Crónicas

Aquelarre: La audacia de los vencedores

«Aquelarre se valen tanto del tesón como del talento, tanto de la creatividad como del saber exprimirla, tanto de la fuerza como de la maña»

26 enero 2019

Sala Masterclub, Vigo

Texto y fotos: Jason Cenador

Hay tres fases fundamentales en la escalada de cualquier artista musical ajeno al monstruo de la banalización industrial hacia cotas de repercusión superiores, y pasan por crear buenas canciones, plasmarlas bien en la grabación y divulgarlas consecuentemente. Si las tres se completan con solvencia, las posibilidades de crecer se multiplican, y en todo el proceso el talento se entremezcla con una audacia cada día más útil y necesaria.

Como si hubieran salido de una academia que enseñase esas premisas pero con la naturalidad y la convicción de hacer lo que emana de su frondoso espíritu creativo y de profundo amor por el metal, su filosofía y su camaradería, Aquelarre citaron a los medios en su ciudad, Vigo, para presentar en una breve y amena rueda de prensa, picoteo con empanadas de la tierra incluido, su formidable tercer álbum, ‘Suevia’, el cual poco después defendería en vivo ante una Sala Masteclub llena hasta la bandera. Si llegan a entrar diez personas más, tendrían que haberse subido a caballito sobre algunos de los ya presentes.

El tercer plástico del sexteto gallego cristaliza una madurez arrolladora adquirida tras dos discos a cada cual más interesante, y en él se abren camino hacia un metal melódico más ecléctico y de carácter más marcado, persiguiendo – y alcanzando – una identidad sonora distintiva y magnética. Con la historia y las leyendas de su amada tierra, Galicia – como para no amarla, meu –, como hilo conductor de todas las canciones de ‘Suevia’, Aquelarre ha tenido la audacia de trazar una hoja de ruta para presentarlo acorde con unas expectativas que no pueden sino levitar sobre las anteriores, convocando a la prensa especializada, revistiéndolo de un diseño gráfico fabuloso y poniendo, en definitiva, toda la carne en el asador, sin perder la cercanía y la humildad. ¿Primer resultado de alcance? Lleno total en su ciudad. ¿Segundo? Abrirán para Rhapsody of Fire a finales de este mes de febrero en Bilbao, Madrid y Barcelona.

Aquelarre posando para los medios

El humo cubría el escenario cuando con la energía de las grandes noches, el combo se plantó ante los suyos para seguir dando rienda suelta a aquel “sueño de un loco” al que su vocalista Icko Viqueira se refirió durante la charla con los medios. El loco es el fundador de la banda, el guitarrista Cristóbal Otero, que aparte de idear junto a sus compañeros grandes canciones, es más salado que las pesetas, cabe decir. El folclore gallego sobresalía en la intro antes de que nos golpease de frente ‘Galicia 19’, corte robusto y elaborado ideal para una primera toma de contacto.

Recordó el activo y dedicado Icko que la gala estaba inmortalizándose para un DVD al tiempo que agradecía con cercanía y familiaridad la presencia de los asistentes, que disfrutaron de lo lindo con “Romasanta”, tema del que verá la luz pronto un nuevo videoclip y que cuenta la historia de uno de los personajes más siniestros de la historia de Galicia, Manuel Blanco Romasanta, un psicópata del siglo XIX del que era mejor salir despavorido. Al parecer fue diagnosticado clínicamente como licántropo, lo cual no hace sino añadir más fascinación – y más mal rollete – en torno al rapaz en cuestión.

La siguiente en liza fue “Arcilla y mármol”, primera retrospectiva a su anterior álbum, ‘Tempo’. En ella participó, como primer invitado de la noche, Emi Ramírez, vocalista de Iron Hunter con un amplio bagaje en la escena. “Tiene el culo pelado y lleva peleando por la dignificación del metal mucho tiempo”, aseveró contundente Icko al darle la bienvenida antes de marcarse un espléndido dueto con él.

La emotividad y la seriedad por un asunto que caló hondo en su época en la rica historia del bravo pueblo gallego se apoderó del discurso de Icko cuando dio paso a “Aunque duela recordar”, un corte inspirado en el drama de la emigración de tantos gallegos que tuvieron que partir a tierras lejanas en épocas de penurias. La canción, una de las más destacadas del último lanzamiento, rebosa de genuinidad y verdadero apego musicalizado por una conciencia colectiva que, hoy más que nunca, merece la pena loar.

El goteo de invitados lo prosiguió Adolfo FH de Stoned At Pompeii, presentado como alguien “que ha conseguido vivir de sus sueños” por un Icko que no escatimaba en elogios. No es para menos, teniendo en cuenta que su banda, con un solo disco en el mercado, está cosechando éxitos allá por donde va.  Puso su sobresaliente agilidad a guitarra al servicio de “Respirar”, cambiante, fornida y trepidante en buena medida. Sin saberlo, estábamos en el preludio de uno de los cambios de tercio más acusados del show. Porque el dinamismo en un concierto es fundamental y la audacia también juega un papel importante en su puesta en práctica.

