Crónicas

Arctic Monkeys + Willie J. Healey: Nunca volverá a ser lo de antes

«¿Volverán a superarse o seremos testigos del curso natural de los acontecimientos? Hasta que tengamos la respuesta, tras una noche apoteósica, toca peregrinar a cada esquina en la que toquen»

10 julio 2023

WiZink Center, Madrid

Texto: Sergio Julián @sergio42 Fotos: Charly RnR

Los Arctic Monkeys en su primera noche en la ciudad más libre del mundo fueron absolutamente apoteósicos. Su mejor versión hasta la fecha: elegancia, interpretación, puesta en escena, guitarras, detalles y sonido. Hasta el maldito Alex Turner ha dejado parte de sus poses de crooner maldito para volverse un poco más humano y un punto menos creído. Todo ha ido tan absolutamente bien, que solo puedo estar preocupado.

Me vienen al recuerdo Muse o The Killers. Grupos de la escena rockera alternativa que llegaron a un punto de inflexión entre su presente y su pasado, y acabaron por tomar una decisión. Pongamos como ejemplo a la troupè de Bellamy. Tras lanzar obras inconmensurables de rock de primer nivel con pasajes progresivos y una sonoridad agresiva a más no poder, entraron en su fase de obras de significado exiguo, hits poperos (“Starlight”, “Madness”) y éxito global. El resultado es el que ya conocemos: alegría de estadio y decepciones constantes de los otrora fans que siguen picando con la esperanza de que caiga “Showbiz” en los bises.

Con los Arctic Monkeys puede suceder algo parecido. En la actualidad, equilibran a la perfección los hits a 350 bpm (según cuenta la leyenda, se justifica en el limitado tiempo que tenían en el local de ensayo, lo que les llevó a acelerar los temas), los cortes del álbum con el que lo rompieron en el mainstream ('AM'), regalitos de su discografía como las que caen del siempre esquivo 'Humbug' y la orfebrería de sus retro 'Tranquility Base Hotel & Casino' y 'The Car', que no pueden sonar mejor en directo, subrayando sus notas rockeras, como se evidenció en "Body Paint", que cerró el set principal con un emocionante epílogo extendido hasta la saciedad.

Aunar estilos y eras con tanta coherencia y sentido en un directo está reservado para unos pocos, especialmente cuando no recurres a shows tematizados de más de tres horas (Holi, Taylor). Lo que nos lleva a la duda inicial, casi existencial: ¿Cuál será el siguiente paso de los de Sheffield? ¿Se volverán un grupo de grandes éxitos y seguirán logrando el equilibrio en sus conciertos de cien minutos? ¿Se volcarán definitivamente en el universo retro y dejarán progresivamente sus inicios efervescentes, como hicieron poco a poco Radiohead? ¿Se convertirán en una de esas bandas incapaces de mirar al futuro y vivirán exclusivamente de su legado?

Antes de las dudas, hechos

Mientras sigo pensando en el futuro de la banda, recuerdo la tremenda evolución que han tenido en directo. Desde los vídeos de YouTube de sus primeros discos a las cuatro veces que les he podido ver (cada una presentando sus últimos discos), hay un mundo. La versión actual de los monos es autoconsciente, profesional, coherente; son shows que complacen a los autores, que presentan un universo, y que a la vez están pensados para conectar con el respetable, de todas las edades y de todos los perfiles. De ahí la utopía del equilibrio, más tangible que nunca en el WiZink.

La intensidad crece con la inicial "Sculptures of Anything Goes", con la emoción contenida del foso explotando en el momento en el que Turner levanta el pie de micro ofreciendo sus respetos a la paciente audiencia, que llevaba horas haciendo cola con los 39 grados de Madrid.

Le sigue "Brianstorm", muestra de que los británicos no han perdido la velocidad de otras eras, y "Snap Out of It", en la que hacen el primer guiño al álbum que legarán a la historia universal. Mientras tocan, en las pantallas encontramos una realización digna de los programas musicales de los 60 y 70: formato 4:3, resolución contenida, una iluminación cálida emulando la incandescencia, humo, zooms y efectos de espejo con la pantalla circular que domina el escenario. Muy 'The Car', en realidad: unos 60s extendidos a nuestra era con belleza y decadencia.

