La Paloma + Dadabe en Bilbao: Desde Tetuán al mundo

La Paloma

Dentro de esa corriente generacional englobaríamos sin duda a los madrileños La Paloma, el llamado mejor secreto guardado de Tetuán, un barrio de la capital que han tomado como emblema y hasta como símbolo del que enorgullecerse por su procedencia suburbial. Quizás gracias a esto último lograron encontrar un nicho de público que conectara con su noise rock de ínfulas noventeras y esos problemas de los que se comieron una crisis y luego una pandemia.

En el último Bilbao BBK Live nos sorprendió toparnos con una ingente multitud a primera hora contemplando a un grupo del foro al que jaleaban con gritos como “¡Aúpa Tetúan!”. Esa inesperada atención ya nos puso ojo avizor ante este combo que se antoja la compañía perfecta para Carolina Durante y similares. Si de verdad existe algún movimiento musical en la actualidad, este sería uno de los más destacados, toda una escena que no entiende de fronteras entre comunidades y se influencia mutuamente.

Dadabe

En la bilbaína sala BBK también se juntó una respetable afluencia a las puertas de un largo puente festivo, un público intergeneracional que pudo definir las dos almas de la velada, los alternativos de ayer y de hoy. En la primera categoría estaban los getxotarras Dadabe que se definen como “un simple grupo de amigos tocando música”. Era una definición que les venía al pelo, pues su propuesta bebía del indie rock de los noventa escuela Pavement, a los que no dudaron en homenajear.

En ocasiones también se acercaban a las melodías power pop de Big Star, algo que quizás sonara demasiado viejuno a los que venían a ver a los protagonistas de la noche. No pegaba demasiado su rollo, pero eran agradables, competentes y con ese puntito nostálgico freak de la formación de Stephen Malkmus. Si no huiste cuando los norteamericanos se convirtieron en el cabeza de cartel más minoritario del último Bilbao BBK Live, pégales una escucha pero ya.

La Paloma

El ambiente cambió de un plumazo con La Paloma, que desde el inicio dieron cancha a su reciente largo ‘Todavía no’ con “Sigo aquí”, una suerte de puente entre el rock alternativo guitarrero de antaño y la bilis desatada de la actualidad. A veces les comparan con Los Planetas, como a la mayoría de grupos de noise rock, pero a ellos eso les suena a chino, aunque cierta herencia de The Jesus and Mary Chain sí que parecen poseer.

La alternancia a las voces de Nico y Lucas, los dos guitarras, ofrece un interesante contrapunto en directo, con los tonos más descarados, e incluso macarras del primero, y la introspección más noventera de Lucas, una dicotomía que recordaba en exceso a la de Rubén Pozo y Leiva en Pereza. Y esto último no se trata de una chaladura de un servidor, pues al salir del bolo uno de los habituales de los conciertos sacó también a colación esa comparación.

La Paloma

Que por el norte han amasado ya una notable porción de fieles no admite discusión, encima en un amplio espectro que va del punk al indie, lo cual tiene su mérito. Versatilidad no les faltaba en las distancias cortas en piezas como “Cosas sencillas” o “Caracola pálida”, que confesaron que no la solían tocar a menudo. En esta faceta más reposada sí hallaríamos cierto parecido con Odio París o los primeros Los Planetas.

Echaron del mismo modo la vista atrás hacia el primer tema de su primer EP, “Un momento oportuno”, aunque lo cierto es que aún no disponen de un amplio catálogo de canciones, por lo que no extrañó que presentaran algún tema nuevo, al tiempo que calificaban sus recientes composiciones como “hijos mayores”.

La Paloma

El personal se fue calentando progresivamente y para cuando los madrileños arremetieron con “Polvo” al final acabaron exclamando: “¡Yo me venía a vivir aquí!”. Habían extendido con acierto la palabra. Su evangelio ruidista se desenvolvía con habilidad con picos realmente conseguidos como la trallera “La edad que tengo”, su mejor canción hasta la fecha. Ojalá sazonaran más el repertorio con explosiones guitarreras de ese calibre.

Y “Bravo Murillo” si no es ya todo un himno generacional, poco le faltará, una auténtica oda a ese terraceo tan típico de Madrid. Solo por evocar ese ambiente tan genuino de tapas, palillos y servilletas en el suelo uno iría a muerte con ellos. Esto cuando lo toquen en el foro, tiene que ser tremendo.

La Paloma

“Palos” evocó de nuevo los comienzos del grupo y a la vez confirmó que su próxima visita a Bilbao va a tener que ser al Kafe Antzokia, por lo menos en cuanto a entusiasmo de los seguidores, que elevaron hasta la estratosfera las gargantas con otro corte para la juventud asqueada. También se admiten haters de pedigrí.

Había que acabar metiendo ruido, lo preceptivo en el género, no defraudaron en ese aspecto tampoco, y al igual que Biznaga, desecharon la idea de esos falsos finales conocidos como bises. A un servidor siempre le agradaron este tipo de regalitos, pero será cuestión de acostumbrarse, pues no se estilan demasiado entre las nuevas generaciones.

Lo que sí que nos quedó claro es que la propuesta de estos madrileños enfila propulsada a chorro desde Tetuán al mundo si siguen dando recitales tan sólidos como el de esa noche. Un poco más de electricidad desbocada a lo Triángulo de Amor Bizarro y entonces tendríamos algo muy grande entre manos. ¡Que revienten tímpanos y recintos en breve!

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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