Crónicas

Barna'n'Roll: The Toy Dolls, Pennywise, Flogging Molly...

«Al igual que el resto de festivales, giras y conciertos, también volvía a celebrarse el festival punk por excelencia en la capital catalana desde 2016, tras dos años en el congelador: fiesta, agitación constante, y vasos llenos, vacíos, o a la mitad volando por los aires»

30 julio 2022

Poble Espanyol, Barcelona

Texto: Jordi  Campàs. Fotos: Markcërock

The Toy Dolls

Al igual que el resto de festivales, giras y conciertos, también volvía a celebrarse el festival punk por excelencia en la capital catalana desde 2016, tras dos años en el congelador, con dos bandas que ya figuraban en aquel primer cartel, The Toy Dolls y The Anti-Patiks, junto a Circle Jerks o Pennywise, con la consabida baja de Sham 69, que al igual que Manowar en el Rock Fest parece que traerá cola, con una más que probable denuncia ante la justicia.

Entramos en el recinto monumental del Poble Espanyol justo cuando el vocalista de The Anti-Patiks, haciendo uso de su habitual sarcasmo, rebautizaba el lugar como Poble no Espanyol, aunque debo decir que su nombre original era el de Iberona, pero parece ser que a los franquistas de aquel entonces no les acabó de cuadrar en sus cuadradas mentes.

La banda de punk rock egarense, famosa por sus causticas e irónicas composiciones, presentaba material nuevo tras unos cinco años en barbecho, con un segundo elepé titulado 'Mai més res (Nunca más nada)', del que extrajeron “Pro bueno val”, “Fa 20 anys que tinc 20 anys” con referencias a Joan M. Serrat, “Idiotes”, y la genial “Enderrock”, dedicada a esa revista musical catalana en la que siempre salen los mismos, y de rock poco o nada, ya no digamos de punk, o metal. Poco antes montarían lo que llaman Espatagó, una performance en la que alguien del público sube al escenario y rompe el CD de alguna de esas bandas catalanas insufribles, en esta ocasión al grito de "La Pegatina tortura y asesina", una de sus víctimas preferidas. Entre otras perlas, también cayeron “No estíc preparat per ser normal”, “Barrets de palla”, o “Només el punk rock em fa feliç” con la que finalizaron una de las pocas actuaciones  que tienen este año de retorno fugaz, ya veremos si tiene continuidad el que viene, esperemos que sí, por el bien del punk rock del país.

Con algo de retraso iniciaron su descarga los veteranos Circle Jerks en esta enésima reunión en la que nos visitaban por primera vez en un tour en el que andan celebrando el cuarenta aniversario de su segundo álbum, 'Wild in the Streets', al no poder hacerlo de 'Sex Group' (2020) hace dos años por la dichosa pandemia, aunque tocan prácticamente la totalidad de este.

Circle Jerks

Tacada inicial con “Deny Everything”, “Letterbomb”, “In your Eyes”, y “Stars and Stripes”. Tras esta primera envestida, Keith Morris informa que es la primera vez que tocan aquí, y que la siguiente canción es una de sus favoritas, “When the Shit Hits the Fan”, dedicándosela a unos niños de la primera fila que al final del show recibirían el setlist que era tan largo que tuvieron que enrollarlo como una alfombra. Continuaron con “Under the Gun”, con el exbatería de QOTSA, EODM o Danzig, entre otras, Joey Castillo, espectacular. Mientras que el ex-Bad Religion Greg Hetson se lo tomaba con más calma, dando sus saltitos adelante y atrás, cero estrés y cero protagonismo para el guitarra que no se quitó las gafas de sol en ningún momento, ni para saludar.

