SCORPIONS: TODAVÍA QUEDA PARTE DE LO MEJOR

 Las desaforadas tormentas seguían cerniendo la amenaza de la cancelación para la actuación estrella del Azkena Rock 2014; Scorpions, quizá una de las mayores leyendas vivas del hard rock y el heavy metal. Aunque no pegaban en demasía con los géneros predominantes del festival de Vitoria, es política ya habitual de los organizadores integrar a parte de lo más insigne del firmamento metálico para conseguir diversificar y engrosar la audiencia potencial. No hay que olvidar que por el Azkena Rock han pasado en ediciones anteriores bandas de la talla de Kiss, Alice Cooper, Ozzy Osbourne, Twisted Sister, etc.

Estaba culminando la actuación de The Stranglers y parecía que el cielo tenía pensado respetar a los germanos dando una tregua duradera. El año pasado se había anunciado que Scorpions tocarían en Madrid por última vez en el Estado en marzo dentro de su supuesta gira de despedida. La rápida venta de entradas propició que se añadiera otra fecha capitalina. El enfado lógico de parte de los seguidores, especialmente los del norte, llegó con el anuncio a posteriori de la actuación de Scorpions en Azkena Rock. Muchos fans habían invertido su dinero en viajar a Madrid sin saber que tres meses después podrían verlos mucho más cerca de sus casas. Un engaño que no se puede dejar de criticar.

22.30 en punto y las pantallas anunciaban la presencia de la banda de Hannover, que en 2015 celebrará sus bodas de oro, ni más ni menos que cincuenta años en la brecha, aunque no fuera hasta comienzos de los setenta cuando realmente empezaron a rodar de forma más seria.

Una enorme pantalla central y las dos laterales vomitaron una espiral de luz y color al tiempo que sonaba “Sting In The Tail”, el tema homónimo del último disco de estudio que editaron en 2010, sin duda su mejor álbum en muchos años. De lo actual a lo clásico en un giro radical, Scorpions apelaron al sentimiento de sus fans más acérrimos con un sensacional “Make It Real”.

Con apenas un par de temas fue suficiente para reconocer que el trío de ases de Scorpions está en muy buena forma y que el ‘cuento’ de la despedida puede esperar hasta que el cuerpo aguante. Klaus Meine mostró la calidez de su voz, una clase fuera de serie y una técnica que siempre le ha convertido en uno de los mejores cantantes del heavy metal. La presencia de un Rudolf Schenker por quien no pasan los años podría ser definitoria de todo un estilo mientras la magia de Matthias Jabs es detonante del sonido del grupo. Su guitarra es de las que transmite sentimientos sin necesidad de buscar el virtuosismo vacuo.

“Is There Anybody There?” refrescó la esencia de “Lovedrive” con ese ritmo tan característico. Para entonces muchos fans ya se habían percatado de la falta del batería James Kottak, cuyo altercado en Dubai, que le llevó a pasarse un mes en la cárcel, le ha alejado de sus compañeros. Por el momento está en pleno proceso de rehabilitación, mientras su puesto lo cubre el sueco Johan Franzon. Aunque demostró solvencia a la hora de tocar, dista mucho de la destreza del ex Kingdom Come, cuya técnica ha sobresalido desde que ingresó en Scorpions en 1996.

El monumental riff de “The Zoo” consiguió espolear a la vieja guardia que se agitaba al ritmo de uno de los grandes clásicos de la banda. Matthias Jabs volvió a sobresalir en el solo mientras la pantalla trasera mostraba el título de la canción con un tamaño descomunal. La instrumental “Coast To Coast” volvió a dejar la mítica estampa de todos los músicos juntos con un Meine que se apunta a la guitarra junto con sus compañeros. Es una foto tan clara como de los propios Saxon cuando se encaran hacia sus seguidores en “Princess Of The Night”.

“Loving You Sunday Morning” se enlazó con “The Best Is Yet To Come”, una de las joyas melódicas de “Sting In The Tail”. Había llegado la hora de las baladas, que por supuesto son parte del ADN del grupo. En plan acústico abordaron “Send Me An Angel”, del “Crazy World”, con el batería Johan Franzon tocando el cajón. Con la sensacional “Holiday” los malos presagios se hicieron realidad cuando un aguacero comenzó a descargar ante unos aficionados que comenzaron a abrir los paraguas dificultando la visibilidad.

A partir de entonces el concierto quedó deslucido por las inclemencias metereológicas. La atención, la emoción y el feeling nunca son las mismas cuando te está cayendo una ducha de agua sobre la cabeza y cuando los paraguas te impiden prácticamente ver a los músicos. “No sé vosotros, pero a mí me educaron en el rock”, anunció Meine al presentar “Raised On Rock” dejando atrás las baladas.

Los dos trallazos del “Crazy World”; “Tease Me Please Me” y “Hit Between The Eyes”, relanzaron nuevamente la actuación para desembocar en un solo de batería bastante sui generis. La poca espectacularidad de Franzon, coronado en una tarima que se elevaba, se unió a la presencia del percusionista invitado; PiTTi Hecht, que comenzó con las congas recreando sonidos de samba más propios del mundial brasileño. La verdad es que aquella derivación percusiva se hizo demasiado larga.

PiTTi Hecht ya no abandonó el escenario hasta el final, haciendo las funciones de segundo batería. Para recuperar la energía acertaron con “Blackout” y después continuaron con un nuevo ‘receso’ con la instrumental “Six String Sting” y el lucimiento de Jabs, que tenía que esmerarse para captar la atención de unos fans a los que les estaba cayendo un chaparrón.

“Big City Nights” impulsó el concierto con un magistral Meine y un Schenker desatado para después despedirse de sus fans antes de los bises. Estos comenzaron como no podía ser de otra manera con “Still Loving You”, la balada por antonomasia, seguida de “Wind Of Change” y sus ecos de libertad que recuerdan a la caída del muro de Berlín. El colofón llegó con “Rock You Like A Hurricane”.

Scorpions se despedían de Vitoria ante unos aficionados a los que se les había hecho muy pesado disfrutar en medio de las inclemencias del tiempo. Hubo como casi siempre disparidad de opiniones, desde quienes vieron un concierto excelente, hasta quienes les habían sobrado tantas baladas o los excesivos solos. Al final fue una hora y tres cuartos de unos Scorpions que siguen estando en muy buena forma. Es verdad que en Vitoria a los seguidores de siempre se les quedaron muchas canciones en el tintero, pero con la enorme cantidad de clásicos que han jalonado su trayectoria este problema entra dentro de lo normal.

“Lo mejor queda por venir”, el título de una de sus canciones, es una frase imposible para una banda del calibre de Scorpions, pero lo que es seguro es que todavía quedan muchas cosas buenas en el futuro de los alemanes. Especialmente porque el año que viene tienen un aniversario que celebrar y muchos planes por delante. Lo más importante es que el trío de ases; Klaus Meine, Rudolf Schenker y Matthias Jabs, mantiene intacta toda su magia, y que sea por mucho tiempo.

Texto: Pedro Alonso

Foto: Marina Ruano

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