SOVIET SOVIET: RABIA ROJA

28 enero, 2015 10:37 am Publicado por  1 Comentario

Sala Ibu Hots, Vitoria-Gasteiz

INTSOVIETSOVIETPocas escenas conservan ese halo de autenticidad primigenio con el que se concibieron en su origen y que las hacía situarse en la órbita del más absoluto underground. Con medios limitados y ganas de abrir brecha en el panorama musical, el llamado post punk adoptó la filosofía del háztelo tú mismo para labrarse un porvenir al margen de circuitos oficiales y de luminarias del género como Joy Division o The Cure en sus inicios. Que a pesar de ser referencias imprescindibles, ni de lejos sirven para encasillar un amplio espectro que va casi desde el gótico al rock alternativo.

En esta senda se mueven como pez en el agua los italianos Soviet Soviet, que reconocen por una parte el legado de Echo & The Bunnymen o Gang of Four, pero al mismo tiempo no les duelen prendas al revelar su admiración por émulos de The Jesus & Mary Chain contemporáneos tipo Crocodiles o A Place To Bury Strangers. Y por supuesto también admiten la inevitable influencia de Diaframma, auténtica banda de culto de Florencia y seguramente pioneros en su país a la hora de mezclar punk, new wave y gothic rock.

Tal vez por devoción a estos últimos, Andrea Giometti y compañía aspiren a ser príncipes de los bajos fondos, de la clandestinidad, la cultura subterránea y los garitos de luz tenue. No en vano desde sus comienzos se ocuparon ellos mismos de manejar el cotarro lanzando un EP sin apoyo de nadie y distribuyendo su propio material. Y la estrategia parece que ha dado sus frutos, pues su reputación ha crecido a pasos agigantados gracias al boca a boca, de hecho, su último álbum ‘Fate’ andaba ya agotado para su visita a Vitoria. Los verdaderos fans tuvieron que conformarse con mandar un mail solicitándolo, tal y como pidieron desde el grupo.

Las propuestas para disfrutar de este palo no abundan demasiado del Ebro para arriba, y mucho menos en la capital alavesa. Si mal no recordamos, hace un par de años se acercaron los alemanes Monozid y creo que gran parte de los asistentes repitieron esa noche. Había un par de ‘Carniceros del Norte’ entre una considerable multitud dadas las dimensiones del garito y que se mostró bastante entregada a los italianos, cada uno con su paranoia particular, sumergiéndose en un éxtasis que desde fuera solo podría observarse con incredulidad.

Con cierto retraso respecto a la hora fijada, bastó que Soviet Soviet se subieran al tablao para que el personal se agitara cual presa de un ataque de calambres. La  personal voz nasal del bajista y cantante Andrea Giometti se elevaba sobre un mar de ruido controlado en “Together”, a la par que el uso de pedales y otros efectos los acercaba al rollo shoegaze. Es quizás esa deliberada indefinición estilística lo que les otorgue mayor atractivo al abarcar esa inmensa tierra de nadie que va desde el indie rock al post punk o incluso el rock alternativo a lo Placebo, sin descuidar el poso ochentero de formaciones míticas del calibre de The Psychedelic Furs, con especial parecido esta última en el aspecto vocal.

Enseguida se notó que por lo menos el vocalista no se encontraba a gusto esa noche, le delataban las miradas asesinas y algún que otro ‘porco’ se le escapó. Era pequeñito, pero vaya mala leche. Suponemos que no andarían del todo conformes con el sonido, pues en ocasiones miraban hacia la mesa de mezclas y lo cierto es que la voz quedaba baja en comparación con el resto de instrumentos. Eso sí, el trío conseguía hacerse oír con creces, con mención especial para el atronador batería y un guitarra que complementaba a la perfección el bajo taladrante salpicando con punteos en la tradición del género.

Por suerte, se les fue pasando el mosqueo del principio y clavaron una pica con el trallazo “Lokomotiv”, que interrumpieron a la mitad para juguetear con las cuatro cuerdas. Es de resaltar el frenetismo con el que se movía el bajista, como si la peculiar forma de su instrumento le soltara descargas de electricidad. O su entusiasmo igual era simplemente un coletazo del monumental enfado, en cualquier caso, se agradece ver a músicos que no sean aburridos convidados de piedra que lo mismo tocan que fichan en una oficina a las 7 de la mañana.

Un aspecto importante en este palo es sin duda la habilidad para manejar atmósferas y silencios. Sí, en tiempos en los que el bullicio manda y el personal grita más que habla, todavía existen cruzados que valoran la tranquilidad y la ausencia total de sonidos como método para evocar emociones. En ese sentido, los de Pesaro eran también maestros, delicados orfebres que a una orden paraban durante unos instantes o concedían todo el protagonismo a unas notas de bajo.

Y como colofón a esa obsesión por llevar los focos hacia lugares insospechados acabaron arrodillados jugueteando con acoples hasta crear una maraña de ruido chirriante digna de los gloriosos Swans. Una suerte de sinfonía industrial que mantuvieron durante largos minutos para provocar el cuelgue inmisericorde, produciendo un efecto similar al de salir emporrado de una tienda de campaña. Un burbujón sonoro.

Una lástima que no se estiraran con unos bises, porque el bolo se nos hizo cortísimo, pese que estuvieron sobre las tablas en torno a una hora, lo que esperábamos. Mereció empero presenciar este breve despliegue de rabia roja, con un ímpetu similar al de los bolcheviques tomando los palacios zaristas. ¡Que se extienda la Revolución!

 TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extraña propuesta la que realizan los transalpinos SOVIET SOVIET pero en su noche vitoriana estuvieron a la altura con su rock industrial dejando un buen sabor de boca en la capital vasca!!!

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