Antes de entrar con “Wild in the Streets”, Keith informó que no son de esas bandas que andan haciendo coros todo el tiempo, que aquí solo canta él, y punto. No sé cómo se lo tomarían los chicos de Pennywise, que estaban contemplando el bolo desde el lateral del escenario. Entre el retraso durante el montaje de su equipo, y las charlas que se pega Keith, el repertorio se vio recortado, y no llegaron a la treintena de temas que acostumbran a ejecutar en vivo, extraídas de sus seis discos. Entre otras sonaron “I, I & I”, “Beat my Senseless”, “World Up my Ass”, “Moral Majority”, “Don’t Care”, “Live Fast, Die Young”, “Parade of Horribles”, “Casualty Vampire”, “Coup d’Etat”, de la que Morris dijo que era una expresión francesa y no de aquí, pues sí. Para llegar al final con “Operation”, “Wasted”, “Red Tape”, y el “I Want Destroy You” de los The Soft Boys. Lo cierto es que algunos de los temas sonaron bastante distintos a los discos, no tanto como la versión de los Soft Boys, pero casi. Esperemos que no sea la primera y última visita del combo hardcore californiano y nos ofrezcan otro fantástico bolo como el que hoy nos ocupaba.

De figurar en la tercera plaza en el cartel surge, según parece, la polémica con Sham 69 en negarse a tocar por debajo de The Toy Dolls, cuando eran sin duda los más populares del cartel. En fin, excusas de mal pagador, que decimos por acá. Si para los californianos era su primera visita, para el trío de Sunderland ya eran once las ocasiones en las que han visitado Barcelona, y otras tantas por diversas poblaciones catalanas, de hecho, la última vez que los vi fue en Salt, al lado de Girona, hará unos diez años. Creo que les llevo viendo desde el 89 en su segunda visita a Zeleste, la primera fue en 1986.

The Toy Dolls

Tras el tema introductorio y un "Bona nit" de Michael “Olga” Algar, sonaron “Fiery Jack” y “Cloughy is a Bootboy”, un "muchas gracias", y “Bitten by a Bed Bug” a cargo de Duncan Edmonds, en la batería desde el 2006. Continuaron con “Benny the Boxer”, de su último álbum, 'Episode XIII' (2019); “The Death of Barry the Roofer with Vertigo”, de su 'Our Last Album?', “Alec’s Gone” del 'Absurd Ditties', y desde su primer disco, 'Dig that Groove Baby' (1983) en el que siguen cimentando sus directos, nos deleitaron con “Up the Garden Path”, “Dougy Giro”, “Spiders in the Dressing Room” o “Nellie the Elephant”, ya con Michael descamisado.

Entre los cuantiosos numeritos que montan destacaremos la oda al vino espumoso con botella gigante que lanza confeti para introducirnos a “The Lambrusco Kid”, el reparto de unas gafas de colores previo a “Harry Cross”, guitarra y bajo giratorios para la surfera “Wipe Out”, o la guitarra de tres mástiles para interpretar “Dig That Groove Baby”. El bis final llegaba con Olga encapuchado para “When the Saints go Marching In”, y “Glenda and the Test Tube Baby” como final feliz con lanzamiento de globos gigantes.

Pues nada, otra fiesta con Olga y sus acompañantes de turno, desde el 2003 Tommy Goober es el decimocuarto bajo que pasa por la banda inglesa, y Duncan Edmonds, es el duodécimo batería de Michael, que a sus cerca de sesenta tacos está hecho un pincel, y sigue siendo el máximo representante del denominado "punk pathetique", junto a Peter and The Test Tube Babies.

Llegaba el turno de los que podríamos denominar como discípulos de Bad Religion, que actuaron en este mismo emplazamiento hace un mes colgando el cartel de soldout, y precursores de ese hardcore melódico tan característico, el mismo que la noche anterior como calentamiento realizaron Lagwagon, junto a Mad Caddies agotando los tickets de la sala Razzmatazz con un millar de fans. Ahora, ante unos tres mil, Pennywise iniciaba su actuación con “Fight til You Die”, aunque hubo una introductoria sin la banda con acordes de guitarra y los coros de su himno “BroHymn”, por lo que su conexión con el público fue instantánea. Su frontman, Jim Lindberg, pidió ruido antes de continuar con “My Own Country”, “Rules”, “Straight Ahead”, durante la que volvió a pedir ruido, una constante durante todo el show. Para “Same Old Story” lo pidió para Circle Jerks, ambas bandas procedentes de Hermosa Beach, CA.

