SHE PAST AWAY: LA PASIÓN TURCA

30 septiembre, 2013 1:59 pm Publicado por  3 Comentarios

Sala Rock Palace, Madrid

Pocos géneros existen en el que el personal más formado exija novedades constantemente y no se conforme con los tres o cuatro grupos de siempre repetidos hasta la saciedad cada fin de semana. Cualquiera que haya asistido a alguna sesión gótica con fundamento se habrá dado cuenta de ese encomiable esfuerzo por dar a conocer bandas que tienen algo que decir, no se pliegan a la comercialidad y siguen de alguna manera el espíritu punk primigenio de romper clichés y moverse en círculos reducidos a la espera de que a algún lumbreras se le ocurra pincharlos y luego le copien todos los demás.

Uno de los combos que más ha pegado en el rollo oscuro actual son sin duda los turcos She Past Away, que con un personal post punk aderezado de toques de Minimal Wave o electrónica a la vieja usanza han conseguido un sonido inimitable que engatusa desde la primera escucha. Y eso además cantando en su lengua natal, lo cual añade cierto exotismo y da lugar a múltiples elucubraciones acerca del significado de sus impronunciables títulos.

Sabedores del espectacular tirón del que gozan entre la peña gótica no sorprendió que agotaran entradas, pese a que la sala tampoco fuera de unas dimensiones desorbitadas. Pero incluso a movimientos en teoría tan underground llegan las modas, y quizás por ello muchos optaran por quedarse en el exterior durante la actuación de los teloneros Estilo Internacional, cercanos al indie rock o al porte elegante de unos Asylum Party, sin descuidar el poso guitarrero de los primeros The Cure. Tal vez el tono de su vocalista a la larga se pueda hacer monótono, pero eso por otra parte les otorga una personalidad que se ve incrementada por el prodigioso nivel instrumental de sus miembros, en especial las habilidades del voceras a la guitarra, que tiró de efectos y reverberaciones con absoluta solvencia, insertando cada cosa en el momento adecuado. Junto con October People, de lo más interesante del panorama capitalino contemporáneo.

Y así por arte de birlibirloque en un momento se multiplicaron las multitudes para cuando irrumpieron en escena She Past Away, que en las distancias cortas no parecen tan solemnes como en sus lúgubres videos. Fue iniciar con la versión “Alleged Dancefloor Tragedy” de Suspiria motivo suficiente para que una atractiva chica situada en la esquina del escenario dejara de sorber la pajita del combinado y entrara en trance con bailoteos sugerentes y luego la parroquia le siguiera, aunque no con tanto entusiasmo como la susodicha.

La intro con bajo taladrante y voz que de puro profunda te rasga el alma de “Monoton” puso la primera pica en Flandes de ese repaso a su único largo hasta la fecha ‘Belirdi Gece’, un lanzamiento que ha revolucionado sin duda el género. Y “Sanri”, con los punteos a lo The Cure y esa caja de ritmos retro ochentera, desató también movimientos por el recinto igual que en cualquier garito gótico.

Otra de las piezas más destacadas del debut es “Kasvetli Kutlama”, una de las más fieles representantes de ese sonido tan fascinante como evocador que ya apareciera anteriormente en formato demo. Porque uno de los motivos fundamentales de su éxito dentro del rollo reside en esa personalísima amalgama entre post punk y electrónica, que quizás ya se haya realizado infinidad de veces, pero por supuesto jamás de esa manera ni con esa precisión de orfebre. Fieles a la tradición y a los clásicos, a la ortodoxia gótica, en definitiva, y al mismo tiempo, bailables hasta cierto punto, pero sin tampoco perder el norte entre marasmos sintéticos.

Con un solo disco tampoco se pueden hacer maravillas en cuanto al repertorio, pero lograron salvar los muebles con bastante dignidad a base de versiones y alguna que otra composición nueva que reincidía en la veta abierta en su bautismo discográfico. Su sobriedad a las tablas no era ni mucho menos un impedimento, pues a veces no hacía falta ni presentar las canciones, caso de “Rituel”, cuyos sintetizadores y punteos han atronado unas cuantas veces en los garitos oscuros de la capital.

Casi lo mismo podría decirse de “Bozbulanik”, pocas sesiones he escuchado en los últimos meses en las que no suene algún tema de los turcos. Al contrario de lo que pudiera pensarse, la traslación al directo no desmerece en absoluto a pesar de la batería programada, porque se trata de un elemento tan integrado en su sonido que uno sería incapaz de imaginarlos con un miembro más de carne y hueso. Existen muchos prejuicios al respecto en este asunto al considerar lo de las bases programadas un recurso de poca monta, cuando quizás lo que se persigue es recrear esa atmósfera hipnótica futurista vintage de la época pre-MIDI.

En un alarde de ortodoxia, para los bises homenajearon a The Cure con “A Strange Day”, unos de los pilares indiscutibles del género, inspiradores por derecho propio de la cold wave francesa y de tantos grupos incluso en las antípodas estilísticas al margen del gótico. Su revisión no alcanzó las cotas opresivas del ‘Pornography’, pero ganó en contundencia y se antojó como epílogo perfecto para un concierto que difuminó la dicotomía entre tradición y modernidad.

Una fiel muestra además que nos permite conocer la punta de lanza de un país con una juventud que ha despertado a todos los niveles y que tiene algo más que ofrecer que kebabs, durums o falafel. Seguramente Antonio Gala no pensaría en lo mismo al escribir ‘La Pasión Turca’, aunque bien podría valer la obra para establecer un símil con el dúo de Bursa por su huida de lo convencional y la intensidad con la que se entregan en directo. De cátedra.

 Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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