Crónicas

Leize + Hijos de Overon + Trago Mortal: Por más noches de ronda como ésta

«Reunión de amigos encima y debajo del escenario, y noche de rock n' roll y heavy metal de las que curan, sanan, alimentan el espíritu y rejuvenecen. Que nunca falten»

22 febrero 2025

Sala Revi Live, Madrid

Texto: David Esquitino. Fotos: Luca Vian (@lucavian.concert)

Siempre que toca Leize en Madrid acaba siendo noche de ronda (y loca pasión, si me permitís el guiño con la propia canción). Aunque de primeras podamos tener una mínima reticencia a volver a ver a los grupos que ya has ido tantas veces a sus conciertos, después la realidad cae por su propio peso y, una vez más, allí estás melena al viento, puño en alto y cantando himnos.

Leize

Celebrando 40 peldaños, y pasos y kilómetros recorridos, los de Zarautz (Gipuzkoa) nunca fallan. Lo sabemos bien los seguidores que llevamos detrás de ellos tantos años ya y que nos juntamos al menos una vez al año (o dos o tres o las que encarten) en cualquiera de los conciertos de los de la sima. Recordemos que “leize” en vasco significa “grieta o sima”, y se pronuncia “leisse” (como aclaración).

Reunión de amigos encima y debajo del escenario, y noche de rock n' roll y heavy metal de las que curan, sanan, alimentan el espíritu y rejuvenecen. Que nunca falten. Pero antes vamos con las dos bandas que comenzaron la velada que, tras algunos cambios por diversos motivos, finalmente fueron los rockeros Trago Mortal para abrir, y los segovianos heavy y powermetaleros Hijos de Overón. Que no falte la variedad estilística coherente en los conciertos de postín.

Trago Mortal

No tenía muy controlado a este grupo tan chulo de Talavera de la Reina, y me gustó mucho conocerlo abriendo la noche en este caso. Cierto que, al empezar pronto, a eso de las 19:30, y con la gente aun llegando o entrando a la sala, no tuvieron el calor merecido, pero dejaron buen sabor de boca y muestra sobre las tablas de que es un grupo a seguirle la pista.

Trago Mortal

Dos generaciones en la banda, con conexiones familiares de hecho, mucha base de Guns N' Roses en el sonido y sobre todo buenas canciones y buen hacer sobre el escenario, que en realidad es lo importante. Desde el veterano frontman al frente, Josetxu, hasta alguno de sus vástagos al bajo y guitarra solista (sombrero, melena, tatuajes "a la Slash" en ristre), pasando por un joven pero potente batería rockero, una banda que sonaba muy bien y a la que tendremos en nuestras oraciones e intenciones para próximos conciertos en los que tengamos la suerte de cruzarnos.

Para hacernos una buena idea del sonido de Trago Mortal, deciros que se marcaron dos versiones cojonudas tanto del “It's So Easy” de los Guns, cantada por el bajista, Jesús (¡con 17 añitos!), como de una de mis canciones favoritas de Barricada, como es aquel gamberro “Haz lo que quieras” con Josetxu “emulando” de maravilla al Drogas a las voces. Pero en realidad sus temazos propios tienen todo para funcionar, como la propia “Camisa rota”, muy guitarrera y que me gustó mucho.

Trago Mortal

Maestros en perversión con sus canciones, no nos dejaron mala impresión precisamente, así que nunca te calles cuando una banda te ha dejado tan buen feeling. ¡Muy bien!

Hijos de Overon

Ya con más gente en la sala, nos sorprendían los segovianos con heavy y power metal nacional, en una propuesta tan alegre como potente, pero sobre todo de calidad. No en vano, llevan unos quince años por aquí y, visto lo visto, no les falta ni calidad ni entusiasmo para seguir funcionando. Se nota que la formación actual lleva tantos años juntos porque la complicidad entre ellos, tablas y saber hacer sobre el escenario era palpable desde el momento en que se subieron al escenario. Eso sí, en este caso les ayudó Fernando Díaz, que su batería habitual no podía tocar esa noche.

