Crónicas
Marky Ramone’s Blitzkrieg + Doble Fuerza en Bilbao: Un descomunal aporte de energía
«Fue como cuando entras en un bar y te metes unos cuantos chupitos para ponerte a tono, un descomunal aporte de energía para lo que queda de mes, y si me apuras, hasta de año. Para repetir mañana mismo.»
9 noviembre 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
El movimiento punk trajo consigo una postura alejada por completo de los divismos de las estrellas de rock de la época. Frente a los estirados que se creían superiores solo por saber tocar un instrumento de una determinada manera, la sencillez como valor supremo, algo que se reflejaba del mismo modo en la actitud y apariencia austera sobre las tablas. Vaqueros raídos y eternas chupas de cuero pueden transmitir más que un exclusivo traje o vestido diseñado por cualquier figura relevante del mundo de la moda.
Es curioso que un grupo como Ramones, del que proliferan camisetas casi como hongos, en realidad fuera una de las bandas más antipostureo de la historia de la música, pues su sobria vestimenta se convirtió en un emblema tan importante como el grito de guerra “Gabba Gabba Hey” o su mítico símbolo popularizado y profanado hasta la extenuación. Quizás por todo ello los de Queens se transformaron en un combo realmente querido por una afición que no entendía de estilos, sino de agallas.
Sigo pensando que el día en que ya no suenen canciones de Joey Ramone y compañía en directo se habrá perdido algo tan gordo como cuando el extraterrestre David Bowie dejó este mundo. De esta forma, no cabría entender la labor de Marky Ramone’s Blitzkrieg como la de un simple tributo, sino como un homenaje a los músicos que ya no están y a los que todavía se recuerda junto a su legado.
No podría existir mejor acompañante para una noche gloriosa en la bilbaína sala Santana 27 que los ramonianos hasta las cachas de Doble Fuerza, que se formaron en Quilmes (Argentina) allá por 1987, que se dice pronto, y son toda una referencia del punk en su país junto a Dos Minutos o Attaque 77. La huella de Ramones se siente en piezas como “Canción de libertad” o “Porque no me llamas”, aunque esta última también podría recordar a los maravillosos Airbag de Estepona, F.A.N.T.A. y demás discípulos patrios que recogen las enseñanzas de los de Forest Hills.
Ni desperdicio tuvo su recital trepidante en el que incluyeron una versión en castellano de Cock Sparrer, “Laburando”, o temazos del calibre de “Sola” o “Aloha!”. Faltó el bajista Pepe Bombs porque ese día tenía bolo con su otra banda, Turbofuckers, pero seguro que Hugo Irisarri y los suyos ganaron esa noche muchos nuevos fans. ¡Aguante el punk argento!
Entre tanto concierto con palmas y demás mierdas de poperos para perder el tiempo, a un servidor es que se le saltan las lágrimas con un bolo a velocidad supersónica como el planteado por Marky Ramone’s Blitzkrieg, que fue como un tiro desde que abrieran la caja de los truenos con el “Do You Wanna Dance” de Bobby Freeman. Era uno de esos conciertos en los que si vas al baño o a la barra ya te has perdido tres o cuatro temas, una clase magistral de buen hacer sobre el escenario para no perderse detalle.
La peña venía con la lección aprendida y enseguida entró al trapo de himnos como “Commando”, “Beat on the Brat”, “We’re A Happy Family” y así hasta una treintena de temas ejecutados con una premura impresionante, a veces incluso uno dudaba si no iban hasta más rápido que los Ramones en su día. Lo que sí que es diferente, pero para mejor, es la inmensa presencia del frontman Pela, que sí que se mueve bastante más que Joey Ramone y aporta al repertorio una contundencia que sorprendía a neófitos no familiarizados con su trayectoria en Sumisión City Blues o La Excavadora. Lo habré dicho cien mil veces, pero sigue siendo de lo mejor que se puede ver encima del escenario junto al coloso Txarly Usher, dos discípulos de Iggy Pop cien por cien.
Ya les habíamos visto el pasado abril en Vitoria, pero lo vivimos como si nunca hubiera sucedido aquello. Escuchar en directo “I Just Wanna Have Something To Do” nos hace temblar hasta las canillas y no menos escalofríos provoca “I Wanna Be Well”, que quizás no sea de sus temas bandera, aunque en Ramones incluso caras B como “Slug” son auténticas joyas. Ojalá en el futuro rescaten alguna de estas para el repertorio.
El jefe Marky aporreaba impertérrito la batería mientras de vez en cuando mascullaba alguna canción. ¿Para qué más? Estamos hablando de un tipo que ayudó a cimentar el sonido de Ramones, no tiene nada que demostrar a estas alturas, ya es suficiente solo con ver a esta leyenda oficiando con su inconfundible toque. Vale que Tommy fuera el primer batería, pero Marky estuvo en el grupo mucho más tiempo. Al César lo que es del César.
“Rockaway Beach” fue casi de récord por su velocidad y muy bien les quedó del mismo modo la onomatopéyica “Surfin’ Bird”, original de The Thrashmen, con la preceptiva parada incluida. “I Wanna Be Your Boyfriend” es otra de saltar lágrimas, más todavía si la tocan como un enérgico medio tiempo, y me vuelven a faltar palabras con “I Believe in Miracles”, qué temón, dios.
“Pet Sematary” necesita cierto dramatismo para que suene creíble, pero Pela lo bordó en la interpretación. “¿Una de amor o qué?”, nos propuso antes de “Needles & Pins”, otra versión que Ramones hicieron bastante suya, y concatenaron un trío soberbio con “I Wanna Be Sedated”, “Suzy Is A Headbanger” y “Oh Oh I Love Her So”. Para desfallecer.
No faltó la playera “California Sun” o la nihilista “I Don’t Wanna Walk Around With You” y no se podían obviar tampoco “Pinhead”, con su famoso grito de guerra “Gabba Gabba Hey!”, o “Cretin Hop”. La homónima “R.A.M.O.N.E.S.” puso la guinda final a un concierto que pareció más bien una prueba de resistencia, con los argentinos Marcelo Gallo, clavado a Dee Dee Ramone, y Martín Sauan pegando saltos a cada cual más alto.
Tras una pausa de unos cinco minutos, Marky y sus compinches regresaron para marcarse unos bises que en realidad eran una tacada de temas que comenzaron con la pregunta de Pela: “¿Una de amor o una de violencia?”. La respuesta de la peña fue tan del agrado del vocalista que dijo: “Así me gusta”, antes de arrancarse con la apisonadora “You’re Gonna Kill That Girl”. “Glad To See You Go” o “Listen To My Heart” certificaron la pechada física que se estaban pegando antes del broche definitivo con la coral “Blitzkrieg Bop” para echar el resto.
A la salida nos encontramos con el activista musical Javi Rubio, que nos dijo: “Vaya chute, ¿no?”. En efecto, había sido una proeza digna de unos artistas con un aguante descomunal, tienen que acabar reventados con ese repertorio sin apenas tregua. Fue como cuando entras en un bar y te metes unos cuantos chupitos para ponerte a tono, un descomunal aporte de energía para lo que queda de mes, y si me apuras, hasta de año. Para repetir mañana mismo.
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1 comentario
Pedazo de resumen hacia el gran concierto de MARKY RAMONE y sus buenos músicos a través de estos clásicos de los históricos RAMONES en la Santana 27 bilbaina.