Cöntraband

Revolución

Rock CD (2022)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Quizás hayan salido bandas de hard rock hasta de debajo de las piedras, pero si nos ponemos a enumerar propuestas serias, con sonido impecable y vocación de permanecer a lo largo del tiempo descubriremos que en realidad tampoco tenemos tantas. Uno de los ejemplos más representativos de los últimos tiempos lo encontramos en los valencianos Los Zigarros, que en la actualidad siguen agotando entradas allá por donde pasan. Y no conviene olvidar tampoco a otra formación insigne de esa tierra como Uzzhuaïa, que seguramente dejaron cierto poso con su característico rollo deudor de The Cult.

Estos barceloneses que nos ocupan poseen más similitudes con los segundos que con los primeros, no solo porque el nombre de ambos lleva diéresis, sino también por el tipo de música que facturan parece más orientada a los aficionados a los sonidos duros que a un público generalista, como en el caso de los primeros. Dicho esto sin ningún ánimo de desprecio, pues las dos vertientes nos resultan igual de respetables.

Las coordenadas por las que se mueven se ubican de un plumazo con “Bienvenido al mundo de los sueños”, un pistoletazo de salida para pillar el tono, con batería atronadora y riffs rotundos de los que se te clavan en las entrañas. Así da gusto comenzar, apelando al hard rock más básico, ese que se siente y no busca los tres pies al gato con veleidades progresivas.

“Rock The Contraband” engaña un poco por su título, pero que nadie se asuste, siguen empleando la lengua de Cervantes y además facturan un temón como la copa de un pino, con guiños a Barón Rojo y macarreo deudor de los Guns N’ Roses del inicio o de cualquier habitual de Sunset Strip. De los puntos álgidos del redondo. “Ruido” tampoco desmerece en absoluto y hasta cuenta con  un estribillo glorioso, de los que te dan ganas de cantarlo a pleno pulmón. Mucho nivel tenemos por aquí.

“(Sigo fiel a mi) Intuición” demuestra que las guitarras contundentes son una de las señas de identidad del grupo, por lo que sería un milagro si no te incitan a agitar la cabellera como mínimo. “Mis charlas con el diablo” tal vez pasa algo desapercibida debido a los pedazo himnos que hemos escuchado anteriormente, pero no tardan en pillar el ritmo con “La verdad está ahí fuera”, que posee un solo al comienzo que atrapa y que podría recordar al Antonio Vega de “Esperando nada” o “Elixir de juventud”. Palabras mayores.

Ya nos hicimos eco de “Los tiempos han cambiado”, otro derroche de energía en el que uno desea precisamente que no se fundan los minutos mientras escucha un trabajo de semejante calidad. Por eso es una pena que “Himno para una revolución” suponga ya el final del álbum y no se trate ni de la típica baladita o pieza de relleno. Al contrario, hace pleno honor a su nombre y nos incita a levantar barricadas contra sinvergüenzas, mangantes y demás escoria.

No podemos dejar de alabar la producción impecable que se han currado, a la altura de cualquier obra internacional. Intento no repetirme, pero se me hace imposible no mencionar que si fueran de otro país, igual ya andaban recorriéndose el mundo y llenando garitos. Rock duro con agallas y actitud de poner pelos como escarpias.

Alfredo Villaescusa
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