Guadaña en Madrid: Los guerreros de la tempestad contraatacan

La Venom nos regaló el regreso de Guadaña a esa sala en el que fue su segundo concierto allí desde su último lanzamiento, ‘Erytheia’, del 2021. En la noche del 16 de febrero, viernes, estuvimos contemplando por setenta minutazos un show de primera, todo esto en una gran sala decorada y customizada por piezas míticas y merchandising dignos de un garito heavy como ese. Una vez dentro, no cabía un alfiler. Había mayores y pequeños, personas de todas las edades listas para ver a Guadaña en acción.

Pasados quince minutos tras la entrada del público, pudimos observar a la banda subir épicamente al escenario haciendo el saludo clásico del heavy metal con los dedos índice y meñique alzados; tras esto, comenzó el show. Pero antes, dejadme introducirlos a cada uno de ellos: En la guitarra presenciamos al virtuoso Antonio Sánchez Campos, que nos enseñaba su habilidad para tocar esa tremenda ESP; en la batería teníamos a Moyano, todo hecho un chaval y listo para repartir ritmos; en el bajo teníamos a José M. Pérez, su nuevo y flamante miembro, que ha estado en grupos mitiquísimos como Muro, Crienium, Silver Fist y Adamantia. Por último, en las voces teníamos a los fundadores y cantantes del grupo, Glory Romero, que iba vestida con una elegante chaqueta negra, y su compañero, Salva Sánchez, con un estilo a lo Rob Halford de Judas Priest, con sus gafas de sol y sus guantes con pinchos.

Con esto ya aclarado, ¡que empiece el metal!

 

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La velada se inició con los temas “Retar al abismo”, “Guerreros de la Tempestad” y “Sangre de mi sangre”, los tres pertenecientes a ‘Erytheia’, y a su vez los primeros del disco. Todos los fans de la banda estaban cantando a grito pelado y se veía en sus caras que disfrutaban cada segundo del espectáculo. Yo tenía el altavoz al lado, mis oídos no habían sido tan felices desde que fui a ver a los grandiosos Mötley Crüe. Tras cantarnos estas canciones, nos dieron la bienvenida, saludaron a los fans y prosiguieron con “Ser uno mismo”, que pertenece a su álbum lanzado en 2017, ‘Karma’. Con las dos siguientes, “Cuenta atrás” y la cañera “Erytheia”, volvían a su último disco.

Mientras tanto, en el público se contemplaban las banderas de sus más fervientes seguidores, entre los que no faltó el “Guadaña club de fans”, como rezaba una de las banderas bajo el logo del grupo. Hubo un momento en el que esta fue agarrada por la cantante, Gloria, que empezó a corear lo que ponía en la bandera, coro que el público replicó. Se veía que los miembros de la banda estaban felices de que sus más grandes fanáticos del país hubieran asistido. No hay nada mejor que tener una banda y saber que ahí afuera hay un grupo de personas que te apoya a muerte. Mientras tanto, el mismo chico también sujetaba una pancarta con el nombre del último disco, ¡este tío sí que era un fanático de verdad!

Juan Luis Serrano

El grupo se disponía a seguir el concierto tocando “Una aventura más” y “La ley” antes de una cover de un inolvidable grupo de heavy español que muchos de los que estéis leyendo esto probablemente hayáis conocido en su época de oro. Estoy hablando, ni más ni menos, que de Obús.

El mejor momento del concierto estaba por llegar y nadie lo esperaba. Mientras daban presentación a la canción, a mi izquierda vi a un veterano sujetando un bajo, y es que, rockeros y rockeras, aquel hombre que estaba a punto de subir el escenario era Juan Luis Serrano, el bajista original de Obús. En ese momento no me podía creer lo que estaba viendo. Tocaron la versión de “Dinero, dinero” y no se me iban los ojos de su cara. Estábamos contemplando a una leyenda del heavy metal en vivo y en directo. En mi opinión, uno de los mejores, si no el mejor momento de la noche, ¡vaya locura!

El show ya se iba acabando, no sin antes sonar los temas “Como hermanos”, “Nuestra revolución” y su mayor éxito, tema que recomiendo encarecidamente: “Dios del trueno”.

Pudimos ver cómo todo se llenaba de confeti y cómo nos daban pulseras de color neón que brillaban en la oscuridad, eso hizo que el ambiente fuera más épico aún, ¡y ya era difícil hacerlo! La gente disfrutó cada uno de los temas como unos chavales.

Guadaña sabe entretener a su público indudablemente, y con el carisma de cada uno de los integrantes se les hace muchísimo más fácil. La trayectoria de la banda parece que va viento en popa, y continuará así si siguen creando temazos como los que vimos esa noche.

Para terminar, tocaron “Karma”, tema que le da título genérico a su anterior largo, una última canción que supo hacer que los seguidores se volvieran locos y empezaran a gritar como auténticos dementes. Un gran concierto, mis felicitaciones para la banda y espero que sigan repartiendo caña a lo largo del Erytheia tour.

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