Pennywise

"Una canción sobre las libertades" fue como definió Lindberg “My Own Way”. Siguieron con “Violence Never Ending”, para la cual Lindberg hizo alusión a los habituales tiroteos en escuelas estadounidenses, como el de este mayo pasado en Uvalde, TX, con veintiún muertos. Tras “Time to Burn” era momento para los medleycovers, anunció Lindberg, "normalmente tocamos algo de Black Flag, Descendents…", hoy tocaba Ramones, con “Blitzkrieg Bop”, seguida por el “Fight for Your Right” de Beasty Boys.

Durante “Society” hubo un interludio de palmas y presentación de la banda, para seguir con “Broken”. También caerían “Living for Today”, “Watch Me As I Fall”, “Fuck Authority” con soporte popular en los coros. Otra versión con el “Stand by Me” de Ben Earl King, con inicio tranquilo, pero que rápidamente pilla velocidad extrema. "ACABaron" como empezaron, con “BroHymn”, con toda la familia sobre el escenario y algunos de los miembros de Flogging Molly, como Nathen Maxwell, que llegó a colgarse el bajo de Randy Bradbury. En fin, final súperfamiliar y de hermandad total para un notable directo.

Flogging Molly

Pero no se vayan todavía, porque ahora llegaba la fiesta irlandesa con la energía de Flogging Molly, una formación con raíces de música tradicional de la isla, aportadas principalmente por uno de sus fundadores, el irlandés Dave King, el que fuera cantante de la banda fundada por Eddie Fast Clarke (Motörhead) y Pete Way (UFO), Fastway en sus inicios, increíble, pero cierto. Irreconocible. Nada que ver con aquello tiene la formación californiana que ofreció una sesión de baile y apología del alcohol desde la inicial “Drunken Lullabies” hasta la final “The Seven Deadly Sins”, con la que se despidieron,  además de regalar algunas latas de cerveza negra a las primeras filas, alguna llegando a golpear en la cabeza de una chica al fallar el receptor inicial.

Hay que decir que Dave King es un frontman total, destila simpatía a raudales, no cesó de hacer bromas en sus comentarios, agudizando el buen rollo que transmite su música. Llegó a dedicarse un tema a sí mismo, “Selfish Man”, de su primer álbum, 'Swagger' (2000). De su nuevo disco, 'Anthem', interpretaron “These Times Have Got Me Drinking / Tripping Up The Stairs”, “A Song of Liberty” dedicada al pueblo catalán, y “The Croopy Boy ‘98”.

Dedicaron “If I Ever Leave this World Alive” a las otras bandas participantes, y “Float” al abuso del alcohol del que Dave no duda en hacer bandera. Un más que correcto fin de fiesta, que pilló a la mayoría con las fuerzas algo diezmadas por la fiesta, la agitación constante, y cómo no, el mencionado consumo de alcohol, con vasos llenos, vacíos, o a la mitad volando por los aires, algo que parece ser que se ha convertido en una moda que ya vivimos con Bad Religion, o en el Rock Fest este año, un hecho que contrasta con el precio de las bebidas, y en especial de los vasos de plástico a dos euros, y que a pesar del precio son lanzados o desechados. El panorama final, con el suelo lleno de ellos, era el fiel reflejo de esta contradictoria situación, digna de estudio. Todo muy punk, muy punk, que dirían LPR.

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Potentes descargas por parte de algunas de las bandas más históricas del Punk Rock Amerciano como son CIRCLE JERKS o los PENNYWISE en la ciudad condal.

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