Brutalfly

I Was an Experiment

Autoeditado (2022)

Por: Borja Díaz

7

Para esos días que llegas a casa cabreado y no sabes que ponerte para descargar la rabia, Brutalfly tiene la solución. El sonido más contundente y brutal se juntan en el primer trabajo de larga duración de estos asturianos, donde no se guardan nada después de su lejano EP de 2015.

‘I Was an Experiment’ es el nombre que tiene este disco donde tienen cabida diez temas de agresivo thrash metal ideales para dejarte el cuello mientras agitas la melena y te dejas las cuerdas vocales intentando imitar los gritos de Didi Stone. Más de uno va a liberar tensiones en cuanto empiece a sonar por sus altavoces.

Empiezan a degüello con “Pandemic Dreams”, donde el bajo demuestra que junto a la batería van a crear un muro avasallador en el que se cimenta el sonido de la banda. Aunque también saben crear temas en base a un riff cortante como en la homónima, “I Was An Experiment”. Por momentos se acercan a un sonido que puede incluso recordar a System of a Down, lo que deja claro que no se cierran puertas.

Pero si algo destaca en este trabajo son las ambientaciones. “Thrashtorm” arranca como si de un bosque sombrío se tratase, con una tormenta sonando por los altavoces mientras transitamos por la faceta más calmada, antes de explotar en otro cañonazo de puro thrash. También nos meten en un sonido más oscuro con “Until Your Breathe Flows”, donde la combinación de voces guturales con otras más limpias crea un contrapunto muy interesante.

“The Papership” intenta rebajar la intensidad, con una balada en la que Didi intenta poner su lado más sentimental, aunque no pueden resistirse a meter tralla cuando el tema ha avanzado. Y abren la puerta de una “Evil Room” en la que podían estar escondidos Anthrax, en una canción directa, la más corta de todo el disco.

El thrash contundente y veloz domina el final de ‘I Was An Experimnet’ con temas como “Alienstorm” o “Brutalfly”, pero también dejan tiempo para sorprendernos con la voz más grave en “Distortion For This”, combinada con un estribillo enfermizo en el que se desgañitan, antes de repetir ese verso susurrado, para meterle más intensidad con los guturales, hasta terminar gritando.

Cierran con “What Time Is It? It’s Time To Die”, donde condensan la mejor definición de su sonido: agresividad, una dosis de bestialidad, y velocidad para este trío al que no le faltan decibelios para agitar cuellos.

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