Crónicas

DeWolff + The Grand East en Bilbao: Corazones ardientes

«Como decía el estribillo de una de sus canciones, ellos saben que el personal al verlos emana calor de puro entusiasmo, pero sus corazones ardientes se convierten en el combustible que les permite alcanzar la excelencia noche tras noche.»

26 febrero 2023

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Que una escena determinada se sobresature de grupos practicando el mismo estilo no es nada beneficioso, pues eso provoca que los árboles nos impidan ver el majestuoso claro de luz tras las ramas. Cierto es que únicamente hace falta prestar atención a los detalles para distinguir los caldos de calidad del puro garrafón, pero la abundancia marea la perdiz y en ocasiones pagan justos por pecadores cuando alguien considera que en ese palo nada merece la pena.

DeWolff

Con el llamado retro rock de inspiración setentera sucede esto último precisamente. Muchos seguro que están cansados de bandas reproduciendo los mismos esquemas una y otra vez. Ese es el síntoma principal en los que no han tenido la suerte de contemplar en directo el inmenso talento de los holandeses DeWolff, un combo asiduo a la estrategia del pico y pala que llevan practicando ya unos cuantos añitos.

Tal vez esa sea la causa para que en esta gira peninsular se haya producido una especie de boom total que les ha permitido llegar a la última fecha tras registrar un sold out tras otro. Y en el bilbaíno Kafe Antzokia a poco estuvieron de repetir la hazaña, pues si no agotaron aforo, poco les faltaría. Una inmensa cola para acceder al recinto demostró el espectacular tirón que poseen en la actualidad. Debido a un problema con su furgoneta, llegaron con retraso a la sala, a la vista de todo el mundo, que les saludó efusivamente. Luego durante el bolo, el vocalista nos dijo que en ese momento se sintió “como Paul McCartney”.

The Grand East

Abrieron la velada los también holandeses The Grand East, que de entrada implicaron un choque para la mayoría de los asistentes al contar con un cantante hiperactivo que lo mismo podría tocar en los Bee Gees que ser compañero de Mel Gibson en ‘Arma letal’. En lo musical era una especie de batiburrillo psicodélico, a veces con ecos maquinales a lo Suicide y otras con clara pulsión soul. Lo verdaderamente llamativo era la auténtica bestia escénica que tenían a la voz, que se subió a los bafles y a todo lo que encontró a su paso y terminó desparramado en las escaleras del Antzoki, literalmente. Normal que la peña les aclamara como a dioses.

Se había puesto el listón muy alto, pero DeWolff se han curtido tanto en garitos de dimensiones reducidas como en grandes festivales como el Azkena, por lo que a este power trío no le impone nada. Bastó que sonaran las primeras notas de la homónima “Night Time” para que se comieran el escenario y les sobrara de espacio la mitad por lo menos. Ahí no se trataba de poner posturitas, sino de desplegar ese inmenso talento que les distingue, por lo menos en directo, de la mayoría de sus contemporáneos.

DeWolff

Sin desviarse de su último trabajo, casi enlazaron con “Heart Stopping Kinda Show”, que siguió elevando la temperatura en el recinto. Un punto fundamental de la noche constituyó “Tired of Loving You”, que podría ser su “Since I’ve Been Loving You” de Led Zeppelin, es decir, una pieza inmensa en la que echan el resto y más. El tremendo solo desató una merecidísima ovación del respetable y el teclista hasta se tuvo que levantar de la emoción. Decir que fue glorioso sería quedarse corto.

Nos contaron que se habían acostado a las cuatro y se habían levantado a las siete. Entonces se habían pegado la pechada a conducir desde Barcelona, pero por un problema con un piloto de la furgoneta llegaron tarde y no les dio tiempo a probar sonido. Daba igual, pues de tablas andaban sobradísimos, al igual que de ánimo por epatar al personal.

DeWolff

“Double Crossing Man” supuso otra cima de la velada cuando el vocalista y guitarra mandó a la concurrencia repetir “I know your heart is burning”, pero sin llegar a aburrir. En este sentido, hay que felicitar a los chicos por encontrar el punto medio en la interacción, en ningún momento se tornaron pesados ni insistentes, todo surgió de manera natural. Bravo por ellos. Hay bastantes brasas por el mundo.

Alargar canciones con maestría es todo un arte, no vale cualquiera, y a algunos incluso se les debería prohibir, pero ese no es el caso de estos holandeses que poseen un increíble sexto sentido de la mesura. Saben cuándo parar y cuándo recrearse de forma moderada. Y lo que es más, creo que es de los pocos grupos a los que los fieles aplauden cuando se tornan enrevesados y se lían la manta a la cabeza. El talento siempre consigue recompensa.

DeWolff

“Treasure City Moonchild” destiló efluvios soul como los de los primeros álbumes de Springsteen y nos permitió imaginar lo que ganarían con un coro y una sección de vientos. El promotor nos dijo que tal vez se lo planteen en un futuro, dada la desmedida aceptación que habían tenido en esta última gira. Crucemos los dedos.

Por desgracia, tampoco había demasiados temas en el repertorio, pero esto no se mide al peso, sino en intensidad, en ese aspecto no se les podría reprochar nada. Regresaron para un colosal bis de más de veinte minutos que correspondió a “Rosita”, esa suerte de sinfonía incluida en su último trabajo que prácticamente abarca sus principales señas de identidad, desde el poso Zeppelin o Springsteen hasta los destellos soul. Pura magia con instantes que evocaron el “With a Little Help From my Friends” versión Joe Cocker y que hasta desataron palmas como en una iglesia del Bronx. Brutal.

DeWolff

Una ceremonia que derribó fronteras entre artistas y público cuando su voceras y guitarrista se metió entre los fieles o terminó punteando en las escaleras sin atisbo de ego ninguno. Recurrir a un tema tan largo para despedirse entrañaba riesgos, pero a ellos les salió muy bien la jugada. La apelación final a liberar la mente fue majestuosa. El broche perfecto.

Como decía el estribillo de una de sus canciones, ellos saben que el personal al verlos emana calor de puro entusiasmo, pero los corazones ardientes se convierten en el combustible que les permite alcanzar la excelencia noche tras noche. ¿Que en la actualidad ya no salen grupos que merezcan la pena? Ay, lo que más de uno se está perdiendo.

Alfredo Villaescusa
Etiquetas: , , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia estas dos buenas bandas rockeras como son DE WOLFF y THE GRAND EAST a base de el mejor y buen potente Rock en el mitico Antzokia bilbaino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *