LO ÚLTIMO

Crónica de Igorrr + Master Boot Record + Imperial Triumphant en Bilbao: Tradición, vanguardia y dadaísmo

Siempre es positivo que se conformen carteles con la variedad como eje principal. Frente a aquellos compartimentos estancos de antaño donde el heavy iba por un lado y el punk o el rock por otro, agradezcamos a todos aquellos que intentan cargarse fronteras estilísticas, creando categorías para las que en ocasiones todavía no existe un término que las describa con precisión. A pesar de que la política siga tendiendo hacia el maniqueísmo o el dictatorial pensamiento único de redes sociales, conservemos por lo menos en la música una vocación integradora a salvo de cazas de brujas y volantazos del perturbado de turno.

El proyecto Igorrr nació, en palabras de su fundador, el francés Gautier Serre, con la intención de derribar límites y de llegar a aquellos sitios a los que “las aburridas bandas mainstream” no podían. Por ello, se empezaron a utilizar etiquetas como “baroquecore” o incluso la de dadaísmo, que para los no versados, mencionar que se trataba de un movimiento creado a principios del siglo XX que promulgaba lo opuesto al arte convencional, puesto que si este trataba de apelar a cierta sensibilidad, lo Dada buscaba ofender. Frank Zappa ya en su día se proclamó dadaísta, al igual que David Bowie o Kurt Cobain, que admitió utilizar esa filosofía para muchas letras de Nirvana.

Apelar a un gran público bajo estos mimbres resultaba complicado, por lo que podría considerarse todo un triunfo que la bilbaína sala Santana 27 presentara un aspecto concurrido para una triple velada no apta para estrechos de mente. El personal además estuvo tan receptivo que hasta se montaron bailes en determinados momentos, todo un detalle que habría encantado a los dadaístas originales.

Imperial Triumphant

Los neoyorquinos en boga Imperial Triumphant a un servidor le parecía lo más atractivo de la velada, por su black metal vanguardista que no se cortaba ni a la hora de introducir ramalazos jazz y su impactante puesta en escena. Lo cierto es que esas máscaras deudoras de ‘Eyes Wide Shut’ de Stanley Kubrick que portaban sus componentes ya de entrada añadían un detalle que les distinguía del resto de bandas del género y su rollo más bien anárquico convertía su propuesta en algo interesante de verdad.

Lástima que apenas les dejaran media hora para demostrar su valía, pero esos escasos minutos ya dijeron bastante más que el resto de lo que presenciamos aquella noche. Había oído hablar de ellos, pero no fue hasta catarles en directo cuando pudimos confirmar que cualquier revuelo montado a su alrededor estaba plenamente justificado. Quién iba a decir que un estilo a priori tradicionalista como el black metal se convertiría en la actualidad en punta de lanza de la auténtica vanguardia.

Master Boot Record

Los italianos Master Boot Record, por el contrario, ofrecieron un batiburrillo de cosas más quemadas que la moto de un hippie, como solos de guitarra interminables o esa fijación por los videojuegos ochenteros y los ordenadores de antaño en la que ya repararon con bastante más maestría artistas como Perturbator o Carpenter Brut. El compi del gremio Txema de la Cruz lo comparó a Yngwie Malmsteen, aunque a un servidor esa analogía le resultó fuera de lugar por la extraordinaria capacidad compositiva, a menudo infravalorada, del virtuoso sueco. Aquel engendro es que no eran ni canciones, sino solo fragmentos que parecían haber unido con pegamento sin base ni rigor alguno. Para adolescentes pajilleros.

Y en cuanto a los cabezas de la jornada, Igorrr, nos topamos con sentimientos encontrados, pues por una parte valoramos todo el despliegue que montaron, con incluso dos enormes figuras de monjes de las que salía humo situadas a cada lado del escenario, pero también nos aburrieron en determinados instantes, pues su pretendido vanguardismo a veces se tornaba simplificado a una mera alternancia de voces limpias y guturales. ¿Tanto viaje para un recurso empleado hasta la saciedad hoy en día?

Igorrr, con la mezzo-soprano Marthe Alexandre.

Lejos de alimentar la polémica, preferimos centrarnos en lo que dio de sí un show que agradó al respetable en líneas generales, por lo que pudimos observar. En teoría presentaban su reciente lanzamiento ‘Amen’, por lo que iniciaron el recital con “Daemoni” y mantuvieron el interés con “Spaghetti Forever”. Dos vocalistas alternaban tonos guturales y líricos con cierta teatralidad, por lo que en ese aspecto sí que existió bastante dinamismo.

Pero al de unas cuantas canciones la sensación era similar a la de haber entrado en una especie de bucle espacio temporal, sazonado de vez en cuando por ruiditos creados por el líder Gautier Serre, que en ocasiones se comportaba cual director de orquestra pidiendo a la peña dar palmas. La mezzo-soprano Marthe Alexandre cumplió con su función y además nos legó movimientos que parecían de bailarina de caja de música. Algunos hasta imitaban los gorgoritos operísticos.

Igorrr, con su líder Gautier Serre.

No faltó uno de sus más recientes sencillos como “Headbutt”, pero también miraron hacia la época de ‘Spirituality and Distorsion’ con “Himalaya Massive Ritual” o la de ‘Savage Sinusoid’ en “Viande”. Fue un repertorio muy equilibrado en ese sentido, aunque en los estertores finales siguieron apostando por su lanzamiento más reciente con “Pure Disproportionate Black And White Nihilism” y “Silence”.

Lo de tocar una hora escasa se estila hoy en día hasta un punto indecente, por lo que tampoco resultaba una sorpresa absoluta que su recital no resultara demasiado largo. Por lo menos regresaron para los bises de rigor, que se iniciaron con los riffs contundentes sazonados de electrónica de “Very Noise” y las melodías orientales de “Camel Dancefloor”. Aprovecharon también para dividir al público en dos mitades para el consabido “wall of death”, que se transformó posteriormente en pogo. “Opus Brain” puso el broche definitivo a una sesión que gozó del beneplácito popular, como se pudo comprobar por la actitud receptiva de los asistentes.

Tradición, vanguardia y dadaísmo se dieron la mano en una noche en la que no cabían prejuicios estilísticos de tiempos pasados, sino aceptar ese mestizaje cultural que ya forma parte de la época actual, con sus partes positivas y otras no tanto. Cierto es que esperábamos bastante más de la noche, aunque si la gente por norma general se lo pasó bien, ¿quién es un servidor para chafarles la fiesta? Cada cual disfrutó como pudo.

Alfredo Villaescusa

Un comentario

  1. Cojonudo resumen hacia las cañeras y curradas descargas que ofrecieron estas tres buenas bandas a través de tan conocidos temas en la Santana bilbaina.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MariskalRock.com
Resumen de privacidad

Desde este panel podrá configurar las cookies que el sitio web puede instalar en su navegador, excepto las cookies técnicas o funcionales que son necesarias para la navegación y la utilización de las diferentes opciones o servicios que se ofrecen.

Las cookies seleccionadas indican que el usuario autoriza la instalación en su navegador y el tratamiento de datos bajo las condiciones reflejadas en la Política de cookies.

El usuario puede marcar o desmarcar el selector según se desee aceptar o rechazar la instalación de cookies.