Clásicos ligeramente modificados como "Crying Lightning", "Cornerstone" o "Pretty Visitors", se alternaron con rearreglos completos como el de "505", que mantuvo su tensión sostenido por los órganos presentes en gran parte de los temas de sus últimos dos discos. Sonaron unos cuantos temas de estos, como "Four Out of Five", "I Ain't Quite Where I Think I Am", "Star Treatment" o "There’d Better Be a Mirrorball", que finalizó iluminando a todo el palacio de los deportes: lo típico no riñe con lo efectivo. En todos ellos, no podía dejar de pensar en el meme de Mads Mikkelsen fumando y pensando: "Es cine".

Todas las ejecuciones fueron perfectas, si bien comedidas. El engranaje respondía fluidamente, y a falta de esos dulces momentos de caos, los siete (¿o eran ocho?) músicos sobre el escenario se encargaron de añadir color a las interpretaciones nuevas. ¿Y con los clásicos? Desaparecían para dejar al cuarteto original solo ante sus himnos más espídicos, como "I Bet You Look Good on the Dancefloor", que hubiera clausurado el concierto de no ser porque 'AM' volvió a reclamar su relevancia con la doblemente finalizada "R U Mine?".

El resto de temas de 'AM' recordando a sus queridos Sabbath con una contundencia admirable (“Arabella” con mini fragmento de “War Pigs”, “Do I Wanna Know”, “Why’d Would You Only Call Me When You’re High”, unidas a las previamente mencionadas “R U Mine? y “Snap Out Of It”) y un Turner dicharachero, intrascendente y ultra british con agradecimientos en un limitado castellano redondearon un show sencillamente perfecto… más allá de la incertidumbre que presenta su futuro.

Los Arctic Monkeys, en la actualidad, han llegado a su cumbre en sus directos. Está reservado solo a unas pocas bandas poder crear setlist equilibrados con todos los cortes mejorando a sus versiones de estudio. A partir de aquí, ¿volverán a superarse o seremos testigos del curso natural de los acontecimientos? Hasta que tengamos la respuesta, toca peregrinar a cada esquina en la que toquen.

Setlist de Arctic Monkeys:
Sculptures of Anything Goes
Brianstorm
Snap Out of It
Crying Lightning
The View From the Afternoon
Four Out of Five
Cornerstone
Why'd You Only Call Me When You're High?
Arabella
I Ain't Quite Where I Think I Am
Do Me a Favour
Pretty Visitors
Fluorescent Adolescent
Do I Wanna Know?
Mardy Bum
There'd Better Be a Mirrorball
505
Body Paint.
Bises:
Star Treatment
I Bet You Look Good on the Dancefloor
R U Mine?
(Sí, ni un tema del ‘Suck It and See’, imperdonable).

No fue la noche de Willie

Esta noche no nos olvidamos de Willie J. Healey, telonero que seguramente sí que olvidaremos en un par de semanas. Es una pena cuando los artistas desaprovechan la oportunidad de encandilar a un público masivo en una gira de las dimensiones como la de Arctic Monkeys.

Sin miramientos: el músico de Oxfordshire no tuvo su día. El sonido fue desastroso, con el bajo perdido, las guitarras sin empaque y la batería atronando, rivalizando en notoriedad con la voz rota de Willie, que suena infinitamente más controlada en su versión de estudio.

Al margen de esta puesta en escena, unido a una interacción con el público prototípica con los teloneros de este tipo de giras ("¿Quién tiene ganas de ver a Arctic Monkeys?"), el principal fallo en su propuesta fueron las canciones. Y es que sí, es cierto que “Little Sister” es pegadiza, al igual que “For You”, el tema más redondo de los interpretados junto con “Thank You” o los fragmentos instrumentales de “Sure Feels Good”. Pero el resto de cortes, de carácter clásico con toques de soul, no se sostenían y pasaban demasiado rápidamente al cajón de la desidia.

Una pena. Pero lo de siempre: a los artistas emergentes se les conoce mucho mejor en una sala pequeña que en un pabellón abriendo ante unos gigantes. Dejemos la puerta abierta.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia el gran concierto que se marcaron los ARCTIC MONKEYS en el histórico Palacio De Los Deportes de la rockera Madrid.

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