SU TA GAR: DE NUEVO EN RUTA
1 noviembre, 2011 9:12 am Deja tus comentarios
Kafe Antzoki, Bilbao
Una cosa es la obra artística en sí misma y otra son las ideas del autor. Conviene siempre tener esta premisa básica en cuenta para poder valorar algo en su justa medida, sin atender a filias o fobias particulares e independientemente de la adscripción política de cada cual. Lamentablemente, en el mundo real esto no suele ser así y en base a la sintonía o no con determinadas ideas ya te meten en un saco concreto sin detenerse ni un momento a pensar en el concepto de la transversalidad.
Por lo tanto, se antoja tan censurable que los sectores más antediluvianos de la sociedad promuevan el boicot a músicos por no estar de acuerdo con su visión del mundo como opinar que para disfrutar plenamente de Su Ta Gar haya que jurar lealtad a ciertos dogmas o haber nacido en un caserío del Goierri. Lo normal en cualquiera con dos dedos de frente debería ser otorgar a los de Eibar el merecido papel de pioneros del metal euskaldun y no olvidar que constituyen una referencia fundamental en la escena vasca cuya influencia puede sentirse hasta nuestros días en un importante elenco de bandas que va desde los desaparecidos Latzen o los internacionales Berri Txarrak hasta promesas tipo Basaki, todo un patrimonio cultural del que sentirse orgulloso.
Tras la gira de aniversario, Aitor Gorosabel y los suyos siguen demostrando su intención de renovarse continuamente, aunque con su reciente ‘Ametsak pilatzen’ (Acumulando sueños) quizás vuelvan de alguna manera a sus raíces. Coincide además en el tiempo con la esperanzadora decisión de ETA de bajar la persiana poco a poco, pese a que no hayan anunciado todavía su disolución ni hayan prescindido de las amenazantes capuchas como los miembros de la rama político-militar escindida en los albores de la democracia.
Dejando de lado la situación actual, esa noche los eibarreses ponían la primera piedra en un camino que les llevará a lo largo y ancho del Estado de aquí a finales de año y durante el próximo 2012. La acogida del público estuvo a la altura de la ocasión, al rozar casi el lleno absoluto en el Antzoki. Y es que con entradas prácticamente regaladas a 12 euros no era necesario darle muchas vueltas, ya podrían aprender los aficionados a hinchar los precios por la cara, maravillas de la autogestión.
Faltó únicamente que Aitor Gorosabel y Xabi Bastida hicieran acto de presencia para que el griterío se desatara y comenzaran a llegarles innumerables muestras de apoyo, se les quiere y eso se nota. Su Ta Gar correspondieron los detalles iniciales y apostaron fuerte con “David eta Goliath”. Lamentablemente, el sonido fallaba, no se escuchaba con la nitidez adecuada y por esta desafortunada circunstancia no hablaríamos de un concierto sobresaliente, sino de uno simplemente aceptable.
Algo que más que una percepción personal se comentaba en los corrillos de fumadores y casi cada conocido que te encontrabas echaba pestes acerca de la calidad sonora. Por fortuna, se consiguió solventar mínimamente el asunto hacia la mitad del recital, si bien nunca alcanzó los parámetros de excelencia.
El repertorio, por otra parte, resultó un tanto curioso para los que hemos estado en bolos suyos unas cuantas veces, no se trató de lo típico, hubo sorpresas e incluso improvisación en los bises, aparte de la lógica representación del último largo con “Poza eta Tristura”, “Piztia”, la emotiva “Kantarik Politena” o “Norbera Bere Ametsen Jabe”, un corte que reúne las características para convertirse en un futuro himno. Todo ello sin dejar de lado los clásicos “Naska” o “Begira”, que contaron además con un reseñable juego de luces.
Es probable que el nuevo trabajo todavía no esté lo suficientemente rodado y sea necesario esperar unos meses más hasta que el personal se familiarice con el material, ya que la reacción ante tales piezas tampoco era de fervor absoluto, cosa bien distinta con “Jo Ta Ke”, que la peña cantó a pleno pulmón, como era de esperar, aunque hubiera funcionado mejor reservando esa carta maestra para el final.
No se debe olvidar mencionar al nuevo bajista Igor Díez, un benjamín procedente del combo Kalte de Galdakao al que se le notó un tanto estático y cortado, el propio Aitor incluso tuvo que acercarse para pedirle que se uniera a ellos en una de sus míticas poses junto a Xabi con guitarras en ristre. Suponemos que el chaval necesitará un mayor rodaje, su excesiva rigidez no encajaba con la exhibición virtuosa y derroche de simpatía de Gorosabel y Bastida.
El ritmo endiablado de “Rotaflexa Garraxika” nos acercaba al término de la actuación, no sin antes acordarse de “Agur Jauna”, otro tema más de ‘Agur Jauna Gizon Txuriari’, un trabajo editado hace ya más de una década, pero que sigue teniendo su vigencia en el catálogo de los de Eibar, no en vano sonó también “Gau Iluna Amaitu Da”. Y por supuesto recordaron a la señora del Anboto en “Mary”, ejemplo perfecto de power metal cuando todavía nadie había oído hablar de ese género y que sirvió para certificar el impresionante nivel técnico de esta mítica banda.
El primer bis nos trajo desde el corte homónimo del último álbum “Ametsak Pilatzen” hasta el soberbio “Zure Atzetik”, habríamos esperado también un “Haika Mutil”, para que no quedaran pelos en la gatera, otra vez será. Volvieron una vez más para deliberar entre ellos y arrancarse con el “No Somos Nada” de La Polla, una elección muy acertada, hacía tiempo que no se la escuchábamos. A todo esto, decir que lejos de estar preparado pareció una decisión totalmente improvisada, pues ni siquiera aparecía incluida en el repertorio. Aquí lo podrían haber dejado como unos grandes, pero finiquitaron con una inesperada “Itxaropen Hitza”, cuyo deje modernote sigue provocando cierta extrañeza.
En resumen, vivimos un par de horas de sueños a medio gas por las deficiencias en el aspecto sonoro, una lástima, porque en otras circunstancias aquello habría sido una muestra más del espectacular buen hacer de esta banda a la altura de cualquier figura foránea. Les hemos visto en mejores ocasiones, no hay duda, aun así, a pesar del hándicap ajeno a su voluntad, no han perdido un ápice de talento. ¡Gora Su Ta Gar!
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
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