Arribamos así al filo de la balada “Hijo del mar”, para la que se retiraron todos los músicos del tablado a excepción del elegante teclista Christian Marco y el vocalista Icko, cuya voz, por cierto, gana aún más enteros en directo con respecto a cualquiera de los discos haciendo gala de una potencia y de una versatilidad encomiables. Canta con sentimiento y garbo, y eso siempre se percibe más allá de lo depurado de la técnica. Fue el propio cantante quien nos puso en contexto sobre la temática de esta sentida y sincera balada, acerca de aquellos marineros que se echaban al mar durante semanas o meses durante los cuales no mantenían contacto alguno con sus seres queridos. Algunos de ellos no regresaban, y ese desgarro lo porta y lo transmite la canción con suculenta efectividad. El corazón da un vuelco y por un instante, uno es capaz de sumergirse en aquellos tiempos pretéritos.

Un giro de 180 grados, un volantazo desde la calma a la contundencia y vertiginosidad del power metal bien practicado, llegó de la mano de “Jakobsland”, corte también perteneciente a ‘Suevia’ y uno de los que más se mimetizan con aquel estilo más enfatizado en los dos anteriores álbumes aunque no abandonado en el más reciente, más permeable a diferentes ingredientes sonoros. Reivindicando “la cultura vikinga que tenemos aquí arraigada”, acometieron una pieza que también nos sirvió para asombrarnos con la soberbia voz de Iván López, vocalista de Atreides que fue invitado junto a su compañero de banda, el guitarrista Dany Soengas. Vaya nivelón que tienen por estas tierras.

Revivieron el sueño cumplido, sobre todo por Cristóbal, de haber podido contar con José Andrëa, ex vocalista de Mägo de Oz actualmente al frente de José Andrëa y Uróboros, en “El mismo pecado”, temazo sin paliativos que fue el siguiente en caer y que, a falta de la concurrencia de José por incompatibilidad de agenda, contó en vivo con Oky, cantante de otra interesantísima banda de Vigo como es Quarzum. El solo de guitarra del habilidoso solista Ramón Viqueira “Nyxel” (olvidaos, el pseudónimo no tiene connotación épica que valga) fue una auténtica delicia. Qué bien le sienta a una banda con aspiraciones contar con una verdadera garantía a las seis cuerdas.

Fue turno entonces de otro momento para la memoria, para el recuerdo de dramas que hay que bregar por mantener en el pasado. Icko rememoró el drama de aquellas madres cuyos hijos cayeron en las garras de la droga en Galicia y desdeñó la banalización actual del asunto antes de acometer “Heroína”, tema que vuelve a conseguir con alucinante eficacia transmitir impulsado por una composición exquisita el mensaje que posee. Audacia, amigos, audacia.

Audacia también es lograr culminar un concierto por todo lo alto, un final en la cúspide que impregne a la audiencia de ganas de que llegue el siguiente. Y para eso, qué mejor que dejar para el final los dos temas a todas luces más efectivos para el directo. Antes, se retiraron mientras Icko iba presentando a cada uno de sus compañeros, titanes del pentagrama, tras lo que un sector nada despreciable del público coreaba una melodía que me sonaba muy reconocible. Hacía tiempo, confieso, que no escuchaba aquel debut titulado ‘Requiescat In Pace’, cobijo de un power metal de infinita frescura y algunas de cuyas canciones bien podrían haber completado el repertorio. Sin embargo, la melodía de “Guardian” se queda guardada en alguna recóndita esquina del subconsciente de quien la prueba, y por ello el tema es ideal para una recta final de concierto. Es todo un himno y como tal fue celebrado y coreado por la sala. Para ella contaron con la presencia de Rober, guitarrista de Druidas, grupo ahora en standby cuyo regreso fue reclamado por el propio Icko, que instó a la sala a que se acompañase en su proclama.

El broche de oro lo puso el corte más monumental de su tercer disco oficialmente publicado el mismo día y al que presta su título, “Suevia”. Si no fue tan coreado como su predecesor es simplemente porque apenas los más cercanos la habían catado, pero su estribillo, su épica, su interludio en clave de folclore gallego – para el que contaron con las pandereteiras del grupo Chorouvia – y su inabarcable calidad compositiva e interpretativa hacen de él una joya paradigma del buen estado de forma de Aquelarre.

La lluvia caía cada vez con más fuerza sobre Vigo, algo así como un calabobos al cuadrado, pero eso no fue óbice para una noche de gloria por parte de una banda que saca a relucir a cada paso la audacia de los que vencen valiéndose tanto del tesón como del talento, tanto de la creatividad como del saber exprimirla, tanto de la fuerza como de la maña.  La fiesta siguió hasta las tantas en el cercano Pub Transylvania, un templo del metal en Vigo conducido con pasión por sus responsables en el que quien escribe estas líneas tuvo el placer de pinchar en el marco de una fiesta de MariskalRock y La Heavy que dio para mucho. Cuando Lorenzo volvió, invocado tal vez por “Suevia”, mucha gracia no nos hizo. Y mejor que fuera así.

Jason Cenador
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Esta entrada fue escrita por Jason Cenador

1 comentario

  • Juandie dice:

    Muy buen concierto de esta interesante banda gallega como son AQUELLARE ante sus paisanos y con esos temas cañeros y brutales. Con el paso del tiempo se harán un buen hueco en la escena metalera de nuestro país.

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