Crónicas
Nuevo Catecismo Católico + Flash en Bilbao: Fuego abrasador
«Da igual que cada pocos meses vuelvan por estos lares, quizás es que en el fondo se trate de algo necesario a nivel mental, como la revisión anual del dentista u otro tipo de compromisos médicos. Siempre agradará adentrarse en esta suerte de refugio sónico a salvo de cotorras y otras inclemencias.»
20 abril 2024
Nave 9, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Nunca viene mal contar con un puñado de certezas absolutas que sirvan de guía en tiempos de confusión y zozobra. Esos faros que iluminan el camino a los que uno puede recurrir para reubicarse en el universo cuando se produzca algún tipo de desajuste exterior o interior. La estrella polar sobre la que se muevan el resto de constelaciones.
Bueno, quizás la influencia de los donostiarras Nuevo Catecismo Católico en el panorama musical no llegue a tanto, porque siempre han sido más de ir a su propia bola. Pero no cabe duda de que han marcado un estilo y una manera indiscutible de hacer las cosas encima de un escenario. Frente a vendedores de humo y pesados de las palmas, salvaje actitud punk para reinar en las distancias cortas y propagar todo un evangelio de bolos arrolladores.
Habían estado en la capital vizcaína hace escasos meses junto a las promesas locales Head Holes, pero siempre entraba con fundamento un recital suyo en la intimidad de la Nave 9. Si tienen algo bueno, es que no suelen repetir repertorio, por lo que el atractivo en ese sentido estaba garantizado. Además, como novedad, estaban a punto de sacar un EP compartido con Jeff Dahl.
A pesar de la infinidad de veces que han estado por estos lares, como confesaron en un momento de la velada, siguen conservando un importante nicho de fieles que les acompaña casi en cualquier sala o garito, sea grande o pequeño. Acudir a sus conciertos podría decirse que es una cuestión de militancia.
Les acompañaron en esa ocasión otros oficiantes a velocidad supersónica como los también guipuzcoanos Flash, que se cascaron un bolo frenético que pasó en un abrir y cerrar de ojos. Con un vocalista inquieto y una banda que podría volverse loca en cualquier momento, dejaron caer bombas sonoras del calibre de “Unidos”, con un distinguible aroma tanto a Nuevo Catecismo Católico como al guitarreo escandinavo en la escuela de Turbonegro. Inmensos, fue como tomarse un chupito de trago. Reconstituyente total.
Podrían haberse acomodado como vulgares funcionarios por sus frecuentes visitas bilbaínas, pero Nuevo Catecismo Católico continúan dejándose la piel como si se tratara de su primer bolo. Y lo mejor de todo es que se acude a sus conciertos con expectación y sin saber a ciencia exacta lo que nos deparará la noche en cuestión de repertorio. La vez anterior se les quedó en el tintero algún que otro himno, en esta ocasión no habría tantas sorpresas, pero el resultado final sería igualmente disfrutable.
Ya desde el comienzo desplegaron artillería pesada del calibre de “Quizá no haya mañana” o “Queremos la verdad”, su recordada pieza pandémica. Lo siguiente tampoco tuvo desperdicio con “Detrás de tu mirada”, “Noise! Noise!” o “No quiero obedecer”, punta de lanza para meter en el trepidante show hasta al más despistado. La peña viene habitualmente con la lección aprendida y hasta me atrevería a decir que apenas se ven esos molestos teléfonos móviles que pululan en otro tipo de conciertos.
Los bloques de tres temas en los que dividieron el repertorio resultaron demoledores uno tras otro. Si el anterior nos dejó con el culo torcido, el siguiente ponía el listón alto con “La huida” o el impepinable “Tú y yo podemos comprenderlo”, con la muchedumbre volviéndose loca en el solo del guitarrista Luiyi. Miramos entonces hacia atrás y la multitud parecía copar hasta la última esquina del garito, y eso que en un inicio pensamos que no íbamos a estar muy apretados.
Las gargantas se mantuvieron en el punto óptimo con “Prefiero estar en el suelo”, no sin que el vocalista Gonzalo elogiara a los teloneros llamándoles “jóvenes promesas”. Allí no tenían ningún sentido esos seres que encontramos a veces en otros bolos que piden mayor velocidad, pues alcanzaron una marcha considerable con “Prefiero estar en el suelo” o “En llamas”, en la que los ánimos anduvieron tan exaltados que hasta un espontáneo se lanzó al público de la emoción.
“Incontrolable” podría valer para resumir la atmósfera predominante en ese tramo. Y con el personal comiendo de la mano, Gonzalo dijo que no estaban ahí por el dinero, sino por puro amor, porque “os queremos”, en sus propias palabras. “Aquí llega Dios” ejerció de ramo de flores o carta perfumada para los fanáticos del rock congregados en aquella eucaristía.
La espídica “Odio la velocidad” colmaría las ansias de los fieles aficionados a la tralla supersónica en un mundo ideal, pero los bises se tornaron obligados a petición estruendosa del respetable. “No soy un criminal” cumplió de sobra las expectativas, y a modo de guiño a los sibaritas del punk, rescataron “Why She’s A Girl From The Chainstore?” de Buzzcocks, uno de esos detalles que de vez en cuando tenían con los veteranos. Se nota que su pasión por la música era realmente genuina.
Da igual que cada pocos meses vuelvan por estos lares, quizás es que en el fondo se trate de algo necesario a nivel mental, como la revisión anual del dentista u otro tipo de compromisos médicos. Siempre agradará adentrarse en esta suerte de refugio sónico a salvo de cotorras y otras inclemencias. Sentir, evocando el título de su último directo, ese fuego abrasador tan reconfortante por su familiaridad.
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1 comentario
Pedazo de resumen hacia el gran concierto por parte de NUEVO CATECISMO CATÓLICO a base del mejor Punk Rock Combativo junto a FLASH como digna banda telonera en dicha sala bilbaina.