Magma

Straight to Hell

Autoeditado (2022)

Por: Alfredo Villaescusa

8

En los tiempos tan inquisitoriales en los que vivimos parece que hay que pedir perdón por mostrar diferentes facetas, sobre todo si se trata de aspectos antagónicos. Si algo bueno ha traído el periodo de confinamiento es que a muchos les ha servido para dar rienda suelta a pasiones que andaban por ahí sepultadas en el archivo de la memoria.

Es el caso de Fede Fossati, líder del grupo de ska latino Dinamo, que en esta ocasión sorprende con un trabajo ambicioso alejado de cualquier tipo de tonalidad festiva. Casi podríamos decir que se ha ido directo al camino opuesto, pues las canciones de este debut se moverían entre el rock gótico con atisbos contundentes a lo Danzig o The 69 Eyes. Un importante cambio que seguramente dejará de una pieza a los que conozcan su trayectoria anterior.

Sin tener en cuenta cualquier condicionante previo, “Children of the Night” te recordará en primer lugar a los vampiros finlandeses capitaneados por Jyrki, aunque también exista cierto poso a lo Héroes del Silencio en el tema de la voz. “The Mountain” confirma la predilección por los sonidos con agallas, con un riff de guitarra cercano al hard rock y algunos pasajes ambientales que podrían traer a colación a los The Cult más místicos o al proyecto Holy Barbarians de Ian Astbury.

“Wolfman” cuenta con un inicio siniestro que luego deviene en un aperturista rock & roll oscuro, con referencias tan versátiles como Ulterior o incluso Type O Negative. Dada su amplitud de miras, no sería descabellado que a otra persona le recordara a grupos distintos, esa es precisamente la magia de la música. “Invaders” posee menos ambigüedad en cuanto a su estilo, pues esos ritmos parecen beber a paladas de los combos de hard rock o heavy ochentero. Sin ambigüedades.

“Grumpy Old Man” se detendría más bien en la década de los noventa, Alice in Chains podría ser un nombre a tener en cuenta, y hasta me atrevería a decir que tenemos también algún ramalazo stoner. “Raining Fire” es otro corte cuyo mismo título avisa de que no habrá lugar para múltiples interpretaciones. Heavy metal sin vuelta de hoja para el día del juicio final. Y la homónima “Straight to Hell” juega con ambientes tenebrosos, pero sin descuidar su lado potente. Encajaría para un viaje en moto por una carretera solitaria en plena madrugada.

“Vampires” apela de nuevo al hard rock, con notable protagonismo del bajo, sin olvidarse de esas atmósferas lúgubres que podrían considerarse una notable seña de identidad. “Wonderful Nights” aporta el necesario toque macarra en cualquier redondo y hasta apreciaríamos leves dejes angelinos, lo cual tampoco sería tan extraño tomando como referentes a The 69 Eyes.

“Money Devil” recupera el legado del Elvis oscuro, mientras que “City” despide esta obra apostando por la crudeza y por los riffs que te incitan a agitar la cabellera. Otra constatación de que en este álbum no hay que dar nada por supuesto, pues los giros de timón están a la orden del día.

En suma, si te tira la música con la tenebrosidad como telón común, es probable que te llame la atención este conglomerado de composiciones con actitud, pero también con fragmentos que ayudan a crear una estampa sombría de indiscutible atractivo. Una interesante declaración de intenciones.

Alfredo Villaescusa
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