TRIUNFÓ LA TERCERA GENERACION DEL METAL

4 diciembre, 2012 7:20 pm Publicado por  2 Comentarios

Sala Rockitchen, Madrid

Llamó a la puerta con fuerza inusitada la tercera generación del heavy metal nacional en un frío viernes de noviembre caldeado por un torrente de alto voltaje y talento de nuevo cuño a cargo de cuatro bandas con un loable presente y un prometedor futuro. Con un conjunto que va camino de ser una de las bandas más emblemáticas de nuestra escena encabezando el cartel, los simpares Lujuria; Roar, Phoenix Rising, Regresión y Oker demostraron que el relevo generacional es una espléndida realidad en nuestro panorama.

Con tanta fuerza y buenas ideas a la vista, quedó patente que para que esta renovación se haga completamente efectiva a gran escala falta que un ingrediente esencial salga a relucir con mayor peso de lo que lo hizo en esta gélida velada. Merecía mucho más calor del público el estupendo plantel musical que albergaba la sala Rockitchen, inaugurado por los demoledores Roar. En una breve pero intensa actuación, el atronador conjunto madrileño abrió las verjas del infierno a la discreta audiencia que, aún a una hora temprana, pudo desmelenarse y ponerse a tono al son del abrumador thrash metal de su primera obra, ‘King of Hell’. La contundencia de canciones como “Die With Honour”, “We Are Roar”, “Dark Passenger”, “Metal For Live” y “Forces of Evil”, entre las que se coló una robustecida versión del “Thunder of Steel” de Riot; devastó el silencio y cumplió con la función de dar la razón a los más tempraneros. Merecía y mucho la pena estar ahí para aquellos que disfruten de la tralla bien ejecutada y estructurada sin perder un ápice de rabia.

Tanta caña dio Roar que nada más arrancar la actuación de Phoenix Rising sucedió un pequeño contratiempo en forma de apagón de tensión. Se fue la luz con todo lo que eso conllevaba, pero la capacidad de reacción de los responsables hizo que todo estuviera listo en pocos minutos para que, ya sin intro, el también madrileño conjunto reanudara su participación. Con él, giraron los tornos estilísticos hacia un power metal de vocación épica, portentoso y repleto de melodías bien articuladas, bañadas de una destacable habilidad técnica por parte de su guitarrista Dani Pérez y de su teclista Jesús Martín. Entre ellos, haciendo gala de una gran profesionalidad que parece incluso mayor teniendo en cuenta que el primero regresó del extranjero, donde reside temporalmente, el día anterior al concierto; interpretaron los pasajes de guitarra del vocalista Miguel González, cuyo instrumento de seis cuerdas dejó de funcionar justo cuando iban a comenzar. A este paso, se convierte en los nuevos innombrables un combo cuya lucidez es antagónica a estos episodios de mala fortuna. “Agoraphobia” fue la primera acometida de un show que siguió entre sensacionales temas de su álbum ‘MMXXII”,  primero con la actual nomenclatura y segundo si tenemos en cuenta su etapa como Quinta Enmienda. Canciones de su más flamante presente como “La Profecía”, “Noche Eterna”, “Rabia y Dolor” y “Dulce Prisión” hicieron vibrar a una audiencia entre la que los nostálgicos de la no tan lejana primera obra de la banda ‘Ne Bis In Idem’, pudieron también rememorar cortes que siguen proliferando en su repertorio como “El Viejo Código” o las concluyentes y adictivas “Dulce Prisión” y “Mi Libertad”.

La buena onda de la banda alcorconera fue dilatada por el único conjunto del día que procedía de más de cien kilómetros a la redonda, los barceloneses Regresión. Con tres discos ya a sus espaldas, demostraron que su consistencia como banda es máxima y que su heavy metal tiene agallas de sobra para atraer a su púlpito a todos aquellos que adoren los sonidos clásicos con más feeling y nervio. Revestidos de guitarras con mucho cuerpo y haciendo gala de una garra inusual por destacada, temas como las iniciales “Mil Sirenas”, “Territorio Animal” y “Avenida del Deseo”, pertenecientes a su último lanzamiento, ‘Santa Decadencia’; sentaron los cimientos de un show sorprendente que parecía invitarnos a imaginar que un pabellón repleto debería de estar coreando unos estribillos de gran pegada disfrutados a tope por una audiencia que seguía siendo modesta. “Un Día Como Hoy”, “Sin Final”, “Santa Decadencia” o “Sigo Vivo” estuvieron a la altura de una banda de primerísima división. Se atrevieron también con una fortalecida y efectiva versión del “Thunderstuck” de AC/DC durante la que el cantante Pedro y el guitarrista Toni Sánchez se desplazaron a un lateral de la sala exhibiendo, como durante todo su concurso, un grado de entrega propio de aquellos que tienen las cosas más que claras sobre un tablado haya doscientos o dos mil al otro lado.

