Crónicas

Delirium Tremens + Chulería, Joder! en Bilbao: Inapelable canto de cisne

«Si de verdad tienen intención de colgar los bártulos de manera definitiva, no podrían hacerlo con mayor clase, con un sonido que despeinaba, ilusión de chavales y un último disco muy decente que ponía broche a una trayectoria particular como pocas. Fue un inapelable canto de cisne»

5 enero 2025

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Ya hemos comentado en alguna otra ocasión los diferentes motivos que pueden mover a los grupos a resucitar, como el aspecto económico que elimina viejas rencilllas y ejerce de pegamento cual modélico matrimonio de conveniencia. Y luego están los paladines morales que lo hacen por mero amor al arte o a los fans, instigados tal vez por las gratas sensaciones desencadenadas en un bolo previo. Reuniones que se realizan únicamente para disfrutar y que dejan de tener sentido cuando se pierde o difumine esto último.

Delirium Tremens

El cuarteto de Mutriku Delirium Tremens se encuadraría sin dudarlo entre los que tras un concierto homenaje al fallecido Iñigo Muguruza, que tocó la guitarra con ellos antes de disolverse en 1991, se calentaron la cabeza y decidieron regresar durante un tiempo determinado, con fecha de caducidad a la vista. En esta nueva etapa les ha cundido para dar un multitudinario concierto en el BEC de Barakaldo, algún festival como el Azkena de 2022 y una posterior gira por salas que ya catamos a comienzos de 2023.

Un ciclo de casi cuatro años que debería terminar en algún momento y que ya se encuentra dando los últimos coletazos en este bolo bilbaíno en el Kafe Antzokia, que además servía de presentación de su reciente álbum ‘…Ta Nora?’. No creo que existan demasiadas bandas que lancen un trabajo pocos meses antes de su despedida.

Chulería, Joder!

Para otorgar relumbrón a una noche tan especial habían recurrido a todo un grupazo como Chulería, Joder!, cuyo debut ‘La Urbe’ estaba producido por el actual guitarrista de los Tremens, el renombrado Haritz Harreguy. Gracias a esa maravillosa conexión volvimos a disfrutar de los Amyl and the Sniffers locales, aunque esperemos que no se les suba tanto el pavo como a los australianos tan de moda en el punk.

Un servidor, que ha visto a ambos combos en directo, les asegura que la espectacular frontwoman Iratxe le da millones de vueltas a la vocalista rubia austral, en cuanto a actitud en escena y diría que hasta en carácter, pues no dudó en ponerse a disfrutar del concierto de los protagonistas de la velada como una fan más, cantando las canciones, en uno de esos detalles que te reconcilian con la humanidad.

Iratxe de Chulería, Joder! en pleno frenesí.

Aparte de trallazos que ya son punta de lanza del punk contemporáneo como “Tus amigos” o “Geltokia”, no se olvidaron de los fundamentales Parálisis Permanente con “Unidos” o de piezas más recientes que han encontrado acomodo sin problemas en el repertorio, caso de “Siempre me siento regular” o “Juliana”, todo un temón que revela cierta progresión en su sonido hacia propuestas como la de Biznaga o La Plata. En este sentido, destacar la aportación a la voz de su guitarrista, ojalá repitan más este recurso en el futuro.

Ya hemos dicho que la descomunal energía y presencia escénica de Iratxe a veces quizás pueda hacer olvidar otros aspectos encomiables de la banda, pero no debería caer en saco roto la tremenda pegada de Miryam a la batería o lo enormemente competentes que resultan tanto el bajista como el guitarra. Salir defraudado o mínimamente de bajón de un bolo suyo diría que es imposible. Adrenalina desatada.

Delirium Tremens

Quizás primen más aspectos como la elegancia o la dignidad, porque desde luego Delirium Tremens no dieron una actuación de tipos que lo van a dejar en breve, sino lo contrario, un rotundo manifiesto de que ahí están, dando el callo sin dar pena, con la intención de despedirse con los galones de veteranos. Eso transmiten inequívocamente cortes de arranque tan soberbios como “Dirudidu” o “Sahiesten”, que bordean el hard rock en determinados fragmentos y nos golpearon en la cara con el sonidazo tan contundente que se marcan en directo.

El que piense que Haritz Harreguy es un mero productor de renombre se equivoca por completo, pues también es un guitarrista muy notable y diría que uno de los responsables de que en las distancias cortas suenen tan gordos, aparte del bajista Mikel Anestesia, el batería Juantxo o el vocalista y guitarrista Andoni Basterretxea, con uno de los tonos más personales del panorama euskaldun, a pesar de su leve parecido con Doctor Deseo.

Mikel Anestesia (Delirium Tremens)

“Ihes” provocó los primeros cánticos entre la afición y “Ezin Leike” podría ser un himno de rock de estadio en un mundo justo. Otro aspecto que les diferencia de la mayoría de grupos es que, por lo menos en la actualidad, suenan mejor en concierto que en disco, pese a que en los últimos lanzamientos tampoco es que decepcionen en estudio.

“Dalila” o “Aio” tal vez muestren su faceta más accesible y deudora de la new wave ochentera, algo muy palpable en la primera, no muy alejada de los inolvidables The Psychedelic Furs, que nos visitaron este año en el Antzoki. Y “Sua” recuperaba esa vertiente punk por la que se les asoció en los comienzos al rock radical vasco, aunque a nada que uno escuche con atención sus canciones concluirá que tenían mucho más que ver con Killing Joke, The Chameleons y otras bandas británicas que con Eskorbuto o Kortatu.

Aiora Renteria (Zea Mays) con Delirium Tremens.

Al igual que en el disco, contaron con la ayuda de la gran vocalista Aiora Renteria de Zea Mays para “Kafe Usain Hura” y nos legaron una interpretación de infarto. “Kaixo” era uno de los clásicos que no debería faltar en el repertorio, del mismo modo que la inmensa instrumental homónima “Delirium Tremens”, todo un prodigio de versatilidad con un inicio en plan The Cure antes de ir cogiendo consistencia y arrancarse con alguna parte que hasta rozó el metal.

“Ikusi” atronó y se convirtió en uno de los picos de la velada, con majestuoso solo de Haritz incluido. Parece mentira lo bien que le ha tratado el tiempo a este himno, pues sigue sonando poderoso como si se hubiera compuesto ayer mismo. Y encima los vasco-argentinos Cápsula se encargaron en su día de difundir todavía más esta piedra angular del post punk vasco con una versión muy lograda.

Haritz Harreguy (Delirium Tremens)

Aquello se había pasado volando, pues ya se despidieron antes de regresar para los preceptivos bises, que consistieron en “Ni Naiz Naizena”, con un inicio reminiscente al “Always the Sun” de The Stranglers, “Lainoak Ilunak” y la esperada “Boga Boga”, fiel reflejo de la vida en un puerto pesquero. El litoral de Mutriku como fuente de inspiración.

Cuenta la leyenda que ciertas aves antes de morir entonan una bella canción después de haber estado en silencio la mayor parte de su vida. Si de verdad tienen intención de colgar los bártulos de manera definitiva, no podrían hacerlo con mayor clase, con un sonido que despeinaba, ilusión de chavales y un último disco muy decente que ponía broche a una trayectoria particular como pocas. Fue un inapelable canto de cisne. Glorioso. Para que aprendan muchos.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pequeño resumen hacia el gran concierto que ofrecieron unos veteranos de nuestro Rock como fueron DELIRIUM TREMENS a través de tan buenos y conocidos temas junto a jóvenes CHULERIA los cuales dieron un buen recital como digna banda telonera en el mitico Antzokia bilbaino.

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