Hijos de Overon

Quizás los viejos rockeros que comenzamos a escuchar a Leize hace treinta años, si no directamente los cuarenta mentados, de primeras podíamos conectar menos con un grupo de base más power, pero en realidad fue una buena simbiosis entre ellos y los presentes. Y los que habían ido a ver exclusivamente a los protagonistas estaban detrás, en la barra, tomándola y sencillamente mirando el buen hacer de los segundos teloneros, y opinando de ellos con buenas palabras, que no siempre ocurre.

Reconozco que, de primeras, me sorprendió un poco la variedad estilística dentro de la banda, a la que hacía tiempo que no veía. Todo ello con su cantante (y excelente frontman, por cierto) más cercano a ese punto que puede tener Rafa Blas en la actualidad o podía tener José en su momento en Mägo, un guitarrista más rockero y otro más “moderno” (casi más cercano al metalcore), bajista netamente heavy, batería dándole cera al doble bombo en todo momento… Interesantes, Hijos de Overon, sin duda.

Hijos de Overon

Presentaron tanto los temas de su reciente ‘Titania’, tremenda por ejemplo la caña de “Mirando atrás”, como otras canciones de su discografía, como la preciosa “Bajo la lluvia”, con bonito comienzo acústico incluido, o “Por siempre” en la parte final. Quizás me dejaron más frío con su acelerada y metalizada versión de la canción de “Dragones y mazmorras”. Divertida y curiosa, sin duda, y bien aceptada por un público veterano que creció (crecimos) con aquello, una cosa no quita la otra, pero yo soy más gruñón con este tipo de detalles.

No pasa nada, y en nada empaña un muy buen concierto de una banda interesante, pero ya venían los protagonistas y había que situarse en primeras filas para rendir pleitesía a una banda tan especial como es Leize.

Leize

Nunca ocultaré que es una de mis bandas de referencia y posiblemente de las razones principales para que yo esté aquí escribiendo estas líneas en este momento. Correría el 93 aproximadamente, y de la mano de un primo mayor, como suele pasar, cayó en mis manos una cinta con el ‘Loca pasión’ por un lado, y el ‘Buscando…mirando’ por el otro. Y aquello me cambió la vida literalmente… Sonaban en parte como mis queridos Barricada, con esa rabia callejera incluso de La Polla Records, Kortatu y demás, pero con guitarras potentes y heavilonas, pero sobre todo me decían todo lo que necesitaba saber tanto de la lucha urbana y callejera, con una visión subversiva pero elegante de la crítica social que nunca han perdido (ni nadie ha igualado), y a la vez con una gestión de las emociones, de las relaciones humanas y una manera de expresar sentimientos que me hizo engancharme al instante a la magia de Leize.

Leize

Y cuarenta años después (treinta y tantos en mi caso) aquí seguimos queriendo sentir que hay futuro (profesional) para mí y tratando de que no se nos olvide seguir devorando las calles en cualquier aventura que afrontemos en la vida. Quizás Félix Lasa no lo sepa, o seguramente sí, pero un servidor es periodista y aprendiz de escritor en esta vida gracias a sus canciones, porque en realidad todo comenzó entonces.

Bueno, palabrería barata aparte, la emoción de sus canciones se palpa en los ojos en todos sus seguidores en cada concierto, cada uno con su historia particular para con la banda mediante, y en las sonrisas de después. Un concierto de Leize no falla, un repertorio de Leize no falla y una noche de la mano de Félix, Toño, Mikel e Ibi es acierto seguro. Además, Madrid siempre ha sido una de sus plazas fuertes, desde el primer disco al último, y una vez más no falló.

Claro que hay que remarcar que desde que entró Mikel Lazcano al grupo, sustituyendo al clásico guitarrista Patxi, que no quería seguir más en la primera línea, el grupo ha ganado una barbaridad en sonido y dureza. Tremendo cómo suena la banda primero desde que entró Ibi (exbatería de Barricada) hace ya unos cuantos años, y ahora con Mikel a la guitarra heavy principal. Ambos arropan de lujo a los jefes: el entusiasta Toño, bajista clásico del grupo y que cada concierto rejuvenece diez años sin perder su característica sonrisa, y sobre todo un Félix Lasa, capitán del barco y que sigue siendo tan buen frontman como antaño, abrumado siempre por las muestras de cariño de su gente, pero respondiendo siempre cantando y tocando “a la Leize” como solo él sabe hacer.

