SWEDEN ROCK: SEGUNDA JORNADA
8 junio, 2012 1:31 pm 1 ComentarioComo viene siendo tradicional, el segundo día de festival se abren las puertas a los cinco escenarios de los que dispone el Sweden; o sea, se inauguran los dos mayores: el Rock Stage y el Festival Stage.
El día empieza algo tardío para nosotros ya que la zona de prensa no se abre hasta las 11:00, a pesar de informarnos de que se podía acceder a partir de las 9:30 (este año ese área cambió de ubicación y aunque ha ganado en amplitud y servicios, el acceso debe hacerse por la puerta principal), por ello no pudimos enviaros las crónicas del día anterior sin perdernos la parte inicial del festival.
Ya ubicados en nuestros respectivos puestos de combate y con un sol que, por suerte, rompió en pedazos las previsiones de lluvias intermitentes, esto es, a grandes rasgos, lo que dio de sí el día:
Si os soy sincero, para nada me sorprendió encontrarme con una gran afluencia frente al escenario principal, el Festival Stage, ya que aunque la alternancia de estilos y su aceptación es encomiable, el carácter mayoritario del público que asiste al Sweden Rock es el que suma las ganas de disfrute con las de la veneración de los grandes clásicos; sobre todo esos que a veces crees que ya jamás podrás ver. Este es el caso de los británicos 10 CC, esa formación que desde finales de los 70’s y hasta mediados de los 90’s distribuyó un buen puñado de hits que se pasearon por estilos tan diversos como el Pop, El Soft Rock, el Blues, el Soul y el Hard más tenue. El concierto me recordó al de hace dos años de la Buchmann & Turner Band, una formación que a pesar de sus años muestra la capacidad suficiente como para seguir estando vigente hoy en día. Como suele decirse: la veteranía es un grado, y yo apuntaría: y la profesionalidad otro… En este buen concierto el cuarteto británico concretó su repertorio en darle un buen repaso a sus grandes éxitos, otorgándoles a estos un aspecto más de Soul Rock que de otros estilos. Agradecimos ese trato en temas como: “Rubber Bullets”, “Silly Love”, “Wall Street Shuffle” y el que para mí es su gran clásico, un “Rubber Bullets” que hizo subir la temperatura de nuestras gargantas al ritmo en el que los cuatro de Manchester iban haciendo escalar las partes del tema. Buen concierto que espero sea el renacimiento de estos gigantes de la historia del Rock.
Little Angels es una de esas grandes bandas que merecieron llegar al estrellato absoluto, pero a los que la suerte les dio en su día inmerecidamente la espalda. 20 años después de la primera vez que les vi, siguen siendo ese gran grupo de puro hard rock británico, con la elegancia y la personalidad que le da a su sonido la espectacular sección de viento que les acompaña. Liderados por un Toby Jepson en plenitud de facultades, hicieron un concierto sensacional, que mantuvo a toda la gente entregada desde el primer momento y en donde himnos como “She’s A Little Angel” o “Too much too Young” marcaron alguno de los momentos álgidos de esta segunda jornada de Sweden Rock.
Lo de Danko Jones aún no lo entiendo, me gusta su planteamiento musical, con ese Hard Rock ácido y efectivo, pero que se pase casi medio concierto entre monólogo y monólogo… En fin, es su forma de entender el show business. Lo que sí me sorprendió fue la gran afluencia de público que supo atraer, ya que Danko contó con el apoyo de mucha más gente que la que se concentró en el cierre de ayer con Edguy. Eso sí, valió la pena aguantar tanto monólogo, ya que el setlist no tuvo desperdicio. Destacaremos su mítico himno “Cadillac” en el que tributó un aplaudido homenaje a Black Sabbath despuntando de su guitarra riffs que se pasearon desde el “Paranoid” al “Sabbath Bloody Sabbath”, pasando por “War Pigs” y cerrándose con “N.I.B.” que se fundió con parte del “Breaking The Law” de los Judas. Otro de esos momentos “luminosos” se dio en la interpretación de “Rock Shit Hot”, tema en el que nos ofreció su tradicional recordatorio a gente ya desaparecida, algo así como un particular “Concierto para Ellos” con casi una veintena de recordados (el más venerado por el respetable fue Dio). Otros momentos destacados que disfrutamos se dieron en las interpretaciones de “Lovercall” y “First Date”.
