Crónicas

Bonzos en Getxo (Bizkaia): Con los Ramones y la margen derecha en la memoria

«Nada mejor que despedirse con los Ramones y la margen derecha en la memoria, deseando que, como cantaban en un tema suyo, su adiós definitivo realmente no sea tal y en algún momento vuelvan a salir de sus tumbas con el máximo glamour posible, del mismo modo en que se paseaban Joey Ramone y compañía en el vídeo de “Pet Sematary”.»

18 mayo 2024

Muxikebarri, Getxo (Bizkaia)

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

El lugar en el que uno pasa sus primeros años de vida o la adolescencia siempre cobra una importancia especial. Como si fuera el río Misisipi en la obra del escritor estadounidense Mark Twain, el municipio vizcaíno de Getxo poseía sitios realmente míticos, como el Puerto Viejo, el acantilado de Punta Galea, donde algunos terminaban con su vida, según contaba la leyenda, o el no menos legendario cementerio de Andra Mari por el que una vez tuvimos que salir a toda mecha pisando huesos, cráneos y otras cosas que mejor no saber qué eran.

Por suerte o por desgracia, parte de aquel paisaje sentimental de los años noventa ha desaparecido, pero la localidad ha ganado un espacio multidisciplinar tan impresionante como Muxikebarri, con hasta tres salas de capacidad media y una agenda de espectáculos que pone a la margen derecha a la altura de la capital vizcaína u otra ciudad relevante. En este sentido, agradecer al Aula de Cultura de Getxo por todas las facilidades que nos dieron para cubrir el concierto de Bonzos, desde contestar en el mismo día hasta un pequeño tour guiado por el recinto. Para volver cuanto antes.

Aquella no se trataba de una jornada cualquiera, pues se despedían de los escenarios Bonzos tras casi tres décadas de actividad intermitente, con periodos de cantar en inglés, como era lo habitual en los grupos del llamado Getxo Sound, o en castellano, donde se incluyeron unas cuantas referencias para los nativos de la zona. La desaparecida sala Gwendolyne como epicentro cultural a lo largo de los años.

Ante un respetable entregado a una suerte de funeral sonoro, Bonzos enfiló el primer tramo de su despedida evocando aquel histórico debut que grabaron en Nueva York, ahí es nada. A modo de intro, se recurrió al maestro Morricone, en concreto a “The Ectasy of Gold”, la misma pieza con la que iniciaban sus conciertos los Ramones, y también Metallica desde 1983, por cierto.

Una vez finiquitada la épica, tocaba apelar a lo más hondo con “T.N.T. (Teenage Nature Trilogy)”, primera del primer disco, el pistoletazo perfecto para ponerse a tono. Y de ahí se saltó hasta ‘Songs About Cars, Girls & Broken Hearts’, el último larga duración publicado, con “Too Many Kisses” o “Lover’s Lane”.  Todo un discazo en el que recuperaron el espíritu de los inicios con canciones cortas en la lengua de Shakespeare. En este sentido, me quedé con ganas de escuchar mi preferida “With A Girl Like You” o “Drive-in Movie”, entre otras, pero había mucha tela que cortar.

Emociones a flor de piel en el último concierto de Bonzos.

Del mismo modo en que habrá personas siempre asociadas al universo Ramones, los miembros de Bonzos siempre pertenecerán a la banda capitaneada por Juancar Parlange, por eso mismo la noche se convirtió en un homenaje a todos los que habían estado vinculados a la formación en el pasado, una especie de hermandad que seguramente estrechó todavía más los lazos.

El líder Parlange recordó cuando había que llamar a casa de una chica y se ponía el padre o cualquier otra persona, algo que las generaciones actuales no vivirán gracias a esos móviles que nos han quitado hasta la capacidad de atención. Para rememorar esos tiempos pretecnológicos ahí estaba “Six Months”. No se olvidaron tampoco de esos cimientos tan contundentes con “I Wonder” y anunciaron el “Nuevo Testamento” antes de la inmortal “Commando” de Joey Ramone y compañía. Cualquier persona decente debería cuadrarse con semejante himno de los de Queens.

“I Believe In You” mantuvo la tónica acelerada de la velada, al igual que otro trallazo del calibre de “You Never Treat Me (Like You Should)”. La versión de “Surrender” de Cheap Trick fue otro puntazo muy bien acogido por la afición, no sin que Parlange defendiera el formato físico como lo único que permanecerá el día en que Spotify se caiga. Las cucarachas y los discos sobrevivirán a una hecatombe nuclear.

“Bonzo Girl” no podría obviarse en una noche tan especial antes de pasar al bloque en castellano, que se inauguró precisamente con “Nueva York”, sobre esa estancia en la Gran Manzana que tanto les marcó. Sin duda, este es nuestro periodo favorito de la banda, no solo porque el cambio de idioma acercaba sus letras al personal, sino porque además tocaba la guitarra Álvaro Segovia, que se sentó a nuestro lado en el instituto y pintaba en los libros nombres de grupos como Black Flag, algo que entonces nos sonaba a chino mandarín.

Álvaro Segovia a la guitarra.

Pero si había una tribu urbana bastante mayoritaria en el barrio getxotarra de Algorta esos eran los surferos y los skaters, que contaban con una mítica rampa a escasos metros de la playa de Arrigunaga. Dado este contexto, no debería extrañar una canción dedicada a “Tas Pappas”, número uno en el campo del skate en los noventa.

Un ambiente que no volverá era el del Bilbao gris e industrial de antes del efecto Guggenheim, que también inmortalizaron Bonzos en “Lluvia, hierro y rock & roll”, un título que además valió para una obra enciclopédica sobre el rock bilbaíno de Álvaro Heras-Gröh, miembro del grupo durante una temporada, por cierto.

Martín Cápsula, productor de los últimos discos de Bonzos.

Otro personaje fundamental en los últimos discos ha sido Martín Cápsula, que ejerció de productor, además de tocar la guitarra, por lo que tenía todo el sentido del mundo que en esta ocasión les echara un capote en “Yo quise ser Gardel”. Y el primer bis lo dedicó Parlange a una chica que en un principio no le hizo mucho caso, pero al final terminó casándose con ella décadas después. Piel de gallina con ese “Crush On You” en el que el afable batería Riki ayudó a las voces y hasta pilló el pie de micro como si fuera Steven Tyler.

La “canción insignia”, como la definió Parlange, “I Want You Back” atronó con la dignidad y la velocidad requerida. Sin darnos tiempo para recuperarnos del subidón, “Cementerio Indio” se abrió paso para recordarnos esos amores pasados que nunca se llegan a enterrar del todo. Y para cerrar como mandan los cánones se recurrió a su reciente single “Adiós, amigos”, un guiño tanto a los Ramones como a aquel Getxo de la discoteca Gwendo, la hamburguesería Carpanta y la calle Amezti. Lugares de otro mundo no olvidado.

Nada mejor que despedirse con los Ramones y la margen derecha en la memoria, deseando que, como cantaban en un tema suyo, su adiós definitivo realmente no sea tal y en algún momento vuelvan a salir de sus tumbas con el máximo glamour posible, del mismo modo en que se paseaban Joey Ramone y compañía en el vídeo de “Pet Sematary”. Oh no. Oh no.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de concierto por parte de esta buena banda rockera como son BONZOS en dicha localidad vasca que con tantos temas propios y bastantes versiones de bandas rockeras lo bordaron.

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