En este caso nos presentaban disco nuevo, pero a medias, por aquello de ser un recopilatorio de 40º aniversario con unos pocos clásicos regrabados y actualizados con algunos temas nuevos. De hecho, me gustó más el setlist que otras últimas veces, con menos preponderancia de los discos más recientes (que a un servidor le han calado menos, no pasa nada por decirlo, y ellos lo saben perfectamente), y una visión más global y completa de estas cuatro décadas del grupo. Lástima que se tuvo que quedar fuera “Nora Noa”, uno de los nuevos temas en euskera, pero que Félix no se sentía seguro a nivel vocal para cantarla correctamente esta noche, que va muy arriba, como nos confesó después.

No voy a hacer una relación de los temas que tocaron uno tras otro, porque un concierto de Leize es una sucesión de himnos, de sonrisas, de recuerdos, de sentimientos hechos canción y de comunión extra entre la banda y su público. Los queremos mucho, ellos lo saben y nos lo devuelven con creces desde el escenario. Lo que más me gusta, y siempre lo destacaré en los conciertos especiales, es cuando la banda no deja de sonreír ni un momento. Así todo fluye y funciona de maravilla, porque si ellos están disfrutando los primeros, ¡imaginaros nosotros debajo!

Así, empezaron con uno de los temas nuevos más especiales como es “Más de lo que ves” (atención al vídeo grabado y editado por los propios seguidores, en el que también participa un servidor) y una vez más se desató rápido la fiesta. Superduras suenan actualmente canciones como “La rueda” o “Caminando”, una de mis favoritas y de las imprescindibles en directo, y algo diferentes con los nuevos arreglos otros clásicos como “Acosándome” o “Absurdo” de los primerísimos tiempos, recordando Félix la lacra de la droga especialmente en el norte del país a finales de los 80.

Dentro de los temas de nuevo cuño, sin duda que “Hundiéndome en la noche” se ha hecho un hueco preponderante y se ha convertido en un nuevo clásico que emociona cantar, al igual que las imprescindibles “Voy buscándote”, “Una noche más” o la preciosa “A tu lado”, que sigue emocionando cantarlas con ellos como el primer día.

No nos olvidamos, faltaría más, de la vena más reivindicativa del grupo con “No podrán”, “No me da la gana” o “Sospechoso”, además de la tremenda “¿Dónde está la revolución?”, ya en los bises, como nos seguimos preguntando muchos… y dónde están las gotas de rabia en la música actual, pero ese es otro debate. Y por supuesto no podían dejar de sonar dos temas imprescindibles de nuestra discografía dura como son la propia “Buscando…mirando” y ese homónimo “Devorando las calles”, que no ha perdido filo, gancho, actitud ni verdad pese a ser una de las más habituales y (casi) siempre en los repertorios desde el primer disco.

Personalmente, me encanta ver a Mikel darle un toque aún más heavy y duro al tema desde la primera línea del escenario. En este caso, además, contando con la colaboración de nuestro buen amigo Israel Minaya, de la promotora Intertour Music Agency y programador de la sala, haciendo los coros en un tema tan especial.

Y para el final han tenido a muy bien recuperar una de sus canciones más festivas por todos como es la propia “Noche de ronda”, que la habían dejado de lado en algunas de las últimas giras, pero que siempre ha sido el cierre perfecto.

Rebajar las pulsaciones y acabar cantando y bailando una más bisoña pero tan querida como ésta, debería ser obligado. Todo ello con una sonrisa en el rostro y una bonita sensación en el corazón de que tantos años después cada concierto de Leize sigue siendo una noche de ronda y sobre todo loca pasión.

Gracias, como siempre, amigos, por demostrarnos que todavía se puede seguir siendo coherentes y con un presente incluso mejor que el glorioso pasado de una banda histórica e imprescindible de nuestra escena dura. Por más noches de ronda así, ¿verdad?

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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