Crónicas
Graspop Metal Meeting 2023 (viernes): La corrosión de Machine Head, la locura de Airbourne, las lágrimas de Disturbed y la oscuridad de Behemoth
«Machine Head echaron el cierre con una vistosa descarga de fuegos de artificio y confeti al son de “Halo”. ¡Qué manera más brutal de cerrar la segunda jornada de Graspop!»
16 junio 2023
Dessel, Bélgica
Texto: Jason Cenador y Matias Lipasti. Fotos: Hughes Vanhoucke
Calor, mucho calor, aunque menos que el pasado año había en el majestuoso recinto del Graspop Metal Meeting, en una segunda jornada que se preveía apoteósica con Machine Head, Disturbed, Ville Valo, Amon Amarth, Gojira y Behemoth entre sus grandes atractivos. Las cotas altas del cartel para este día estaban colmadas de sonidos corrosivos, y con avidez por el más descomunal alto voltaje volvimos a plantarnos en el paraíso belga del metal en vivo. (Lee aquí la crónica de la primera jornada, aquí de la tercera y aquí de la cuarta y última)
Los primeros cartuchos musicales fueron disparados por Blind Channel, banda que representó a Finlandia en la misma edición de Eurovisión que encumbró a Måneskin; la renovadísima formación de unas Thundermother a quienes les queda mucha tela por cortar y Pro-Pain, cuyo corrosivo hardcore y crossover thrash vino de maravilla para despejar a los más somnolientos.
Fue a la hora de comer para los peninsulares (no para los locales, que hacía un rato ya que habían almorzado), en pleno apogeo de la solana, cuando el torbellino de Fever 333 arrasó con todo. Los californianos, capitaneados por el hiperactivo Jason Aalon Butler, volvieron a romper la baraja ya no solo por la inusitada intensidad con la que descargaron trallazos afilados de hardcore punk en aleación con dejes de nu metal como “Only One”, “Made an America”, “One of Us”, la versión de “Song 2” de Blur, “Burn It” o “Hunting Season”, sino por la actitud de su frontman. Imposible, absolutamente imposible, dejarse más la piel.
Jason saltó, corrió, se desgañitó, largó un soberbio alegato antirracista en el que ensalzó la inclusión de la comunidad metalera – momento en que también se reivindicó la entregada y firme bajista April Kae - y hacia el final del show decidió jugarse la vida encaramándose por el tejado hacia la plataforma sobre la mesa de sonido desde la que algunos privilegiados observan el concierto. Tropezó y casi se la pega, pero lo logró ante el delirio de los presentes, poniendo la guinda a un show bestial.
Sucedieron a los norteamericanos en el escenario colindante los británicos Asking Alexandria, que con el tiempo han ido virando desde un metalcore un tanto ortodoxo hasta un hard rock melódico, metal alternativo y post-grunge que les sienta muy pero que muy bien. En esta onda está “Alone Again”, la soberbia composición con la que abrieron por todo lo alto un concierto muy bien afrontado, en el que la voz de Danny Worsnop rindió a las mil maravillas. He de decir, por cierto, que su estética, con esa capa oscura, distaba mucho de lo que uno profetizaba sobre el look del cantante de una banda como esta.
Siempre bajo ese paraguas de envolvente modernidad, los de York, que germinaron el proyecto en Emiratos Árabes Unidos, fueron entrelazando cortes más melódicos con otros más agrestes y secos, mostrando sus múltiples caras en “Into the Fire”, “The Violence”, “Run Free”, “Dark Void”, adelanto de su próximo trabajo que sonó ciertamente inflamable y muy bien conducido, o “Alone in a Room”.
En otra tesitura musical a años luz, y en elocuente demostración de una diversidad estilística que hace de Graspop un festival muy disfrutón para los melómanos del rock y el metal, se desenvuelven Airbourne, uno de los grupos que mejor portan y han portado en los últimos años el estandarte del hard rock más irreverente, desinhibido y desbocado al más puro estilo australiano.
Como un huracán, con Joel O’Keeffe siempre volcado con la causa del rock and roll en su aspecto más desahogado y vehemente, abrieron fuego con “Ready to Rock”, muy coreada, sucedida por el clásico que es ya “Too Much, Too Young, Too Fast”, “Back in Time” y “Girls in Black”.
