Crónicas

Arde Bogotá en Bilbao: Claroscuros de una generación

«En una época en la que dicen que todo está inventado ya tiene mérito abarrotar salas haciendo gala de un estilo propio, sin copiar a nadie, pues los referentes utilizados para ubicar su sonido siempre resultan lejanos, a modo de guía para navegantes, sin obligar a transitar por un camino estipulado.»

30 noviembre 2023

Sala Santana 27, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Hay que ver lo que puede llegar a cambiar una situación determinada en función de la compañía circundante. Es algo que arruina casi cualquier espectáculo en sentido negativo, y por el contrario, un acto poco inspirado acaba como pasable si nos encontramos en un entorno agradable, un concepto puramente subjetivo en función de las afinidades y tirrias de cada cual. Nunca hubo unanimidad en lo que respecta a maneras de disfrutar o pasarlo bien.

Si en la anterior visita de los cartageneros Arde Bogotá al País Vasco parece que existió un segmento de público concreto en torno a los veinte años con mayoría eminentemente femenina, en su recital con entradas agotadas en la bilbaína sala Santana 27 el abanico se movió por una tendencia más paritaria. Y, del mismo modo, también se incrementó la edad, con una reseñable porción de treintañeros, y hasta algún cuarentón. La prueba evidente de que ya son un auténtico grupo de masas al que los recintos convencionales se le empiezan a quedar pequeños.

Con el papel agotado desde hace meses por lo menos, Arde Bogotá confirmaron de primeras con el rotundo comienzo de “Los perros” que el tremendo salto que han dado a nivel de popularidad no es en absoluto regalado. Pese a que la primera vez que les vimos ya nos llamó la atención su profesionalidad y buen hacer en las distancias cortas, se les nota que han subido un peldaño más, tanto en su actitud como en su manera de plantear un show de estrellas totales que en la actualidad están viviendo un momento particularmente dulce.

El vocalista Antonio García, mucho más seguro de sus capacidades como frontman, se puede permitir abandonar la guitarra durante cierto tiempo y seguir enardeciendo a las masas, que comen por completo de su mano. “Abajo” y “Besos de animales” certificaron el espectacular tirón de la banda, con letras cantadas a pleno pulmón de principio a fin. No deben existir demasiados ejemplos hoy en día en el campo del rock contemporáneo.

Vale que todavía no disponen de un catálogo impresionante de canciones, pero para los dos discos de estudio y un EP que poseen, utilizan los recursos con bastante solvencia. Por ejemplo, a la hora de configurar un repertorio dinámico, con momentos álgidos de la envergadura de “A lo oscuro” o “Quiero casarme contigo”, que podría decirse que ya son sus clásicos y conviven en profunda armonía con cortes recientes tipo “Qué vida tan dura”, que puso al personal a saltar a tope.

“Veneno” ganó en intensidad en directo y “Millennial” confirmó su potencial para convertirse en un himno generacional de esa juventud que se comió la crisis, la pandemia y luego encima tiene que aguantar que privilegiados digan que en realidad no quieren trabajar. Porque claro, la condición de siervo y vasallo no casa demasiado con el mensaje buenrollista fomentado desde diversas instituciones.

El rollo de “El beso” a los Arctic Monkeys de ‘AM’ les proporciona uno de los instantes más álgidos de la noche, una lástima que hayan dejado de lado otro temón en esta onda como “Dangerous”. Piezas recientes del estilo de “Clávame tus palabras” pasaron con nota la aceptación del respetable, que por lo general llevaba la lección muy bien aprendida de casa. Esto sí que era afición y lo demás tonterías.

“La salvación” ofreció tal vez el único remanso de paz del concierto, pero recuperaron enseguida brío rockero con “Sin vergüenza”, toda una bomba con una deflagración en vivo de imprevisibles consecuencias. Y el importante potencial  de los cortes más recientes se pudo constatar de nuevo con “Escorpio y Sagitario”, de lo mejor de su álbum ‘Cowboys de la A3’. Habrá que hacer caso a lo que dicen y mandar a la mierda el horóscopo porque si estos murcianos están donde están no es para nada por designio divino ni por las “putas estrellas”.

“Todos mis amigos están tristes” supuso otro subidón considerable, con esa rabia punk que ganaba enteros en las distancias cortas. ¿No decían Turbonegro aquello de “All My Friends Are Dead”? Pues los colegas de Antonio y compañía no han pasado a mejor vida, pero su ánimo tampoco se encuentra en un punto elevado. La tendencia general en una generación tratada como un saco de boxeo al que se puede golpear sin misericordia alguna.

Sin que el entusiasmo hubiera experimentado bajón alguno a lo largo del show, regresaron todavía para otorgar el puntapié en los bises. “Copilotos” fue otra ocasión para que se elevaran las gargantas y no renunciaron a recuperar su visión de la esperanza en la inevitable “Exoplaneta”.

A partir de ahí, la cosa solo podría incrementarse en intensidad, y a fe que se consiguió con “Antiaéreo” y posteriormente con “Cariño”, que hasta provocó un futbolero “lo lo lo”. En fin, nadie es perfecto, pero estaban justificados diversos modos de expresar aprobación. Había sido un bolazo.

En una época en la que dicen que todo está inventado ya tiene mérito abarrotar salas haciendo gala de un estilo propio, sin copiar a nadie, pues los referentes utilizados para ubicar su sonido siempre resultan lejanos, a modo de guía para navegantes, sin obligar a transitar por un camino estipulado. Portavoces de los claroscuros de una generación, han venido para quedarse y que su mensaje se extienda todavía más allá. Es posible.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia el currado concierto por parte de esta buena banda de nuestro pais como son ARDE BOGOTA a través de estos buenos temas en la Santana bilbaina,

  • Sara Roade Rey dice:

    La mejor banda actual en español,...
    Desde que los vi por primera vez , me enganché a sus directos.
    Ya van 5 y seguiré,... vienen a COMPOS.

    En el concierto en el terraceo del mar de VIGO, aunque corto, éramos pocos ,... fue' el mejor, más íntimo , el más cómodo.

    Hay que aprovechar ahora, antes de que pueda pasar lo que le pasa a Bunbury, que ya mejor que no haga nada.

    ARDE BOGOTÁ, de lo mejorcito.

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