El Thrash Metal de la vieja escuela que representan Exodus sigue siendo un estilo extraordinariamente popular por estos lares, y ello se constató por un lado en la gran cantidad de gente que disfrutó de su concierto, así como por los inmensos y enloquecidos “Circle Pits” que hubo a lo largo de toda la actuación. El grupo, pletórico de fuerza, de agresividad, de intensidad, hizo las delicias de su parroquia, que les llevó en volandas toda la actuación hasta el tremendo final con “The Chosen Ones”
De vuelta al Festival Stage, esta vez para disfrutar en letras mayúsculas del que a la postre sería el mejor concierto del día, los esenciados Night Ranger. El show me sorprendió en la medida de que, si bien me esperaba algo muy bueno por parte del quinteto de San Francisco, mis expectativas, y supongo que las de todos, quedaron empequeñecidas por el resultado que obtuvieron los californianos de un setlist convertido en un greatest hits con lo bueno y lo mejor de su ya larga trayectoria. El concierto inició potente, con un “Lay It On Me” que sonó atronador, con una banda muy enchufada, en la que en todo momento destacó como buen capitán el bajista y cantante Jack Blades. A la efectividad de “Lay It On Me” le siguió una no menos explícita “Sing Me Away” que interpretó magistralmente Kelly Keagy, quien en el final del concierto también lo bordó en la power ballad “Sister Christian”. Pero antes de eso disfrutamos de la entrega pasional y la efectividad de himnos como “Seven Wishes”, “Coming of Ages” de los Damn Yankees o el recuerdo de la etapa de Brad Gillis con un magistral “Crazy Train” en el que también destacó un enfático Tony Levy a los teclados. Tras las grandezas, entre otras, de “Growing up in California”, “”The Secret of my Success” o “When You Close Your Eyes”, apareció por sorpresa Dee Snider para marcarse junto a la banda un extraordinario “(You Can Still) Rock In America” en el que todo fue una explosión de buen hacer hardroquero. Como decía, un conciertazo que mereció cerrar el festival como después comprobaremos…
Que todo cabe en el gran circo del Rock n Roll está claro desde hace mucho tiempo. Steel Panther es un claro ejemplo. Hace dos años tuve la ocasión de haberles podido ver, pero su actuación en el Sweden coincidió con la de mis venerados Magnum y no dudé en disfrutar de esa magia musical que siempre nos transporta el buen Hard Rock de los británicos. Dicho esto, citaré alguna de las magistrales frases de los Steel Panther: “Nos gusta venir a Suecia porque las suecas huelen a coño” o “Esa chica de la primera fila aún no lo sabe pero esta noche me va a comer la polla”. En fin, divertidos, machistas, con alguna que otra chispa musical en temas facilones como “Supersonic Sex Machine”, “Tomorrow Night” o “Death to all about Metal” que podría ser un buen sinónimo de cómo acabaría nuestro estilo si nos tomásemos en serio las parodias glamys de estos payasos (en el buen sentido de la palabra) de la escena. Eso sí, tetas se vieron un mogollón, luego dirán que esta crítica es machista…
Tenía muchas ganas de ver a Rival Sons, excelente banda que en disco me ha impresionado por su genial forma de recrear el rock más clásico, y en gran medida, el grupo me gustó, pero fue de más a menos. Empezaron fuerte, transmitiendo, haciendo Hard Rock con fuerza y clase con muy buenas versiones en vivo de temas como “Face To Black”, pero a partir de la segunda mitad de la actuación, el ritmo decayó mucho y se evidenció que cuando intentan tocar blues, no comunican, no transmiten. Son una banda joven y aun pueden y deben mejorar en eso. En Sweden Rock empezaron muy bien, pero terminaron muy por debajo del nivel esperado.
Después de habernos dado un buen atracón de Thrash Metal con Exodus, la actuación de Sepultura a mi juicio no solo igualó la fiereza y la brutalidad de los norteamericanos, sino que la superó en muchos momentos, dejándome una de las actuaciones más brutales, avasalladoras y fabulosas que he visto de Sepultura en bastantes años. Derrick Green está en una forma excelente, junto a Andreas Kisser asume a la perfección el liderazgo del grupo y sabe imprimir a su set la energía que su música requiere en directo. Esta fue quizá la actuación en la que obviamente se veían más banderas brasileñas, pero también mexicanas, argentinas y de países latinos en general. Perfectos de principio a fin, a destacar sus impresionantes versiones de “Attitude”, “Mask”, “Nation”, el demoledor solo de batería de Eloy Casagrande –me parece uno de los mejores baterías que han surgido en los últimos años- y en último tramo su cover del “Just one Fix” de Ministry, “Territory”, “Rattamahatta” y como apoteosis final, un descomunal “Roots Bloody Roots”.
