SANTELMO: REVÁLIDA

Sala Caracol, Madrid

No debe ser fácil aguantar la presión de tener todos los ojos puestos en tu cogote, o más bien en tu garganta, esperando el más mínimo fallo para lanzarse a tu yugular.

Desde luego Ronald Romero supo estar a la altura y esconder en el forro de su chupa esos miedos, si es que alguna vez los tuvo.

Antes del nuevo examen a la banda madrileña, caldearon la sala los talluditos Recover, que supieron meterse en el bolsillo al cada vez más numeroso público de Caracol a base de clasicazos.

Los más recurridos fueron Deep Purple (“Hush” –con permiso de Joe South-, “Highway star”) y Ted Nugent (“Cat scracht fever” y “Hey baby”), pero tampoco dudaron en tirar de T Rex (“21th century boy”), Judas Priest (“Living after midnight”), Queen (“Tie your mother down”), Bad Company (“Can’t get enough”), Nazareth (“Hair of the dog”) o Sweet (“Action”).

El cantante goza de un timbre rasgado rollo Alice Cooper (del que también cayó “Under my wheels”), aunque en algunos temas se quedó un poco corto en intensidad.

Curiosamente y contradiciendo todo pronóstico no sucumbieron a la tentación de versionear a recientes caídos como Gary Moore o Dio, ni homenajearon los 25 años de la muerte de Phil Lynott, aunque con los grupazos escogidos, no hizo falta.

Aperitivo más que correcto para saciar la espera de lo que sería el plato fuerte de la noche.

Como os adelantaba más arriba, todas las miras estaban puestas en el nuevo cantante chileno de Santelmo; algo habíamos escuchado en un tema adelanto de lo que será el nuevo disco, “La tempestad”, pero queríamos comprobar si sería capaz de igualar la portentosa voz de Manuel Escudero.

Una intro de Gary Moore sirvió de trasfondo a la potente “Los creyentes”, seguida casi sin descanso de “Ángel o demonio”, y pronto comprobamos con gozo que este chico vale, y mucho.

No sólo es capaz de emular sin pestañear la garganta del cordobés sino que estoy segura que una vez disipadas las dudas sobre su persona imprimirá su propio carácter y estilo vocal a los temas.

“¿Cómo vais, gente?”, nos pregunta Ronald más tranquilo. Nuestra respuesta no se hace esperar y aplaudimos a rabiar “Si tú quisieras”.

El chileno nos confiesa que todos hemos tenido algún temor alguna vez pero siempre hay que enfrentarse a ese “Fuego Negro” con valentía; toda una declaración de intenciones.

Un pequeño recuerdo a los muertos del rock sirve de entradilla para que “Reencarnación” de Santa saque de nuevo a la palestra el pasado glorioso de Jero. Poco más que no se haya dicho ya, se puede mentar del guitarrista. Sus directos son siempre incontestables y está claro que sabe rodearse de buenos músicos que avalen la calidad que siempre rezuma de su guitarra.

Como agasajo a su fiel público, nos regalaron “Esta vez no”, tema que nunca había sido interpretado en directo y del que no faltó ni el clavicordio pregrabado del comienzo. Como punto negativo la exclusión no forzada del teclista José Paz, que aunque hizo todo lo que pudo, la mesa de sonido le dio de lado, al no percibirse apenas su presencia sonora en la sala.

A estas alturas ya estábamos entregadísimos al señor Ramiro y sus compañeros de faena, pero después de la preciosa “Daría lo que fuera” creo que nos ‘enamoramos’ un poco más del quinteto.

Después de ese despliegue vocal pensé que Ronald se iría desfondando poco a poco, pero el chileno tiene pilas para rato y tras un breve guiño a “Still got the blues” del malogrado Moore, encaran “Años de plomo y fuego”, con una base rítmica brutal a manos de Jaime Olivares, una de las piezas clave del combo por su magnífica pegada tras los platos.

Aunque la sombra de Manuel Escudero es alargada, el adelanto del próximo redondo de la banda, “La Tempestad”, clarifica el futuro prometedor de los madrileños y la continuidad de la escena nacional.

No podía faltar la versión “Rainbow in the dark” de Dio que siempre supone un pellizco en el corazón de todos los presentes, pero nos recomponemos con los festivos coros de “Hijos de la madre tierra”.

Hablando de coros, encomiables los del bajista Luisma Hernández, que lo mismo te vale para un roto que para un descosido, altos, bajos, graves o agudos como en “Bosque de hojas muertas”.

Los bises vienen acompañados de la presentación de la banda, aplaudida a rabiar por toda la sudorosa sala. Como anécdota graciosa, la ida de pinza de Jero al cambiar la ciudad de procedencia de Ronald de Santiago de Chile a Santiago de Compostela , mientras éste entona entre risas “Junio del 44”.

Para terminar de quemar una noche de traca, nada como “Burn” de los Purple, y las caras de satisfacción de un público que respira aliviado ante el renacer de un grupo con miras de grandes éxitos y con una base musical sólida como una roca.

TEXTO: MARTAMETALLICA
FOTOS: ANTONIO MARTÍN

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