ataviado de chubasqueros y paraguas. Toda la masa saltó como si fuese un solo ser cuando empezaron a sonar las primeras notas de “Links 2-3-4”. Un denso humo empezó a aparecer y, al menos desde donde yo estaba, apenas se podía apreciar a Till Lindemann. Pero lo importante era oírle, y qué voz después de treinta años sobre los escenarios.
Con unos cuantos petardos más dieron paso a “Keine Lust”, seguida rápidamente de “Asche Zu Asche” y “Sehnsucht". Esta canción tiene un significado especial esta vez, ya que pertenece al disco que la banda presentó la primera vez que visitó España. En esa ocasión fue en la modesta sala Garatge Club de Barcelona. Hoy, 27 años después, han vuelto girando en un tour en el que solo aparecen nombres de estadios.
¿Pasados por agua?
Era solo la quinta canción y la banda ya estaba empapada, pero nada que no arregle un poco de fuego, ¿no? Con “Mein Herz Brennt” llegó el fuego de verdad. Empezaron a salir llamaradas por todo el escenario y de las torres diseminadas estratégicamente en pista mientras el público (nada más y nada menos que 52.000 personas) coreaba el estribillo. Dejamos atrás el rojo que ha predominado hasta ahora sobre el escenario y pasamos a un frío azul para dar la bienvenida a “Puppe”. Eso sí, con una llama en la zona superior, porque Rammstein no es Rammstein sin fuego. Y por supuesto, cañones de humo y (mucho) confeti.
“Wiener Blut” pasó un poco desapercibida, pero más bien porque el listón ya estaba bastante alto y ese corte no daba tanto juego. Aun así, la atronadora voz de Till, junto con el sonido de sus compañeros de banda, se convirtió en una perfecta y mágica amalgama visual de luces y música. Efectivamente, los shows de esta gente no son para epilépticos.
De golpe aparecieron un montón de luces de móviles para acompañar el inicio de un ”Zeit” ejecutado de forma magnífica. La canción fue subiendo de intensidad, acompañando los ánimos de un público que lo estaba dando todo desde el primer segundo, demostrando con el puño en alto que seguían al pie del cañón.
Un poco de techno…
La banda se tomó un descanso mientras de Richard Z. Kruspe se lució con su remix de “Deutschland” y cuatro figuras ataviadas con monos luminosos bailaban a su son. Obviamente, este fue el preludio de esa misma canción, esta vez interpretada por los germanos, que aparecieron de nuevo en el escenario, haciendo que el Estadi Olímpic se rompiese en mil pedazos. El metal industrial de Rammstein mantuvo a todo el mundo hipnotizado mientras sonaban los acordes de “Radio”, que marcó la mitad del concierto. Aun quedaba mucho por delante.
…y un poco de metal
Llegó el turno de la esperada “Mein Teil”, en la que Till suele sacar su lado más teatral y convertirse en un cocinero con un cuchillo a modo de micro. No podía faltar el caldero enorme, dentro del cual acabó Christian Lorenz siendo cocinado, primero por una pistola lanzallamas y luego a base de cañonazos de fuego. Quién diría que los germanos tienen cierta predilección por el fuego. Siguieron con una frenética “Du Hast” que hizo enloquecer al público, con un fuego tan cercano e intenso que podría haber quemado las pestañas de los que estaban en primera fila.
El estadio se llenó de fuegos artificiales perfectamente sincronizados que se dirigieron de las torres del escenario a las torres de la pista, las cuales respondieron con llamaradas y más fuegos artificiales, volviendo de nuevo a las torres del escenario para acabar muriendo en unos fuegos artificiales al cielo. Un espectáculo como nunca antes había visto. Ya con olor a pólvora en el aire, la cosa se puso seria y apareció el fuego de nuevo con “Sonne”. Las llamaradas fueron tan potentes que todos los que allí estábamos podíamos sentir el calor en nuestras caras a pesar de estar lejos del fuego.
Con esta, la banda se despidió mientras el público pedía más, aunque sabía que los chicos necesitaban unos minutos de descanso. Mientras, el cámara jugó un poco con el público, que saludaba entre vítores a la par que aparecía alguna que otra mujer sin camiseta. A modo de anécdota, el que sí dio mucho juego fue un muñeco de Elmo que estaba entre los asistentes.
Se acerca el final
Después de pedir por las pantallas que todo el mundo activase la linterna del móvil, Rammstein volvió con “Engel”, dando inicio al bis. Una versión dulce a piano, acompañados de Abélard. Lo hicieron desde el micro escenario situado en un lateral del recinto, pero claro, tenían que volver al escenario principal. ¿Cómo? Con tres balsas que navegaron por encima de unos cuantos asistentes que tuvieron la suerte de devolver a los germanos al lugar al que pertenecían. Nada más llegar, siguieron con “Auslander”, a cuyo videoclip recordaron las balsas, mientras la lluvia, que había amainado, volvía a caer con fuerza. En medio de la canción, Till espetó un "te quiero puta" que arrancó una carcajada a más de uno.
La pista estaba extasiada y se vino arriba con la potente “Du Riechst So Gut” y la atrevida “Pussy”, que llegó, cómo no, con Till subido al mítico cañón con forma fálica, lanzando cantidades ingentes de "confeti" sobre el público. El show estaba en su recta final y el ambiente se tornó un poco más emotivo con “Ich Will”, seguido de “Rammstein”, que, cómo no, tenía que ir acompañada de muchísimo fuego. No por nada lleva el nombre de la banda.
La escogida como broche final fue “Adieu”, una pieza del último disco de los germanos hasta el momento, que no les viene nada mal como despedida.
La verdad es que seguro que algo mejorable se le podría encontrar al show, alguien con más oído que yo podría notar algún desafine o quizás un exceso de rimbombancia visual para paliar algún que otro defecto musical, pero por lo que a mí respecta, los de Till dieron un espectáculo impecable. Rammstein es una de esas pocas bandas de las que sabes qué esperar y, aun así, siempre te ofrecen un poquito más. Quizás ese sea el secreto del éxito.
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2 comentarios
Pedazo de resumen hacia el gran concierto a base del mejor y mas potente Metal Industrial que se curraron los históricos RAMMSTEIN en Montjuic.
Obra maestra.
.una pena el estadio...la acústica no era buena...
Son alemanes y profesionales...sólo ellos pueden superar los problemas