Crónica de Megara: Lujuria Sangrienta

Sala We Rock, Madrid

En los tiempos que corren, los artistas que saben manejar a su antojo las redes sociales y cómo incrementar las expectativas dosificando sus entregas con videos llamativos, teasers, pre-estrenos exclusivos y presencia constante online, pueden alcanzar una gran asistencia de público, algo que quedó demostrado por la gran asistencia de gente en la sala (poco menos que 400 personas según la propia banda).

Megara es un cuarteto que opta por un rock potente y melódico a la vez, con un corte moderno en la onda de bandas como Sonus Delay, Moebio, Paramore o Flyleaf. Aquella noche nos habían prometido una presentación en directo algo diferente a las demás así que el público, que poco sospechaba acerca de los que iba a encontrar en breve, acudió a la cita de manera puntual a eso de las nueve de la noche, tal como nos había pedido la banda. Todo el respetable esperó paciente haciendo una gran cola fuera del local, ya que no podía entrar debido a la presencia de unos agentes policiales vestidos a los GEO (o los SWAT norteamericanos, si queréis) que iban “armados” y guardaban la entrada. Media hora después, hizo acto de presencia una patrulla de policía norteamericana pero de las de antaño; paró delante de la entrada y, de allí, salió Kenzy, la vocalista, vestida con el mono naranja de los presos norteamericanos y agarrada por dos GEOs, al igual que en el video de su tema “Seis”. En un estado de histeria asesina atacó a un “transeúnte”, mordiéndole en la yugular y llenando el asfalto con sangre hasta que los GEOs la metieron “por la fuerza” en la sala; efectivamente, la cosa pintaba ser diferente.

Supongo que, por cosas de preparación del último minuto, la gente no pudo entrar en la sala hasta media hora después, así que el bolo arrancó a eso de las diez y media de la noche (hora y media más tarde de lo anunciado). Una vez dentro, nos dieron la bienvenida en las escaleras dos GEOs y la sexy directora de prisión del videoclip del “Seis” con amagos de “interrogarnos” o… ¿hacernos una exploración de cavidades corporales? Sea como fuera, la sala había sido ornamentada de manera especial con cintas policiales de “No Pasar” y equipada con luces extras, láseres y máquinas de humo.

Una vez que todos estuvimos dentro, salió un presentador acompañado de una bella presencia informándonos de que había un concurso en el que se podía optar a ganar una guitarra y merchandising de la banda. Para hacerse con dichos premios, la gente tendría que subir en twitter una foto de corte “lujurioso”, ya que la lujuria sería el tema central de aquella noche.

Como dije antes, la banda salió a las diez y media de la noche con tanto ímpetu que Kenzy arrasó con su stand de micrófono tirándolo al suelo, lo cual estropeó el aparato. Después del desconcierto momentáneo, Kenzy agarró el micrófono del guitarrista Rober y, a partir de allí, la banda consiguió meter al público en su bolsillo, aunque hay que decir que el sonido no les acompaño aquella noche (si no me equivoco, habían contratado a un ingeniero de sonido externo pero, aparentemente, el pibe no estuvo a la altura de las circunstancias). El conjunto, a veces, sonaba embarullado, sin nitidez y con acoples de sonido. Una lástima que una presentación tan cuidada se viera ensombrecida en este aspecto. Sin embargo, la banda se echó para adelante con mucha actitud y, tal como dije, se metieron a la gente en el bolsillo.

Musicalmente hablando, no hay nada que espetar: sonaron compactos, potentes y solventes (hay que ver como Pol aporrea la batería (¡y qué solo!), aunque poco se le podía ver detrás de la pantalla de metacrilato que le habían puesto, no sé muy bien porqué) y temas como “Baños de Sangre”, “Vivo de Rodillas” o “Fiel a Nada” (con ropa interior volando hacia el escenario inclusive) dejaron satisfechos a los allí presentes.

Sin embargo, también hubo tiempo para melodías más reposadas como la de “Sombras”, dedicado a aquellas personas que han sufrido una gran pérdida en su vida. Aquella noche también sonaron dos versiones que estremecieron al respetable: la primera fue la pegadiza “Bad Romance” de Lady Gaga (siempre me ha caído bien esta chavala); la segunda, el tema “Alas”, que es la traducción en castellano del tema “Wings” de la cantante inglesa Birdy. En ese último, aparecieron dos chicas con alas que bailaban con movimientos sensuales a ambos lados de la vocalista. Durante el proceso de este baile, embardunaban sus pechos desnudos con sangre sacada de una calavera, para el deleite de los chicos (y alguna chica) entre los asistentes.

Durante el solo de Pol, aparecieron dos hombres ataviados como cirujanos que transportaban unos “cadáveres” envueltos en bolsas de plástico y, acto seguido, sorprendieron Rober y Pablo (bajo) con el torso desnudo y con heridas (bien hechas). Entra tanto, Kensy apareció entre el público vestida con el mono de preso para arrancárselo sobre el escenario mientras los dos GEOs vigilaban el lugar.

Sonaba “Seis”, tema que llevaba el concierto a su final con la banda metiéndose en el backstage custodiadas por las fuerzas de seguridad.

Gran puesta en escena, una presentación cuidada y una banda entregada al máximo, cuya actuación solamente se vio empañada por el desigual sonido. Si tenéis la oportunidad de verles en directo, no os lo perdáis. Dicho sea de paso, su disco de debut saldrá en la primera mitad de 2016.

Por cierto, el ganador del concurso fue decidido entre un chico y una chica, quienes tenían que hacer un striptease para que el aplauso del público decidiera al ganador. Dado que en la sala había más chicos que chicas, no hace falta decir quién fue el ganador.

Texto: Yorgos Goumas
Foto: Diva Satánica

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