El show tuvo todos los alicientes de un concierto de Airbourne por todo lo alto. El frontman arrojó numerosos vasos de cerveza al público (me pregunto si alguno llegaría a manos de alguien con un trago bebible), y tocó a hombros de un colaborador junto al público, como viene siendo habitual. También, claro, se estalló varias latas de cerveza sobre esa cabeza de titanio que debe tener, pues se agujerearon hasta derramar su contenido a presión. “Boneshaker”, la adrenalínica “Breakin’ Outta Hell”, “Live it Up” y una “Runnin’ Wild” masivamente celebrada y coreada dejaron a la gente muy satisfecha y con la energía por las nubes para afrontar lo que quedaba de jornada.
Fue momento entonces para desplazarnos al Marquee para disfrutar del folk metal tan oscuro como movido de Finntroll. Los trolls finlandeses no defraudaron, y con temazos que mezclan brutalidad incompasiva y melodías pegadizas como la atmosférica “Nattfödd”, “Ormfolk”, “Trollhammaren”, una “Under bergets rot” cuyo irresistible estribillo fue generalizadamente coreado o la concluyente “Midvinterdraken” hicieron de aquello una lúgubre, extrema y divertida fiesta.
Siguiendo con los sonidos extremos y oscureciendo mucho más lo que emergía por los altavoces, se presentaron con su siempre absorbente estética los polacos Behemoth en uno de los escenarios principales, para descargar inmisericordemente y con un Nergal en plena forma himnos infernales y encarnizadamente anticlericales como “Ora Pro Nobis Lucifer”, “Blow Your Trumpets Gabriel”, una “Vesvs Christvs” que sonó apoteósica con una inquietante capa eclesiástica cubriendo el cuerpo del frontman y un juego de voces sublime; “Ov Fire and the Void” o la siempre embelesante “Bartzabel”, que siempre consigue transportarnos a una dimensión diferente, probablemente más cercana al núcleo de la tierra.
Terminamos de arder con regocijo en el infierno con la salvaje “Chant for Eschaton 2000”, con la que culminaron un magnífico concierto al que no le faltó ni le sobró nada.
La épica vikinga de Amon Amarth es un clásico en los festivales europeos, cuyos responsables tienen sobrada sapiencia de que nunca defraudan y siempre reúnen ante ellos hordas de guerreros dispuestos a darlo todo con el contundente y siempre efectivo death metal melódico que, a su manera, han llevado a la excelencia.
Comenzaron fuerte, con un himno de la talla de “Guardians of Asgarth” y un Johan Hegg siempre muy entregado con todos los presentes. Su fiereza vocal contrasta con la cercanía y el afecto con el que siempre comparte los conciertos con sus feligreses, preservando una química de la que pocas bandas del género pueden alardear.
“Raven’s Flight”, “Thew Great Heathen Army”, “Death In Fire”, la trepidante “Deceiver of the Gods” y la punzante “First Kill” fueron algunos de los trallazos que entonaron por completo al respetable, que brindó junto a Johan, cuerno en mano, en la pegadiza “Raise Your Horns”, antesala de la inconmensurable “Twilight of the Thunder God” con la que echaron el candado a un concierto sólido y consistente al que, eso sí, le faltó la clásica “The Pursuit of Vikings”. Alguno, de hecho, se quedó esperando un bis que nunca llegó.
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De un sonido eminentemente europeo pasamos abruptamente a la tesitura inefablemente americana del metal alternativo de Disturbed, que afrontaron la gala como todo un acontecimiento y se entregaron a la causa en cuerpo y alma desde el minuto uno, aquel que alumbró un setlist en el que “Hey You”, “Stupify”, “Ten Thousand Fists” y “Prayer” enseguida adhirieron la vista de todos sus incondicionales al escenario, hábitat natural de una banda que se nota que vive por y para esto, en particular su vocalista, un David Draiman acostumbrado a que los focos se posen en él sobremanera tanto por cuestiones musicales como por lo relativo a una vida privada que no escatima en compartir en público.
No en vano, en un momento dado, el vocalista, que recientemente se ha divorciado y ha sufrido un tumor maligno en un brazo que afortunadamente le ha sido extirpado, compartió un discurso muy emotivo en el que habló de la depresión y de no ser cancelado por padecerla, además de sus demonios. “¿Quién ha lidiado con sus demonios?”, preguntó a la audiencia visiblemente emocionado, antes de indicar que no estábamos solos y derrumbarse en un llanto incontenido que llegó a contagiarse a alguno de los presentes en la primera fila.
En lo estrictamente musical, buen show, con mención especial a cortes como “A Reason to Fight”, la versión de “Land of Confusion”, “The Game” o “The Sound of Silence”, emocionante tema original de Simon & Garfunkel que Disturbed lleva a la estratosfera de las emociones humanas en clave acústica, con todos sus miembros en primera plana del escenario.