El show de Mastodon vino a ser muy similar al que he visto del grupo en otras ocasiones. No es un concierto espectacular en lo visual, sino que el grupo carga todo su potencial en su música, y en una puesta en escena sobria pero efectiva. Quizá algo fríos con su público, pero como siempre, sólidos, densos, muy fuertes y convincentes.
Pasaba ya un cuarto de hora de las ocho de la tarde, cuando el Zeppelin Stage hizo honor a su nombre rememorando esos aspectos de la época inicial del Hard Rock y el Heavy Metal. Sonido setentero a tope es lo que nos ofrece Graveyard, cuarteto sueco que musicalmente parece haberse quedado anclado en esa época. Nos impregnó con temas de Power Blues mezclados con muy buenos tramos de experimentación en los que no hay lugar para la improvisación, sino que más bien todo suena muy compacto y estructurado. Graveyard nos transportó a la época de las comunas, de los tripis y del amor sin barreras con temas en los que las escaladas musicales se dieron en pasionales aportes. Destacadas las interpretaciones de “Evil Ways” e “Ingrateful are the Dead”. Han mejorado mucho desde cuando les descubrí actuando en la carpa del RockKlassiker, si se superan en la próxima puede ser de paradoxismo!
El espectáculo que en esta última gira presentan Dimmu Borgir es realmente digno de verse, sobre todo si se acompaña de una ejecución musical de la calidad que los noruegos han llegado a alcanzar. Una presentación muy lograda en lo visual, muy impactante incluso en un momento en el que todavía había algo de luz natural, con la banda muy entregada, muy sólida y basando gran parte de su set en su último disco alternando con algunos recuerdos a piezas clave de su pasado. Su show fue muy intenso, hizo a la gente responder con la misma fuerza y se bajaron del escenario como unos de los triunfadores del día.
Mientras Dimmu Borgir destripaban su potencia Death Melódica, sobre las tablas del Rock Stage aparecía un explícito y speedico Sebastian Bach. Tras la decepción de dejarnos colgados en el Sweden de hace cuatro años, se desquitó y de lo lindo. Con un sonido muy contundente, una garra excepcional y una forma brillante de reconducir sus temas y los clásicos de su etapa en Skid Row, Sebastian Bach sacó todo el partido a lo que aún le permite una voz que parece rejuvenecida. El concierto inició como debe ser, expeditivo, marcando y aplanando el terreno en el que debía seguir el 4X4 que es ahora su banda. El inicial “Slave to the Grind” hizo que cabeceáramos hasta la extenuación, ya que las partes rítmicas del clásico de los Skid Row se tornaron en casi Thrash Melódico. Tras ello, los temas menos consentidos de su carrera en solitario propusieron más pasión que la expectación que generaron, quizá por ello Sebastian nunca se desvincula de su etapa en los Skid. Los fans de esa etapa disfrutamos de “18 and Life”, “Monkey Bussiness”, “I Remember You” y un “Youth Gone Wild” que contó con la asistencia de un Dee Snider que de forma más improvisada que pactada tuvo que marcarse un “We’re not gonna take It” igual de celebrado. Pero no vamos a ser deshonestos y voy a decir que la voz de Sebastian también fluyó con eficacia en temas propios como la mastodóntica “I’m Alive”. Mejor de lo que me esperaba, con una verdadera banda que solidifica todo lo que toca.
Por desgracia, la estrella del día, el grupo cabeza de cartel –como parece ser que ocurrió también en Sonisphere- fue la gran decepción del evento. Soundgarden hicieron un concierto frío, rutinario, desinspiradísimo, mostrando a una banda carente de cualquier clase de motivación. Hacia la mitad del concierto, hubo gente que incluso empezó a marcharse. No existió en ningún momento ninguna complicidad, ninguna química con el público, y ni siquiera se miraban entre sí. Pocas veces he visto a una banda que diera tan descaradamente la sensación de que el dinero es la única razón que les ha reunido otra vez sobre un escenario. Y por tanto, ni siquiera cuando atacaron versiones de temas tan conocidos como “Spoonman”, “Black Hole Sun”, “Rusty Cage” o “Jesus Christ Pose” se desprendió del escenario un mínimo de energía, ni por supuesto de la actitud rockera que se le presume a un grupo cabeza de cartel de uno de los festivales más importantes de Europa. Una banda mediocre y floja, flojísima, cuya elección para encabezar este año el segundo día de Sweden Rock ha sido una total equivocación.
Mariano Muniesa & Josep Fleitas
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1 comentario
osea que una de las mejores bandas de los noventa SOUNDGARDEN, no merece ser cabeza de cartel del SWEDEN, porque a un "periodista hispano", no le gusta ni su musica, ni el concierto de ese dia. Soundgarden es una gran banda, con una discografia que ya quisieran muchos.