WILKO JOHNSON: RESURRECCIÓN

22 abril, 2015 4:39 pm Publicado por  2 Comentarios

Sala But, Madrid.

intwilko"Debería estar muerto". Así de tajante se mostraba Wilko Johnson en una entrevista concedida a un conocido diario nacional hace poco más de un año. ¿El motivo? Que a finales de 2012 le diagnosticaron un cáncer terminal de páncreas y le dieron poco más de 6 meses de vida, con lo que a principios de 2014, que es la fecha de la citada entrevista, es más que lógico que pronunciase tales palabras. El músico, lejos de tratarse con quimioterapia, decide acabar su gira 2013 y, como él mismo indicó, "morir en el escenario". ¿Y qué es lo que ocurrió? Pues que eso mismo se debieron preguntar los médicos que le trataron, y en abril del mismo año le citan para revisar su caso, pues era "imposible" que pudiera seguir vivo; tras ello, le ofrecen someterse a una operación pionera para tratar de extirparle el tumor, cosa que consiguen, pesando "el niño" más de 3 kilos. Habían pasado más de 11 horas desde que entrara en el quirófano pero al salir estaba "curado" y el cáncer había desaparecido. Sencillamente, había resucitado.   

Por lo tanto, es inevitable que en el momento de salir a escena una especie de escalofrío te recorra. La sensación de que no es un concierto más, es algo, por decirlo de alguna manera, sobrenatural. Presentados en forma de trío, le acompañan a la batería Dylan Howe y al bajo Norman Watt-Roy, este último alardeando de entrega, gestos y "sudar la camiseta" (literalmente empapada desde el tercer tema). Es indudable que la fama le viene de su banda Dr. Feelgood y el repertorio está basado en esos éxitos; así, abren con "All through the city" y se puede corroborar que el amigo está bien, con ganas de darlo todo hasta que le aguanten las fuerzas. Es un bolo en el que sabes que vas a escuchar buen rock&roll, pero hay cabidas para esos toques reggae de "Dr. Dupree"e incluso con una grata sorpresa como es ese medio tiempo romántico titulado "The Beautiful Madrileña".Cabe destacar que Wilko no para de gesticular ni de moverse, ejecutando intermitentes "ametrallamientos" al público con su Telecaster, especialmente en la alargada y genial versión de "When I'm Gone". Por supuesto las más aclamadas son las de su banda del pasado, desgranando poco a poco "Going Back Home", "Roxette" o "Sneakin' suspicion".Aquí sí cabe destacar la importancia de la voz, pues es imposible no echar de menos a Lee Brilleaux, vocalista de aquellos tiempos dorados. Aunque el esfuerzo y las ganas del bueno de Wilko son innegables, sus carencias como vocalista también son evidentes, sobre todo a la hora de modular.

Como buen anfitrión, los otros dos miembros tienen su momento de gloria en la extendida "Everybody's Carrying a Gun"con sendos solos perfectos en ejecución y justos en cuanto a duración. Llama la atención poderosamente el comprobar que Wilko cuando mira hacia el público lo hace hacia el horizonte, como intentando evitar contacto visual bien por timidez, bien por manía o simplemente por pura concentración. Para terminar, posiblemente la parte más animada (sin demérito para lo tocado anteriormente) con la versión de la conocidísima "Woolly Bully"de Sam the Sham and the Pharaohs seguida de dos pelotazos del pasado como "Back in the Night" y "She Does It Right" con la que despiden momentáneamente.

No tarda mucho en regresar para realizar una estupenda y original versión de la inmortal "Johnny B.Goode". Es entonces cuando se viene arriba poniéndose la guitarra en el cogote para ejecutarla como el maestro Chuck Berry. No hay tiempo para más, y se retiran para no volver; intenso, rápido, pero corto. Unos 65 minutos que se pasan en nada y que, por supuesto, fueron el foco de las conversaciones a la salida del recinto. Por una parte, que si es muy poco para el precio de una entrada; que si debería haber tocado un par de temas más. Y por otra que si bastante ha hecho tras extirparle 3 kilos de tumor. El caso es que es preferible quedarse con lo bueno: hemos escuchado un buen recital de rock clásico de un hombre que, según la ley de la naturaleza, no debería haber estado ahí. ¡Ah, y además llenó!

TEXTO: LUIS DE LA ENCINA
FOTO: ANDRÉS GARCÍA 

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