El Flacotirador

Diario de mis mierdas

Autoeditado (2022)

Por: Alfredo Villaescusa

8

Siempre debería alabarse a aquellos con una preocupación inequívoca por el mensaje, que se esmeran por cuidar los textos y no caen en el truco fácil de inventarse palabras para disimular su falta de conocimientos básicos a la hora de construir una canción. Apostar por todo esto equivale a ir contracorriente hoy en día, en una época en la que se ataca incluso a enciclopedias y miles de famosos se enorgullecen de no haber tocado nunca un libro.

Bajo el apodo de El Flacotirador se esconde un artista gerundense con una personalidad apabullante que bien podría poner en el punto de mira de la vergüenza a los que intentan hacer pasar por talento lo que no es sino una abrumadora campaña de marketing. Montártelo por tu cuenta no resulta sencillo en los tiempos actuales, aunque facilita mucho las cosas contar con una producción tan impecable como la del multiinstrumentista Leo Peña de Jotun Studio.

Por este motivo se ha exprimido al máximo este soberbio debut de Mario Domingo Rodríguez, un tipo que posee la loable intención de llenar su cielo “con letras”, como ya avanzamos hace unos meses. Brillante presentación por parte de un veterano que lleva en el mundillo desde mediados de los noventa y que con este trabajo debería convertirse en una voz a tener muy en cuenta en el panorama estatal.

Tal es la conclusión a la que llegamos con la inicial “Tiempo que vuela”, con una base contundente que le hace abrazar el metal, aunque luego la voz le sitúe en coordenadas similares a Marea, Sínkope y otros poetas a ras de suelo. “Ruido” aumenta el vuelo literario y nos deja una composición redonda que en las distancias cortas debería epatar sí o sí. El piano saltarín de “Agradecido diario” relaja un poco y dirige la mirada en un comienzo hacia los Extremoduro de “Quemando tus recuerdos”, pese a que posteriormente metan un considerable empujón que aporta solidez al conjunto.

“Segundo asalto” no desmerece el material anterior y nos lega otra de esas letras para escuchar con atención mientras asoma levemente un matiz más comercial. El poso enérgico de “31” impedirá que a nadie le entre el mínimo sopor y además aporta cierto rollo combativo a lo Def Con Dos, azote de ofendiditos y otros meapilas políticamente correctos. Y “Barrio” cierra este EP sin desperdicio apelando a los propios principios y a no arrepentirse de nada. Como debe ser.

Lo único malo que encontraríamos es que se hace muy corto y casi te quedas con ganas de escuchar más canciones, algo que sucede habitualmente con los formatos limitados, pero eso tiene fácil solución. Esperamos cuanto antes propósito de enmienda con un larga duración en condiciones que sacie la sed por completo.

Alfredo Villaescusa
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