THE SOUNDS: RAVE NEW WAVE

14 febrero, 2012 2:37 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Kafe Antzoki, Bilbao

Ha llovido bastante desde que un buen día de verano de 1978 el excéntrico Gary Numan tropezara con un viejo sintetizador Mini-Moog que una banda había dejado olvidado en el estudio. El aparato llamó poderosamente su atención y centrado en explorar las posibilidades de tan curioso artilugio no dudó en cambiar la efervescencia punk por la ciencia ficción y los ritmos electrónicos. Una revolución estaba por venir, pues aquel inocente instrumento asociado hasta entonces al ampuloso rock progresivo pasaría a ocupar un lugar destacado en el panorama musical de la época.

Con una pasión tan intensa como la del creador de “Are ‘Friends’ Electric?” surgen los suecos The Sounds, un combo que se podría encuadrar sin problemas en aquello que de hace unos años a esta parte se denomina ‘post punk revival’. No en vano el mismo nombre ya recuerda inmediatamente a The Sound, otra mítica formación que ayudó a asentar la transición entre el punk más desaforado y la pomposidad de la New Wave y el tecno-pop.

Confiando su suerte al boca a boca y a contar con fans del estilo de Dave Grohl, que luce camiseta del grupo en el video de “Times Like These”, poca promoción adicional les hace falta. Con todo, el personal esperó hasta al último momento para abarrotar la sala y no fue hasta entonces cuando se pudo afirmar que su visita a la capital vizcaína había sido un éxito.

Y es que el panorama a primera hora no se presentaba muy agradable para los amantes de las guitarras, un DJ de discoteca pija representante del proyecto house Kids At The Bar se encargaba de amenizar la espera, aunque pocos todavía se atrevieran a entrar con semejante turre. Los teloneros The Limousines tampoco contribuyeron a disipar la sensación de sopor, pues se trataba de un dúo electrónico de pop ramplón y comercial sin nada que aportar a los que nos movemos al margen de las radiofórmulas y los éxitos bailables actuales, por lo que no nos detendremos demasiado en ellos.

El plato verdaderamente fuerte llegó con The Sounds, dispuestos a convertirse en ese grupo que desearíamos que atronara con fuerza en nuestras excursiones a las pistas de baile. Tras la prolongada intro “It’s So Easy”, desplegaron el arsenal con un “Dance With The Devil” que resume a la perfección esa simbiosis entre actitud punk y electrónica que no pierde empaque en el directo y los eleva hasta la estratosfera.

Parece increíble que algo tan trillado como la citada fusión sea tan complicado de conseguir. Pasa igual que con la sal en las comidas, si se te va la mano, aquello no hay quien se lo trague. Y estos chicos de Helsingborg guardan en todo momento el equilibrio sin prescindir absolutamente de las guitarras y de los elementos inherentes al rock. Si los teclados de The Cars influyeron de forma decisiva en el sonido de The Killers, lo mismo podría decirse en el caso de The Sounds, aunque ellos más que nada mamen Blondie por los cuatro costados.

“Queen of Apology” y “The No No Song” contribuyeron a elevar la temperatura del local, al tiempo que valían a la espectacular frontwoman Maja Ivarsson para desplegar su notable habilidad a la voz. Porque si en ese apartado nada se le puede reprochar, en cuanto a presencia escénica tampoco caben argumentos en contra, tiene todas las cualidades necesarias para comerse las tablas con la provocación como bandera. Lo mismo se levantaba el vestido negro para enseñarnos su ropa interior que se ponía a coquetear con los fotógrafos o con los seguratas, de hecho, acabó subida en los brazos de uno. Y la natural disposición del Kafe Antzoki que favorece el contacto con el público encontró su eco en la colgada rubia que no dudaba en subirse a las escaleras o perderse entre la marabunta para deleite de los emocionados fans.

Acabamos rendidos a la entrega de esta belleza nórdica que dejaría a la frenética Juliette Lewis a la altura del barro. Prueba de su afán transgresor estaba en que irrumpió en escena fumando con toda su chulería en un lugar en el que está prohibido y a la mínima sus empleados te pegan el toque, pero afortunadamente nadie le dijo nada. Como para meterse con  ella.

“Song With A Mission” y “Better Off Dead” reincidieron en la intención de convertir el recinto en la discoteca más rockera, una especie de rave New Wave en la que se dan la mano sonidos ochenteros con un enfoque actual que impide que su propuesta se quede caduca. El único remanso de paz se alcanzó en la emotiva “Night After Night”, aunque la peña, lejos de permanecer callada, se desgañitó las gargantas, los auténticos fieles eran muchos.

Y no se olvidaron de su himno electro “Painted By Numbers”, que en el cara a cara ganó vigor por esos punteos escuela The Edge muy bien conjuntados por el omnipresente teclado. La contagiosa “Living In America”, otro de los temas bandera, puso a botar a todo dios con esos ritmos que traen inmediatamente a Blondie a la cabeza y ese estribillo tan irónico como efectivo.

Se despidieron con “Yeah Yeah Yeah”  y esos sintetizadores que rinden tributo al sonido de finales de los setenta antes de añadir cierta espesura indie en “Dorchester Hotel”. Para terminar volvieron a las pistas de baile con “Tony The Beat” y luces intermitentes para acentuar el efecto, desde luego canciones así pueden levantar el ánimo a cualquier apesadumbrado. La energía de “Hope You’re Happy Now” cerró definitivamente la sesión al de casi hora y media de bailoteo rockero.

Aquellos carcamales que todavía no entienden que sea posible acercar dos universos en apariencia antagónicos como el del rock y el de la electrónica deberían sin duda acudir a un concierto de estos suecos para comprobar que con la ración de ingredientes en su justa medida se puede conseguir eso y mucho más. Merecen comerse los escenarios. O las discotecas.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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