Crónicas
Bilbao BBK Live Udazkena con The Hives + Novedades Carminha +Venturi: No más silencio
«Cumplieron al milímetro su lema de “No más silencio”, pues se fundieron la mayor parte del repertorio en una media hora, oficiar a ese nivel a velocidad supersónica no está al alcance de cualquiera.»
7 octubre 2021
Bilbao Arena, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Las primeras veces siempre se recuerdan. Da igual que se trate de probar alcohol, sustancias estupefacientes o incluso de quedar con alguien especial. Conviene abrir bien los ojos y memorizar hasta el más mínimo detalle porque es probable que un tiempo después nos hartemos de rememorar tales instantes, aunque entonces no seamos conscientes de la importancia que adquirirán en el futuro. Pellizquémonos fuerte y saboreemos el momento porque todo eso ya no volverá, salvo en forma de difusa nebulosa de la memoria. Así es la vida.
Tales pensamientos nos embargaban en el primer festival con la posibilidad de estar de pie. Llevábamos meses soñando con la oportunidad de mandar las sillas a paseo y desde la organización del BBK Live nos brindaron ese deseo con una suerte de edición adaptada a las circunstancias actuales, al igual que se hizo con el Azkena Rock Festival hace escasos días. Un par de nombres resultones como The Hives y los gallegos Novedades Carminha nos aseguraban de antemano que aquello se convertiría en un fiestón como mandaban los cánones.
El hecho de que no hubiera transporte público de vuelta a casa para gran parte de los asistentes no consiguió deslucir un bolo muy digno en el que se pudieron hacer las cosas mejor, de acuerdo, pero que valió más que de sobra para inaugurar una nueva etapa para las actuaciones en directo. Seguramente por ese motivo a los pobres Venturi les vieron cuatro gatos, pese a facturar un recital impecable de enérgico post punk y retazos de indie británico a lo Franz Ferdinand o Kaiser Chiefs.
“Estamos vivos” sirvió a modo de declaración de intenciones y de excusa perfecta para los primeros contoneos entre el respetable, acostumbrados al hieratismo más absoluto, aquello nos pareció de lo más curioso, como si lo de bailar fuera de auténticos extraterrestres. Los madrileños lanzaron un guiño a los cabezas de la noche con un fragmento de “Hate To Say I Told You So” y recordaron al siempre añorado Eduardo Benavente con “Autosuficiencia” de Parálisis Permanente, la única y verdadera canción sobre confinamientos. Todo un grupazo, para seguirles la pista.
A Novedades Carminha les hemos visto la tira de veces y en diversas circunstancias posibles, pese que no nos convenza el giro hacia lo urbano que han dado en los últimos tiempos. Con el descaro de Siniestro Total en lontananza, en realidad son una banda de bastante espíritu punk que hace lo que le sale de los mismísimos, eso hay que aceptarlo, para lo bueno y para lo malo.
Y en estos momentos lo que les sale es el bailoteo con ínfulas funk de “Obsesionada” o los ritmos tropicales en “Volverte a ver”. Menos mal que siguen conservando en su repertorio joyas de su época garajera como “Quiero verte bailar” o “Antigua pero moderna”, aunque ya ni se acuerden de un temazo capaz de levantar a cualquier persona decente como “Juventud infinita”. Fue un concierto soberbio, eso sí, por mucho que tal vez hubiéramos preferido otra ristra de canciones más añejas. “¡No disimules, se te mueven los pies!”, nos decía un conocido ante las piezas más recientes. Pues sí, no nos desagradaban del todo. Ventajas de los abiertos de mente.
Hacía falta un combo demoledor como The Hives para celebrar el poder estar de pie en un concierto. Nada mejor que pegar el pistoletazo de salida con “Come On”, de las mejores intros que jamás hemos escuchado, y “Main Offender”, que sigue la estela de ese sonido a lo Turbonegro que asoló el mundo hace ya unos añitos.
El siempre comunicativo vocalista Pelle Almqvist sabía de sobra cuáles eran las condiciones especiales del evento, por lo que no tardó en recalcar que esa noche “bailar estaba permitido” antes de prometer “no más silencio en Bilbao”. Para los que nunca hayan visto a este tipo, decir que habla castellano con un desparpajo total y realmente se deja la piel en el escenario, aparte de que conecta con la peña gracias a mil y un tretas de zorro viejo conocedor al dedillo del oficio.
Por ejemplo, lejos de endiosarse en la torre de marfil, busca el contacto con el respetable, ya sea sumergiéndose una y otra vez entre la multitud o preguntando a los asistentes su nombre y procedencia, como hizo en la parte final del show. A un profesional así resulta muy complicado pillarle con el pie cambiado, no hablemos ya de los pedazo saltos que se pegaba desde la tarima de la batería. Un frontman en el verdadero sentido de la palabra.
El bueno de Pelle nos pidió “bailar rápido” con la punkarra “Good Samaritan”, que desató pogos postpandémicos a tope, que vuelva el orden natural de las cosas. Y en “Walk Idiot Walk” el micro voló en repetidas ocasiones por los aires, antes de que nos advirtieran de que ellos metían mucho ruido y que por eso mismo exigían una respuesta similar abajo del escenario. Cuestión de igualdad.
El frenético repertorio no nos dio un segundo de tregua, sin baladas ni otras mierdas que no deberían tocarse nunca en directo. La adrenalina garajera de “Two-Timing Touch and Broken Bones” dio paso a la épica “My Time Is Coming”, con el inquieto Pelle entonando desde una plataforma como si fuera un crooner a lo Frank Sinatra. Si esto no es versatilidad absoluta, apaga y vámonos.
La obsesión del voceras por mover a la peña nos legó algún que otro discursito memorable, como cuando nos dijo que después de casi dos años sin bailar “podíamos explotar”. Y a muchos les entraría la risa cuando afirmó con bastante coña: “Vais a hacer que bailar vuelva a ser de nuevo ilegal”. Esa noche los suecos andaban más comunicativos de lo habitual, pero si aquello servía para presentar bombas como “See Through Head” ya podían hasta recitar la biblia en verso.
“Hate To Say I Told You So” puso al personal a pegar saltos mientras el vocalista seguía buscando el calor humano. Tras la breve pausa de rigor, no tardaron en regresar con “I’m Alive”, un corte como para retornar de entre los muertos y que constituye un fiel ejemplo de lo último que han editado en estudio junto a “Good Samaritan”.
Un atisbo de exquisitez antes de desatar la caja de los truenos con “Tick Tick Boom”, donde permanecieron quietos como mimos durante unos instantes. Estiraron el chicle con parrafadas sobre bailar, presentaciones del público y la típica sentadilla comunitaria que siempre acontece en sus shows. No pasa nada, a The Hives se les permite eso y mucho más. Para la posteridad quedará esa imagen de Pelle corriendo hacia el escenario cual Moisés entre las aguas mientras la gente se levantaba de sopetón a un lado y otro.
Lástima que tanto charloteo nos privara al final de unos cuantos cortes más con los que habrían quedado como señores. Cumplieron al milímetro su lema de “No más silencio”, pues se fundieron la mayor parte del repertorio en una media hora, oficiar a ese nivel a velocidad supersónica no está al alcance de cualquiera. Pero bueno, eso es lo que sucede a veces también en reuniones de amigos a los que hace tiempo que no ves, que hablas y te olvidas de la música.
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1 comentario
Correctas actuaciones tanto por parte de VENTURI como de NOVEDADES CARMINHA en dicho recinto de la rockera y cojonuda bilbao a través de uno de sus festivales mas ilustres.