Crónicas
Los Mejías + Oktopussy: Defensores del ska
«Dos actuaciones cortas pero intensas supieron hacernos sonreír con su ritmo festivo; esperamos ver un nuevo lanzamiento muy pronto y que la fiesta del ska no pare nunca gracias a bandas tan profesionales»
25 octubre 2024
Café La Palma, Madrid
Texto: David Torrecillas. Fotos Naia van den Berg
Con un ambiente lleno de alegría, como no podía ser de otra manera en un concierto de Los Mejías, donde las sonrisas y el buen rock inundaban la sala por completo, el combo segoviano nos entregó un concierto mágico, en el que disfrutamos sus fantásticos temas. Este grupazo acaba de sacar un EP titulado ‘La belleza de lo sencillo’, y vino a presentárnoslo acompañado de la banda Oktopussy.
Su genialidad en el escenario hizo que nos quedáramos pasmados al observar cómo se desenvolvían entre la clásica alineación de bajo, guitarra, cantante y batería junto a los metales propios de géneros como el ska, trompeta, saxofón y trombón, que forma parte de su arsenal haciendo que su sonido sea incomparable, tanto en sus producciones como en sus actuaciones en vivo, logrando que bandas como esta sean tan curiosas y gratificantes de escuchar.
El espectáculo transcurrió en el Café La Palma, y con el lugar a reventar, nos quedamos expectantes por ver cómo nos sorprendería este grupazo. Con mucha puntualidad, Los Mejías tomaron el mando de la noche y dominaron el escenario, siendo los primeros en empezar. Sin más dilación, la intro comenzó y se hicieron sonar las potentes notas de “Ajedrez”. Con este tema nos dieron la bienvenida y pudimos ver cómo se desenvolvían ahí arriba, ya que no es fácil mantener el orden con tantos músicos en el escenario.
Lo que pudimos oír fue una rockera combinación instrumental que hizo aún más épico el show. Además, al ritmo de sus canciones de ska, la marcha no dejaba de estar presente en la velada; este género, con su ritmo hipnotizante, es clave en la banda, siendo una de las herramientas indiscutibles de su creatividad.
Continuamos la noche con las canciones “Los malos del cuento”, “La del moro” y “Coraza de cristal”. Ellos mismos disfrutaban del espectáculo como niños; sus sonrisas contagiaron a las nuestras y sus sentimientos se transmitían a través de sus letras, lo que hacía que entendiéramos lo que querían expresar más fácilmente.
El repertorio estaba lleno de canciones de su último lanzamiento, publicado este mismo año, pero también tocaron temas de sus dos anteriores obras, 'Teoría de la involución' y 'Viaje en busca de la cordura'. Se movían por todos lados, a pesar de la cantidad de personas en el escenario, como si estuvieran en su casa celebrando un fiestón.
Pero esa celebración fue para nosotros, y continuó con “Poema herido” e “Involución”, temas con un ritmillo de pura alegría, como la mayoría de canciones, inclusive las baladas fueron temas que transmitían felicidad. Gran parte de las canciones van de temas que te animan de un modo u otro a cantar y saltar, ya sea por su letra o por la manera en la que la representan.
El show continuaba, y las tres siguientes canciones dieron un empujón a la gente para disfrutar y colaborar con el grupo. Los temas llevaban por título “Federico”, “La voz del pueblo” y “Ay mamá”, en el cual colaboraron con uno de los cantantes más prodigiosos del rock hispanohablante, el mismísimo Fernando Madina de Reincidentes.
Se notaba que el show estaba bien preparado; cada interacción con el público, los juegos entre ellos, el momento exacto para empezar cada tema y cómo cantaban eran elementos que mostraban el esfuerzo y dedicación que ponen en sus conciertos, preocupándose por enseñar sus temas a una audiencia que saben que puede apreciar la verdadera música como es debido.
La banda nos agradecía constantemente los bailes, las sonrisas y el haber asistido para verlos, ya que les encantaba que la gente cantara sus temas y, aún más importante, que les causaran felicidad. El show estaba por terminar, y tocaron “El secreto de la vida” para cerrar el concierto con broche de oro.
Tras este gran repertorio lleno de alegría y celebración, Los Mejías se despedían, dándonos paso al siguiente grupo. Fran en la voz, Javi en la guitarra, Rubén en la batería, Javi en el bajo, Fernando en el saxo, Gustavo en la trompeta y Jaime en el trombón nos ofrecieron el mejor show de ska que he visto en años. Vaya pedazo de combo; sin duda les esperan grandes cosas en el mundo del rock, el auténtico rock al más puro estilo de Los Mejías.
La siguiente banda, Oktopussy, también era numerosa. De hecho, incluso más que el combo anterior, contando nada más y nada menos que con ocho músicos: un batería, dos guitarras, un bajista, dos cantantes, un trompetista y, para sorpresa de muchos, un DJ. Este repertorio también estaba lleno de sorpresas traídas de la discografía de la banda, que cuenta con tres álbumes, uno de ellos lanzado este mismo año bajo el nombre de 'Vino verde'.
El escenario, la verdad, estaba tan abarrotado como la propia sala, pero el sonido era brutal. Como mencioné antes, a mayor cantidad de músicos, mejor parecía llegar a ser el sonido. El combo de ska y punk rock decidió comenzar su repertorio con los temas “Enlutadas”, “Mentes” y “Vaso Derramado”, tres excéntricos temas que, como no podía ser de otra manera, mantuvieron la alegría en la sala al ritmo de los versos.
Estos temas estaban cargados de letras sobre la buena fiesta, su propia cultura y la buena vida del rock. Todos los que estábamos allí cantábamos a pleno pulmón las canciones como si nos las supiéramos desde pequeños. Siguieron con “Pasa la vida”, “Mi patria” y “Vino verde”, y jugaron con nosotros, haciéndonos agacharnos para luego saltar, convirtiendo el lugar en un sitio de pura locura.
Los guitarristas hicieron un trabajo excelente y, personalmente, me gustó la manera de tocar de Hugo, encargado de la guitarra eléctrica y acústica. Hacía mucho que no veía a un guitarrista así; podría entrar en una banda de metal o thrash sin problema. Solo hace falta analizar su manera de tocar: veloz, épica y, lo más importante, limpia.
Siguieron con “Supervisa”, “Ratatá” y “Despierta”, llegando ya a la mitad del espectáculo. La gente aclamaba a la cantante, Cristina, quien interactuaba de manera cercana con el público, haciéndolo reír y respondiéndole cada vez que le decían algo. El grupo aprovechó para agradecer no solo a nosotros, sino también a su productor, que esa noche también estaba presente.
Tras los aplausos, comenzaron los últimos temas del repertorio: “Mi gente”, “Barrio” y “Brilla el sol”, en los que se presentaron uno a uno y donde los últimos alientos de diversión se manifestaron en los mosh que se formaron, a los cuales se unieron algunos miembros del grupo y cada una de las personas presentes. Para nuestra mala suerte, llegó el momento de despedirnos del grupo.
Estas dos actuaciones fueron cortas pero intensas, y con un repertorio de no más de doce canciones supieron hacernos sonreír con su ritmo festivo tanto Oktopussy como los maravillosos Los Mejías. Esperamos ver su nuevo lanzamiento muy pronto, y que la fiesta del ska no pare nunca gracias a estas profesionales bandas.
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