SOLD MY SOUL: RESPETA LA TRADICIÓN, MIRA AL FUTURO
22 abril, 2015 4:50 pm 1 ComentarioSatélite T, Bilbao
Siempre se ha dicho que los conciertos de rock tienen mucho de liturgia. Y es totalmente cierto. Suele haber un sumo sacerdote que va recitando los salmos y oraciones correspondientes mientras la congregación escucha con devoción y aplaude o eleva su voz. Una consagración al culto de manera diferente a los tradicionales oficios religiosos, pero que en el fondo posee un espíritu similar: dar las gracias a un ser superior por las dichas compartidas en ese momento. Aunque en el caso de los bolos ese ente abstracto sea más bien la música en sí misma, entendida como máximo regalo divino para los creyentes de tal fe revelada.
No han sido pocos los que en el pasado consideraran su arte de la forma antes mentada e insuflaran cierto misticismo a sus propuestas, con el ejemplo inevitable de Led Zeppelin a la cabeza y toda la parafernalia y simbolismo que rodeaba a los cuatro miembros. Black Sabbath tampoco le hicieron ascos al rollo ocultista, que posteriormente algunas bandas de la NWOBHM adoptarían para hacerse los interesantes y llevarían al extremo las hordas nórdicas del black metal.
Contagiados por un ascetismo semejante parecen los polacos Sold My Soul, anunciados como el mejor grupo de rock clásico de su tierra. Y lo cierto es que en directo molan mucho, aunque para conocer la magnitud de su hazaña habría que investigar cómo de grande o pequeña es la escena rockera en ese país del Este extremadamente religioso. Algo que se notó en concreto en el gesto de su melenudo cantante de santiguarse antes de salir a escena. Hacía tiempo que no veíamos esas cosas.
Una vez cumplido el rito purificador, el combo se mostró muy competente en su rollo, remitiendo de primera mano a los norirlandeses The Answer, no porque fueran una copia de estos, sino más bien porque compartían idénticas influencias, esto es, los fundamentales Free o Bad Company y un cierto deje sureño a lo Black Crowes, e incluso algo del boogie rock de Humble Pie. Una coctelera en la que no cualquiera sabe mezclar las dosis exactas sin pasarse o resultar cansino.
Ante un personal evidentemente emocionado, estos neohippies fueron desgranando su homónimo y único larga duración en estudio, que también incluye canciones en su polaco materno. Se antojó ideal para abrir el in crescendo de “Red Reality”, antes de que el voceras se despojara con furia de su goma del pelo y empezara a agitar la cabellera como un poseso. Pura actitud.
Y los riffs enérgicos setenteros de “Holy Water” valen asimismo para esta eucaristía en honor a la electricidad, acrecentada a su vez por la increíble labor de su cantante, con un descomunal chorro de voz y una auténtica bestia a las tablas que no renunciaba a su lado místico al colocar y voltear las manos como Robert Plant en sus años mozos. De los mejores frontman que hemos visto últimamente, sin duda. Como hemos dicho, la parroquia registró una afluencia considerable, dadas las dimensiones del garito, y el entusiasmo fue creciendo a lo largo de un recital imparable cual locomotora de la que era imposible bajarse. Alabaron al personal en “Special” y dijeron que habían hecho unos 2.000 kilómetros para llegar hasta allí. Su gira peninsular de hasta ocho fechas es una de esas pensadas para tirar millas y recorrerse la piel del toro de punta a punta, casi como si fuera un pasatiempo.
Que interpretaran algún corte en polaco no fue impedimento alguno para que el respetable agitara las cabelleras, les diera réplica en los momentos destinados para ello o se metiera en su burbuja en esos solos explosivos a lo Jimmy Page o con wah-wah en plan Hendrix. Confesaron además lo duro que es hacer discos en su país y subrayaron la cruzada que supone dedicarse al rock n’ roll en la ultraconservadora Polonia, cuna de un Papa y otras fuerzas vivas.
El punteo remitente al “Nobody’s Fault But Mine” de Zeppelin de “Can’t Leave You Behind” sirvió de perfecto contrapunto a una instrumental para que el cantante se hidratara y luego volvieran sin despegar la vista del pasado clásico con “Lady Winter Blues”. Su material no daba para un repertorio extenso, eso lo sabíamos de antemano, pero consiguieron que toda la peña se pusiera a dar palmas con “One 2 Seven”, con ese aire sincopado al “Ballroom Blitz” de The Sweet. Un fiestón en toda regla. “Dios os bendiga”, dijo su carismático voceras a modo de despedida.
Pero los ánimos se palpaban tan exaltados que no les iban a dejar marchar a las primeras de cambio y entre tanto homenaje velado a los ‘Fab Four’ del hard rock, se antojó demasiado natural y nada impostado ese popurrí que se marcaron de temas de Led Zeppelin donde sonaron “Immigrant Song”, “Living Loving Maid (She’s Just A Woman)”, “Custard Pie” o un “Good Times, Bad Times” con un solo de guitarra tan tremendo como en la original. Alucinante epílogo.
“Respeta la tradición, mira al futuro”, reza a modo de lema en su página web y la verdad es que cumplen ambas máximas, aparte de que para ser arqueólogo musical hacen falta dos cosas imprescindibles: talento y vocación, cualidades de las que estos polacos andan sobrados. Que vuelvan cuanto antes. ¡Santificados sean!
TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA
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1 comentario
Tanto con temas propios como con muchas versiones rockeras esa noche bilbaína estos SOLD MY SOUL dieron un gran recital en tierras vascas.De vez en cuando hay que echar un vistazo a países del este de europa donde hay muy buenas bandas y estos SOLD MY SOUL son una de ellas!!!