“Indestructible” fue el paradigma de cómo el metal sirve a quien lo practica y a quien lo escucha para rehacerse, reponerse de las penurias cotidianas, antes de que “The Light” y “Down with the Sickness” dieran carpetazo a un concierto que sería el último en un tiempo, pues poco después la banda anunciaba la suspensión de los dos siguientes en Europa a causa de problemas vocales de su cantante, los cuales, por cierto, no detectamos en ese momento. Sus “wayayayayah” dignos de un campeón de taekwondo con carraspera estuvieron ahí, en su sitio.
El death metal de inclinaciones groove y progresivas de los franceses Gojira parecía el paso natural para caldear aún más el ambiente de los escenarios principales, y el combo capitaneado por los hermanos Duplantier dejó muy a gusto a los presentes con temas como “Born for One Thing”, “Backbone”, “The Art of Dying”, “Silvera” o “The Gift of Guilt”, amén de un solo de batería marca de la casa de Mario Duplantier, uno de los rompeparches más virtuosos en esas lides del continente.
Coincidiendo con ellos, en el Metal Dome, actuaba toda una institución de la música melancólica como el gran Ville Valo, al frente de su proyecto en solitario VV que tomó el relevo de HIM, su banda nodriza que estuvo muy pero que muy presente en su repertorio, para regocijo de la mayoría de los presentes.
Con porte y elegancia, muy bien plantado, y con ese envolvente aura de clase y fragilidad a partes iguales que lo rodea, Ville Valo prendió la mecha de su show con el tema bandera de su presente etapa, “Echocolate Your Love”, sucedida por la primera carta de la baraja de Him, “Poison Girl”, “The Foreverlost” y otro tema de HIM, este muy celebrado y amplísimamente acompañado, “Right Here in My Arms”, cuyo estribillo nos hizo vibrar con toneladas de entusiasmo.
Intercalados con cortes de la presente aventura como “Heartful of Ghosts”, “Neon Noir”, “Salute the Sanguine” y la definitiva “Saturnine Saturnalia”, cuya recepción fue desigual, emocionaron al respetable hasta cotas próximas al delirio himnos de Him como “Buried Alive by Love”, la espectacular “Join Me”, “The Kiss of Dawn” o la adictiva “Rip Out the Wings of a Butterfly”, demostrando que el día que HIM vuelva volverán los baños de masas y los escenarios principales de los festivales a buen seguro. Se dejó fuera “Killing Loneliness” y a nosotros eso nos hizo pupa, pero bueno, otra vez será.
Aunque en el Marquee la propuesta de Messuggah resultaba cuando menos seductora, no podíamos perdernos a Machine Head en el único festival europeo en el que actuaban en la presente temporada. Cada vez son más difíciles de ver, pero la mala uva, la violencia sonora y la finura interpretativa os aseguramos que permanecen absolutamente intactas, como se encargaron de dejar bien claro desde el arranque con “Imperium”, “Ten Ton Hammer” y “Choke on the Ashes of Your Hate”, con un Robb Flynn exultante, totalmente devoto por el corrosivo y avasallador metal que en sus conciertos no deja ni un centímetro cúbico de aire para respirar.
Con mucha entrega, aunque bastante a piñón fijo, todo hay que decirlo, fueron cayendo cañonazos como “The Blood, the Sweat, the Tears”, “Crashing Around You”, “Rotten” o “Aesthetics of Hate”, que trajo consigo uno de los momentos cumbre de su gala, cuya puesta en escena repleta de fuego estuvo a la altura del rol de cabezas de cartel de la jornada que desempeñaban.
No en vano, tras fulminar al personal con “Old”, “My Hands are Empty”, la fenomenal “Locust”, “From this Day” y la imprescindible “Davidian”, echaron el cierre al show con una vistosa descarga de fuegos de artificio y confeti al son de “Halo”, tras la que quienes participasen en los exigentes moshpits que desataron pudieron, al fin, ir a la tienda a por la pomada para los moratones. ¡Qué manera más brutal de cerrar la segunda jornada de Graspop!
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1 comentario
Gran resumen hacia las grandes bandas que descargaron el caluroso Viernes en uno de los mejores festivaleros metaleros de Europa como es el GRASPOP METAL belga y sobresaliendo por encima bandas como MACHINE HEAD, AMON AMARTH y los black metaleros polacos BEHEMOTH.