Crónicas

Grapeshot en Madrid: Todas las balas se llaman rock and roll

«La descarga de rock y metal protagonizada por Grapeshot certificaba el regreso a primera línea de fuego de una banda que camina hacia las dos décadas de excelente trabajo, ofreciendo con una pasmosa naturalidad y abrumadora actitud un elevado nivel en lo que al más demoledor metal hecho en nuestro país se refiere. No os los perdáis a su paso por vuestra ciudad… y que os pillen confesados, porque no hacen prisioneros»

29 noviembre 2024

Sala Siroco, Madrid

Texto y fotos: Jorge Bobadilla

Un solo cargador, diecisiete balas y la misión de volver a conquistar la capital por delante: esta tarea parecería imposible o solo apropiada para encargársela a Chuck Norris, pero nada está fuera del alcance de una banda con el octanaje de Grapeshot, que volvían a pisar un escenario en Madrid para presentar a sus huestes, que prácticamente llenaron la sala, el flamante EP 'Oblivion'. ¿Ellos solos? No. Un demoledor comando femenino y dos locos guerrilleros se unieron para ayudar a dar la misión por cumplida sobradamente.

Con un pequeño retraso (cosa que agradecí dadas las condiciones del tráfico en Madrid en estos días, en los que las personas se transforman en polillas atraídas por las luces) y con la sala ya luciendo un estupendo color, comenzaban a rugir los altavoces con “Morning Rally” desatando las hostilidades, aunque sería un poco más adelante cuando definitivamente los asistentes perdieron la timidez y empezaron a desafiar a la gravedad chocando como hermanos del rock y el metal bien avenidos.

El sonido de Grapeshot era tan aplastante como cabía esperar, con la banda mostrándose bien engrasada desde el principio y ofreciendo un sutil guiño a la continuidad que han dado a su carrera con el lanzamiento de 'Oblivion' a través de sus videoclips. El siguiente tema en sonar sería “Lost My Way”, la primera en ponerse sobre las tablas de sus nuevas composiciones, que también fue la primera de esta nueva etapa en la que vimos su particular relación con el de la guadaña después de salir volando por el parabrisas en el capítulo anterior. Más que recomendable el trabajo audiovisual de la banda si hasta ahora no le has hincado el diente.

Con el lugar ya bien caldeado, comenzaba un buen repaso al trabajo hecho por Esteban Muñoz (voz), los guitarristas José Poveda y Borja Cabello (otrora bajista de la formación) y Marcos de la Calle a la batería, con la más reciente incorporación de Miguel al bajo en un ya lejano 2021, año en el que vio la luz 'Suckcess', el que era su último trabajo hasta la fecha. De hecho, fuimos más atrás en el tiempo con "Parasites" y “Hamster Wheel”, a 2017, cuando se publicó 'All About to End', destacando el vocalista, cuya conexión con el público fue instantánea.

El toque sureño que mantiene Grapeshot como parte de la identidad de su sonido volvía a hacerse palpable en “Out of My Hands”, tema que precedió a la primera gran sorpresa de la noche, ya que la banda al completo se tomaba un respiro y nos dejaba en compañía de la versión femenina de lo visto hasta el momento. El nivel de pegada no disminuyó cuando se hicieron con el escenario Leny Red de Red Whore a la voz, Ana Marín de Axiom9 a la batería, Kiara de Krazark (compañera de vida de Esteban… que se olvidó de presentarla, dando lugar a un simpático momento), Macarena a las guitarras y Silvicius al bajo.

Con esta poderosa formación recibimos "Calumet", otro de los temas de 'All About to End', tras el que regresó la formación original de Grapeshot para disparar a matar de nuevo con el tema que da título a su nuevo trabajo, “Oblivion”, tras la que tendríamos un fuerte contraste al recordar la banda sus ya impactantes inicios con “Riots”, poniendo a prueba el nivel de “grapeshotología” de los presentes, que pasaron el examen con nota.

Como si de una ráfaga de ametralladora se tratara, iban a llegar el resto de temas nuevos de la noche, comenzando por “la balada”, esa canción al “amor tóxico” que todo el mundo habrá experimentado, como comentaba Esteban antes de que nos cayeran encima “Toxic Love” seguida de “Vortex” y la especialmente magnética “I Am Rock and Roll”. Pese a lo reducido del escenario, seguimos viendo cómo Miguel y José buscaban la interacción con los asistentes a ambos lados, al igual que la complicidad con Borja, especialmente la que se crea entre los dos aplastantes guitarristas, siendo el bajista el que más llamaba a la rebelión entre sus seguidores allí presentes.

Estas búsquedas de interacción terminarían desembocando en un par de visitas a la pista tanto de los citados bajista y guitarrista como de Esteban, que no quisieron resistirse a formar parte de los pogos y circle pits que se formaron en el tramo final, que comenzó con una “Naked Emperor” acuñada en 2017 y que sigue resultando vigente en forma y fondo.

Otra sorpresa en forma de colaboración llegaba con “We'll Return”, en la que tuvimos sobre el escenario a Txus Borao, violinista de Celtian, que demostró que el violín no es solo un instrumento destinado a impregnar el metal de aires celtas. La banda nos trasladaba al cementerio de Sad Hill, al igual que ocurre en el videoclip que plasmó en imágenes este destacado tema con el que siguió elevándose la temperatura de la sala.

Pero no solo sería nuestro sudor lo que regó el lugar, ya que Grapeshot mantuvo su costumbre de invitar a unos chupitos de licor a los más cercanos asistentes en una recta final de infarto entre “Right On”, de nuevo recordando el disco 'Suckcess', y “All In”, con la que se animó a seguir el título y darlo todo antes de que la banda se retirara del escenario.

No estaba todo dicho y todavía faltaban un par de sorpresas más: la primera llegaba en forma de versión "de una banda que igual conocéis, al cantante le gusta el vino blanco", bromeaba Esteban con una referencia que rápidamente identificaba a Pantera y aquel desafortunado vídeo protagonizado por Phil Anselmo. Si al principio decía que se desataban las hostilidades, con decir que lo que estaba por llegar era “Fucking Hostile” os podéis hacer una idea de lo que pudimos vivir allí. Una versión impecable y con toda la actitud que requiere interpretar a los maestros del groove y del aire sureño en el metal.

El final llegaba con la última colaboración: la de un desgarrador Luis “Gortrak” García- Pelayo, ex-Fostioner y actualmente vocalista en Desorden, que se sumó al que Esteban identificó como su "gran éxito en castellano": el elocuente "A hostias”. Se disfrutó como se merecía: con los músicos mezclándose entre el público para sacar las últimas gotas de sudor.

La descarga de rock y metal protagonizada por Grapeshot certificaba el regreso a primera línea de fuego de una banda que camina hacia las dos décadas de excelente trabajo, ofreciendo con una pasmosa naturalidad y abrumadora actitud un elevado nivel en lo que al más demoledor metal hecho en nuestro país se refiere. No os los perdáis a su paso por vuestra ciudad… y que os pillen confesados, porque no hacen prisioneros.

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