Crónicas
Lendakaris Muertos + Ultimátum en Bilbao: Un compendio de sabiduría vital
«Un auténtico reconstituyente en los tiempos que corren contra esos absurdos onanismos instrumentales y palmas verbeneras que tanto pululan en los recitales de otra gente. Aquí uno no se aburre ni medio segundo.»
9 marzo 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Existen grupos que encierran un reseñable número de enseñanzas fundamentales para moverse por la vida. Es el caso de Ilegales, que nos legaron lemas como “Todo lo que digáis que somos, lo somos y aún peor” o Siniestro Total, con una notable ristra de lecciones en sus primeros discos, como que “Todos los ahorcados mueren empalmados” o que “Más vale ser punki que maricón de playa”, pero que nadie se escandalice, ‘Ante todo mucha calma’.
En la discografía de los navarros Lendakaris Muertos encontramos una cantidad semejante de magisterio. Aprendimos que hay que llevar siempre un “Detector de gilipolleces”, presentarse en los lugares en “Modo Dios” o considerar la “Cerveza sin alcohol” una de las mayores inutilidades de la existencia humana. Y, por supuesto, recordar una vez más que “Estamos en esto por las drogas”.
Ha tenido que llegar una de las bandas más irreverentes del Estado para atreverse a hacer una canción sobre el hombre de la potra infinita Pedro Sánchez o para acordarse de la pobre mascota del camarada Pablo Echenique. Mucha libertad de expresión y jactarse de ser “el gobierno más progresista de la historia”, pero ahí sigue vigente la dictatorial Ley Mordaza. Ni una coma ha movido el que se lava la mano después de tocar a un negro.
Había ganas de ver en directo ese flamante cañonazo de cerca de quince minutos que se han cascado en ‘Mucho asco (casi) todo’, pero en un inicio parecía el ambiente desangelado en la bilbaína sala Santana 27. Por fortuna, el panorama cambió de un plumazo, por lo que Aitor Ibarretxe y compañía pueden presumir de poseer todavía intacto su impresionante poder de convocatoria. Si no agotaron entradas, poco faltaría.
Algunos, no obstante, se perderían a los aguerridos punks de Iruña Ultimátum, que calentaron la velada muy dignamente apuntando alto en “Majestad” y soltando bilis para regalar en “No al Estado policial”. Qué gustazo toparse con una banda de esas a la vieja usanza que no se andaba con medias tintas y seguía llamando a las cosas por su nombre. Como ráfagas de ametralladora caían sobre la concurrencia rotundas piezas del calibre de “Ciudadano anormal” o “Gasolina” y hasta evocaron el “Holiday In Cambodia” de Dead Kennedys. Más gente como ellos, por favor. Ah, muy fan de la camiseta de “Hijo de puta” del cantante.
Cierto es que los bolos de Lendakaris Muertos suelen ser muy parecidos unos a otros y no destacan precisamente por su innovación. ¿Pero a quién le importa eso mientras disparan a velocidad supersónica temazo tras temazo sin dar tiempo casi ni a pillar aliento? Resulta paradójico que un grupo que muchos consideran de coña al final se haya convertido en uno de los pocos estandartes en la actualidad del punk más ortodoxo, con temas que pasan casi como un suspiro. De hecho, se jactaron en su último disco de haberles quitado el récord a Napalm Death por la canción más corta.
Comenzaron aludiendo a esos días oscuros de la pandemia en “Lejía Conejo” o “Cóctel molotov al chivato del balcón”, un inicio trepidante que no tardó en explotar con “Fuimos ikastoleros”, donde se desfogaron las gargantas y el bajista lució capucha, como mandaba la tradición. Todo un baluarte de lo políticamente incorrecto.
Los pogos se incrementaron, así como el lanzamiento de líquidos, en “Pasau de rosca”, y también con novedades como “Tormenta de mierda”, que se acogió igual que un clásico, del mismo modo que otros de sus cortes más recientes. “Violencia en acción” mantuvo el dinamismo en un punto álgido y casi en karaokes colectivos se transformaron “Cómeme la franja de Gaza” o “Detector de gilipolleces”.
El regreso del miembro fundador y compositor de muchos de sus hits, Asier, a la guitarra ha añadido contundencia en directo, pese a que Iván se ha amoldado a la perfección al grupo y ya parece como si llevara toda la vida con ellos. No son necesarias virguerías para interpretar “Se dice Taitánic” o “Héroes de la clase obrera”, pero se agradece todo aporte adicional que contribuya a proporcionar más fuerza de la que ya poseen de por sí sus incontables himnos.
“Gaupasa o Spiz” voló la cabeza y pidieron a la peña hacer un wall of death con su ultracorta pieza “Mucho asco (casi) todo”. Pidieron chupitos al “fuertecito de la barra”, que era Txikitín de Ska-P, presente en el bolo, y se acordaron de los derechos de los animales en “Pablo Echenique”, otro de esos cortes que quizás provoque la ira de esas monjas contemporáneas que andan por ahí cercenando la libertad de expresión.
La cosa alcanzó una velocidad de crucero importante con “Drogopropulsado”, pero tuvieron que parar la tralla cuando Txikitín trajo los chupitos al escenario. Un brindis colectivo y todos a saltar con “Húngara Chúngara”. El pogo fue tan descomunal que incluso un zapato llegó hasta las tablas. El cachondo vocalista Aitor comprobó que no era de su talla y luego lo utilizó a modo de teléfono, como en los tebeos de antaño.
No podía faltar “Gora España” o “Ni si, ni no, ni todo lo contrario”, donde el frontman fue llevado en volandas hasta el último confín de la abarrotada sala. Y hubo todavía más tiempo de confraternizar con la afición en “Urrosolo Sistiaga”, con el tradicional gesto de rular el micro a la peña para que cantara aquello de “Esto no es para nada de política”, donde alguno aprovechó para practicar sus guturales death metal.
Tras perderse de vista Aitor entre la concurrencia, como era habitual, regresaron para rematar con el himno “ETA, deja alguna discoteca” y gozamos también del momento único de poder cantar la melodía de “Que te vote, Txapote” sin estar rodeado de fachas antes de “Sanchista y Jujano”. La enorme mascota del grupo tenía que aparecer al final sí o sí para “Oso panda”, pero en esta ocasión se topó con otro grandullón que le desafió, Txikitín de Ska-P. Duelo de colosos.
El compendio de sabiduría vital de Lendakaris Muertos sigue siendo imbatible en directo y provoca el mismo efecto que un chupito de whisky o cualquier otro lingotazo potente para ponerse a tono. Un auténtico reconstituyente en los tiempos que corren contra esos absurdos onanismos instrumentales y palmas verbeneras que tanto pululan en los recitales de otra gente. Aquí uno no se aburre ni medio segundo.
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1 comentario
Otro gran concierto por parte de una de nuestras mejores bandas de Punk Rock Combativo como son LENDAKARIS MUERTOS presentando su nueva placa de estudio en la Santana bilbaina. Muy buena banda telonera los ULTIMATUM los cuales estuvieron a la altura.