THE WILD FEATHERS: ¿QUÉ HAY DE NUEVO, JOVEN?
6 octubre, 2014 1:23 pm 1 ComentarioSavia nueva; llevo años escuchando estas dos palabras refiriéndose al “oscuro” futuro de la llamada globalmente música rock en todas sus vertientes. Que si siempre son los mismos, que si grupos acabados se arrastran por los escenarios con sus más de 60 castañas a cuestas, que si no hay sinceridad, que todo es negocio y “pasta”... Y siempre las dos palabrejas de marras para indicar que la salvación estaría en grupos jóvenes, sinceros, nuevos y con ganas. Pues bien, los cinco chavales de “las plumas salvajes” tienen todo eso, con una calidad y una entrega impresionantes y ganas, visto lo visto, puedo dar fe que les sobran. Ahora depende de nosotros, de los de a pie, de los que tememos por el futuro de esta nuestra música, que los convirtamos en alternativa real y en ejemplo a seguir para muchos grandes músicos presa de la desgana, la apatía o la falta de esperanza.
Habían pasado poco más de seis meses desde que los tejanos colgaran el no hay entradas allá por marzo en la sala Caracol y, aunque pueda parecer poco espacio de tiempo para una banda con un único trabajo en la calle, rozaron el lleno en el mítico teatro madrileño; lo que ofrecen no es nada nuevo, no han descubierto ni reinventado nada, es puro rock con mayúsculas, lo puedes llamar rock sureño, pero no deja de ser un buen puñado de temas para pasar un rato muy agradable solo o en compañía. El peso de la banda está completamente repartido, si bien las cabezas visibles son Ricky Young con su acústica flanqueado por las guitarras de Taylor Burns y Preston Wimberly; pero aquí, todos tienen su canción o parte de la misma para demostrar que a las voces no se quedan atrás, como quedó patente en Left my Woman, con un verso para cada uno y pidiendo a los fans que cantaran, tras lo cual hay aplausos recíprocos banda-público. Durante la más de hora y cuarto que dura su actuación se ve que disfrutan, que buscan la total complicidad con el personal y se atreven incluso a chapurrear en castellano, como antes de acometer la segunda de la noche tras Hard wind, la marchosa Backwoods Company, diciendo que les encanta España porque es muy animada y haciendo un brindis ficticio con los allí presentes.
No dejas de buscar parecidos a grandes clásicos en temas propios como Hard Times (Lynyrd Skynyrd) o Got it Wrong (John Fogerty), que bien podrían ser a su vez clásicos si se hubieran hecho 40 años atrás. Las propias raíces del rock se palpan en I'm Alive y sí, están muy vivos, no paran de moverse, de animar y de disfrutar en esta pieza que junto con I Can Have You nos hacen sentir que el paso del tiempo para esta música no existe. Y, por si fuera poco, nos dan de regalo un tema nuevo de su segundo trabajo previsto para el próximo verano: Happy Again, muy alegre y animado con un Ben Dumas a la batería con rabia y fuerza brutales y donde la “complicidad” a las voces con varios cruces de las mismas la hace deliciosa. Poco más me dejo en lo referente a canciones propias de la banda excepto Tall Boots, emotivísima y que, si se me permite el sacrilegio, la podrían haber firmado los mismísimos Beatles (os invito a escucharla y opinar sobre ella).
Por supuesto, ante lo escaso de su repertorio no faltan las versiones perfectamente ejecutadas y adaptadas para la ocasión; para empezar una sensacional Listen to Her Heart del mismísimo Tom Petty, pasando por los irrepetibles Zeppelin con Hey Hey What Can I Do? y terminando el concierto con un temazo de The Band con el que acostumbran a cerrar, la genial The Weight, un pedacito de historia como broche a una actuación soberbia. Pero para el final me he dejado el tema previo a este bis de despedida, pues es el que mejor puede resumir lo que es este grupo y lo que ofrece. Me refiero por supuesto a la sensacional The Ceiling, que ya en estudio engancha desde el inicio pero que en vivo es gloriosa, con ese comienzo templado para ir in crescendo en su parte final y en la que el grupo literalmente enloquece y los músicos se mueven como posesos en el escenario. Por si fuera poco, el sonido roza lo exquisito durante todo el concierto, pareciendo que lleven décadas de gira; si es así ahora, en unos años pueden ser muy grandes. Hubo un par de problemas con las guitarras al inicio entre tema y tema, llevado con humor por ellos mismos y que hacen si cabe que el resultado fuera aún más real y sincero. Además, es justo reconocer que se está apostando por ellos, pues la publicitación tanto del disco como de la gira ha sido bastante amplia para lo que es habitual en grupos noveles hoy en día.
Sólo queda esperar y desear que esta sensación se convierta en clara progresión y sea una realidad, un nuevo soplo que ayude a superar un poco la desgana de la que, por desgracia, adolece esta “nuestra música” en los últimos tiempos y que no queden en meras promesas olvidadas en un par de años. El tiempo, la creatividad y, por qué no repetirlo, nosotros mismos, podemos hacerlo posible; desde luego con gente como Wild Feathers el sacrificio es casi nulo.
Texto: Luis de la Encina
Foto: Dani Claudín
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1 comentario
Sinceridad absoluta la de estos músicos en su concierto madrileño por eso arrasarón en todos los aspectos como en su anterior visita.Quizás escuche algo de esta gente!!!