THE ANSWER: EL INFIERNO CADA VEZ MÁS FRÍO

10 mayo, 2015 12:34 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Kafe Antzokia, Bilbao

intanswerLa novedad siempre impacta. Es un hecho irrefutable. No hay nada como ver a un grupo por primera vez en pleno estado de gracia para salir maravillado y casi besando al santo. Luego, a medida que esos momentos de inspiración se vuelven un proceso rutinario, el globo se deshincha y resulta muy complicado mantener ese entusiasmo original. Es un poco como el mito del consumado seductor Don Juan, que al conseguir el objetivo de doblegar voluntades y cobrarse el trofeo de caza, la lucha en sí misma deja de tener sentido. La repetición ni se contempla.

Con los norirlandeses The Answer nos pasa algo parecido, los hemos visto ya en tantas circunstancias posibles que mucho deberían hacer para maravillarnos a día de hoy. Así a bote pronto, recuerdo su pintoresco recital repleto de boronos en el pueblo guipuzcoano de Oñati, allá por donde Cristo dio las tres voces, o esa impagable actuación en el festival de Wacken en el que los blackmetaleros más true se rasgaban las vestiduras y no podían soportar la ignominia de tener por esos lares a un grupo de rock n’ roll, a alguno seguro que hasta se le derritió el maquillaje.

Lejos quedaron los tiempos en los que la humanidad enmudecía ante “Under The Sky” y ese peculiar cantante que parecía una copia muy digna de Robert Plant en sus años mozos. Cormac y los suyos fueron sin duda los pioneros en todo aquel revival setentero que inundaría el panorama poco después, el pistoletazo de salida ante la pléyade de imitadores de Black Sabbath y Led Zeppelin que brotarían por doquier, como si se hubieran caído de repente de un árbol o hubieran alcanzado el punto exacto de madurez.

Era una jornada complicada, ya que coincidían por las inmediaciones unas cuantas citas interesantes, algo insólito hace no demasiado en Bilbao, por lo que el personal se resistió de lo lindo a la hora de llegar, e incluso unos cuantos hicieron doblete concertil.

Dadas las circunstancias, fue una lástima que muchos se perdieran el aquelarre eléctrico de los austríacos White Miles, comandados por una pava con corte de pelo en plan mohicano a lo Wendy O’ Williams y una forma de tocar la guitarra absolutamente apabullante, casi como si sufriera ataques epilépticos. Le acompañaba otro tío a la batería, que también le daba bien al asunto. Un dúo, en definitiva, compenetrado al máximo y con un sonido tan contundente que dejaría cualquier comparación con The White Stripes o los archiconocidos The Black Keys en meros fuegos de artificio. Enormes.

Sin demasiados aspavientos irrumpieron The Answer en escena mediante “I Am What I Am” y para entonces la asistencia ya se podía calificar de aceptable, aunque a años luz de otras ocasiones presenciadas en el mismo recinto. Tal vez les haya pasado factura ese cierto encasillamiento estilístico en estudio, pese a que en su reciente ‘Raise A Little Hell’ amplíen un poco las miras y se acerquen a los riffs de The Cult, por ejemplo.

El voceras Cormac sustituyó las camisas de flores por un sobrio atuendo negro y desde el principio ejecutó toda esa retahíla de movimientos que no faltan en sus shows, esto es, las palmas o la pose mística y mesiánica que lo convierte en una suerte de predicador capaz de conseguir que la parroquia se arrodille sin contemplaciones como en un patio de colegio. A su vera, Paul Mahon, eleva de vez en cuando el mástil, a modo de ofrenda a los dioses, pero sin que uno se quite el sombrero ante sus habilidades, cumple su papel, no se le puede exigir más.

Lo cierto es que su inicio fue titubeante, y en algunos momentos hasta pesado, no sería más o menos hacia la mitad cuando comenzaran a levantar el vuelo con cortes ya añejos que sigue haciendo ilusión escuchar en directo, caso de la espiritual “Preachin’”, en la que uno podría imaginarse tranquilamente a unos negritos recolectando algodón mientras el terrateniente se fuma un puro sentado en el porche.

La novedad “Last Days Of Summer” se indigestó un tanto, aunque la acelerada que pegaron al final les hizo ganar puntos. Y “Strange Kinda’ Nothing” en plan acústica les quedó bonita, en especial cuando Cormac sostuvo la voz y la peña aplaudió a rabiar.

Se agradeció asimismo la garra contemporánea de “New Horizon”, con esos riffs cortantes que levantan del sitio, una pena que no reincidan demasiado en esa aproximación al hard rock con agallas. La homónima “Raise A Little Hell” tampoco nos cambió la vida, pese a que sirvió para constatar la inefable capacidad del voceras para que el respetable coma de su mano. Su melena quizás haya adoptado un tono cenizo, pero sus habilidades como frontman continúan intactas.

Otra cosa que no han cambiado es su costumbre de hacer recitales cortos, de hora y poco y para casa, por lo que cuando andaban en pleno despegue, abortaban la misión y recogían bártulos. Por fortuna, habían aprendido la lección y el propio Cormac se sumó a los gritos de “bestebat” que se oían desde la concurrencia y volvieron pisando el acelerador con “Nowhere Freeway”. El epílogo se habría tornado incomprensible sin “Under The Sky”, aquella pieza que les dio a conocer a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Echamos de menos “Come Follow Me”, “Sometimes Your Love” y otros cortes de su debut que parecen ya haber desterrado del directo y que con acierto podrían sustituir a unas cuantas piezas anodinas del comienzo. Pero en fin, a pesar del deshielo y de que su infierno particular cada vez está más frío, nunca defraudan.

Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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