Tampoco van faltos de dedicación y vehemencia unos Oker que parecen salidos del túnel del tiempo. Al otro lado de éste debían de encontrarse los ochenta más profundos, pero en el siglo XXI vive una de esas voces sobresalientes que rompen esquemas y recuerdan a glorias del pasado. A más de uno se le vino a la mente la añorada Azucena, de Santa, cuando el desbordante chorro vocal de La China inundó el micrófono en temas del garbo de “Dale Caña”, “Es La Hora de Actuar”, “Traidor” o “Burlando a la muerte. La excelente vocalista, que se presentó envuelta en una capa, máscara incluida, de la que se desprendió con el primer acorde del show, lo dio todo y acaparó el protagonismo con su apasionada actitud y inquietud escénica, en el seno de una banda bien posicionada aunque en parte anclada en exceso en los viejos estereotipos, lo cual no está reñido con la confección de canciones que les han llevado a una posición en la escena más que reseñable para un debutante como la conmovedora y estupenda balada “Héroe Perdido” o “Oker” y “Rebeldes de Acero”, dos de sus composiciones más eficaces y aclamadas.

El plato fuerte de la noche, Lujuria, no se hizo esperar y se presentó envuelto en tinieblas con una abstrayente intro de lo más rompedor en la que dos amigos de la banda sostenían sendas velas en primera línea de un escenario flanqueado por unas cuantas más que ardieron durante todo el concierto como arde la llama eterna del heavy metal hasta en los momentos más difíciles. Ambos colaboradores, chico y chica, se mantuvieron en el escenario en la poderosísima “Sexurrección”, con la que Óscar Sancho y los suyos inauguraron una gala mostrándonos su faceta más arrolladora. El primero de ellos, Dj. Disharmony, prestó incluso sus guturales en la rotunda composición que abre su última obra de mismo título, a la que también pertenece “Cuando Caza una Pantera”, en la misma estela de potencia y gancho. A la altura de lo esperado de uno de los front-man más venerados y carismáticos del universo metalero nacional, Óscar sudó la camiseta como si fuera su última noche en la faz de la tierra y se entregó de lleno a sus queridos seguidores, ante los que declaró al más puro estilo Obús que habían venido a demostrar que seguían siendo “los que más”. “Jekyll & Mrs Hide”, con la que volvieron la vista atrás en su discografía, emocionó a todos los presentes tanto como el discurso del vocalista contra los traidores que están robando al pueblo desde el poder y por los servicios públicos como la sanidad. No podía ser otra que “Traidores y Criminales Contra Nosotros Batallan” la siguiente canción, de un trabajo único en su producción, aquel ‘…Y la Yesca Arderá’ dedicado a la revuelta comunera acaecida en su Castilla natal en el siglo XVI. En ella todos levantamos el puño en señal de una rebeldía grabada a fuego en la conciencia social de una banda siempre comprometida con las causas más laudables.

Tras elogiar al resto de bandas del evento, el cantante manifestó su deseo de que la 3º Generación del Heavy metal se desenvolviese sin Rey, patria ni fronteras; antes de que “La Favorita del Rey” fuera puente hacia el éxtasis de los más acérrimos. Tras una merecida mención destacada a un asistente que tuvo el coraje de acercarse al concierto desde Logroño en silla de ruedas (también había gente de Asturias, Segovia o incluso un grupo Mallorca); cargó Óscar contra la iglesia católica refiriéndose a ella como gente que lleva dos mil años llevándose el oro y repartiendo hostias y afirmando que pronto será a la viceversa. Fue, por supuesto, el pretexto para la irrenunciable “Dejad que los Niños se Acerquen a Mí”.

Como uno de los mejores cantantes de Europa presentaron a Leo Jiménez, que hizo gala de su privilegiada garganta en la deslumbrante “Amor y Lujuria” a modo de dueto con Óscar, que dejó bien claro más tarde que ellos nunca serán “Carne de Cañón”. Antes de la excepcional “Cae la Máscara”, impregnada de esa enorme chispa que destila cada una de sus canciones, reivindicaron su cercanía frente al hermetismo y la prepotencia de las estrellitas del rock, defendiendo además que el rock es una hermandad. La irresistible “Noche Salvaje”, dedicada a David Esquitino tras elogiar a los medios rockeros ahí presentes; nos llevó hacia todo un homenaje a la historia de nuestro rock, una atractiva versión del “Duro y Potente” de Banzai. Por exigencias de la sala, el show tuvo que ser acortado y se quedaron algunos temas en el tintero que habrían sonado antes de que “Corazón de Heavy Metal”, precedida de un merecido reconocimiento al impulsor del evento, nuestro locutor Óskar de Iría, pusiera la guinda, con buena parte de los músicos  protagonistas de la noche, además de Javier Endara de Wild, acompañando sobre el tablado a una banda siempre en la brecha, siempre batallando por lo que creen y dando la cara por las bandas emergentes. Y es que la tercera generación ya está aquí, llama con fuerza a las puertas…. ¡¡¡Pero hay que abrirlas!!!

Texto: Jason Cenador

Fotos: Antonio Martín

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