The Baboon Show

God Bless You All

HFMN / Filferro Records / Cargo Records / Kidnap Music (2023)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Cuando una banda triunfa, lo más sensato resulta preguntarse por los motivos. Lejos de caer en ese tópico de que están sobrevalorados, tan típico de la piel del toro donde la envidia sigue siendo deporte nacional, conviene analizar los diversos elementos e incluso llegar a la conclusión de que ese grupo en cuestión ha logrado la fórmula adecuada. La receta perfecta para sumar a un amplio espectro de público que vaya desde los tradicionales viejos rockeros hasta esos jóvenes que mantienen vivos ciertos géneros.

Los suecos The Baboon Show llevan ya unos añitos subiendo como la espuma, con giras cada dos por tres por la península y con un éxito de convocatoria apabullante. Cualquiera que les haya visto en directo, seguramente habrá salido encantado de la vida y agradecido por semejante descubrimiento.

3 de marzo, Bilbao, Santana27
4 de marzo, Barcelona, Apolo
5 de marzo, Madrid, La Paqui

No una ni dos, sino varias personas, me han dicho que se trata de su grupo preferido y la verdad es que con discazos como el que nos ocupa lo comprendemos a la perfección. Si con el anterior ‘Radio Rebelde’ pusieron el listón por las nubes y facturaron uno de los mejores trabajos del 2018, lo mismo podríamos aplicar a este soberbio álbum sin desperdicio de principio a fin.

El inicio con “Made Up My Mind” es pura gloria para fanáticos del guitarreo escandinavo y los estribillos incisivos, contando desde ya los días para su próxima visita en marzo. Suben la apuesta con el homónimo “God Bless You All”, con todos los ingredientes de un futuro himno que se coreará en los conciertos a pleno pulmón. Una maravilla total con una letra tan macarra como la música. “Reza y espera algo mejor”. Aplíquense el cuento.

“Midnight” posee cierto aire a lo Suzi Quatro, pero con esos tonos de Cecilia tan desgarradores que acercan su propuesta más a Rose Tattoo o AC/DC, esto es buena mierda, como se suele decir. De primera calidad. Y con el solo de guitarra que meten en medio un servidor se subiría a hacer “air guitar” a una mesa, una barra o cualquier otro punto elevado a mano.

“Gold” afloja el pistón con un comienzo preciosista y grandilocuente en plan Queen, pero luego cristaliza en una pieza positivista de las que te levanta el ánimo de un plumazo. Vuelven en “Oddball” los ritmos para agitar la cabellera y admirar la facilidad de los suecos para facturar cortes redondos a los que no se puede echar en cara nada. Maestros de la composición. Y punto.

Los fanáticos de la electricidad desbocada seguirán llorando de la alegría con “Rolling”, con Cecilia dejándose la garganta una vez más y ese glorioso raca raca escuela Status Quo, AC/DC, Airbourne y demás luminarias. Te quedarás sin cuello escuchándola a todo volumen. ¿Pero aquí no hay nada malo? Bueno, “Reason To Go On” explota su faceta épica y probablemente no sea de las que llamen la atención en un comienzo, pero es factible que gane enteros a cada vuelta y vuelta al redondo.

 

“Groundhog Day” es una oda inmensa a los viernes por la noche y al despiporre más absoluto, si no te invade de inmediato el buen rollo con las primeras notas, mejor míratelo. Y “Have A Party With Me” se trata de una versión de Eddie Meduza que incita de nuevo al desenfreno etílico. No apta para abstemios ni gente de esa que pide refrescos a altas horas de la madrugada.

“Sands of Time” pisa el acelerador y nos lega otra canción que en las distancias cortas tiene que atronar de lo lindo, mientras que “Revolution Avenue” reincide en la misma línea con rock n’ roll punkarra a toda pastilla y estrofas que aconsejan dejar de lado todo aquello que nos impida crecer. Nos vemos en Revolution Avenue, baby. Lo compro totalmente.

 

Cierran esta prodigiosa muestra de talento con “Prisoners”, que funciona a modo de despedida, aunque no lo consideraría un tema flojo ni de lejos. Atentos a las melodías del estribillo que casi parecen de un himno de esos de cuadrarse y llevarse la mano al pecho. Muy chula, sí señor.

Recuerdo que con ‘Radio Rebelde’ me tiré meses y meses escuchando en bucle el tema homónimo y poniendo el vídeo a las amistades en cuanto la ocasión lo permitía. Diría que con esta obra maestra toca comportarse de igual manera. El que te diga que son una moda miente como un bellaco, doce argumentos de peso desmontan esa falacia.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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