ROBERT PLANT AND THE SENSATIONAL SPACE SHIFTERS

7 noviembre, 2012 12:52 pm Publicado por  4 Comentarios

Estadio Luna Park, Buenos Aires (Argentina)

Casi coincidiendo con el estreno en Argentina de "Celebration Day", la película de Led Zeppelin, Robert Plant realizó dos conciertos a estadio lleno donde su carisma brilló sin ambages. He aquí la crónica del segundo día, y de un mito que no reniega de su historia pero tampoco sucumbe al camino fácil de dormirse en viejos laureles.

Nadie puede acusar a Robert Plant de vivir del pasado. Luego de rechazar doscientos millones de dólares (sí, ¡leíste bien!) por hacer una gira con Led Zeppelin en 2008, tras el concierto de homenaje a Ahmet Ertegun, Percy volvió a su carrera solista montando heterogéneos proyectos para grabar o salir de gira. Sabe que, ante la implacable demanda de los fans, no tendría sentido realizar un concierto sin aquellos temas consagrados de los '70s, y puesto que, por otra parte, se siente muy orgulloso de ellos, en lugar de evitarlos se complace en adaptarlos impiadosamente al formato de turno, llevándolos por los caminos que se encuentre transitando sin importarle lo mucho que los altere o, mejor dicho, los trastorne.

Los ilustres desconocidos que lo secundan en esta ocasión conforman, según el programa que entregaba el acomodador, "una banda libre inspirada en la música roots del Mississippi, los Apalaches, Gambia, Bristol y las estribaciones de Wolverhampton". Es decir, un grupo inapelablemente ecléctico, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva, puesto que tanta "versatilidad" puede resultar un arma de doble filo: John Baggott (teclados), Liam Tyson (guitarra y voz), Dave Smith (batería), Billy Fuller (bajo), Justin Adams (guitarra, bendir y voz) y el bardo gambiano Juldeth Camara en ritti (violín africano), kologo (banjo africano) y voz. Salvo los dos últimos, ninguno luce demasiado sobre el escenario y, en lo que a Adams respecta, se suelta sólo en las explosiones sonoras. Camara, por su parte, toma la posta solista en un par de números y aborda con su garganta un exótico batido de blues, rap y spoken word con cuna de Continente Negro, y su participación resulta al mismo tiempo fresca y estimulante. Tratándose en su mayoría del personal que grabó "Mighty ReArranger" en 2005, era de esperarse que el repertorio se inclinase hacia ese lado. En aquel momento y a grandes rasgos, el álbum me dejó frío con excepción de la delicada "All The King's Horses", y fue grato descubrir que en vivo aquella música cobra otro peso, por más que los samples y loops electrónicos me sigan resultando fuera de lugar en un contexto mayormente intimista.

Con 64 años, Robert Plant tiene para ofrecer más vitalidad y soltura que muchos artistas de generaciones más jóvenes que no terminan de comprender el concepto de "mística" o "espectáculo". Percy prefiere conectar con la audiencia a sorprenderla. Sabe que su cuerpo ya se está convirtiendo en el de un hombre mayor, pero sus gestos mantienen la gracia y la magia de la juventud, y todos los vericuetos se reconcentran en su sonrisa y en el ardor de sus inflexiones. Si en los 80s se había sospechado el menoscabo de su voz, hace mucho que Plant encontró la forma de eludir los fantasmas y ajustó su estilo a una performance sin dobleces donde cada grito se halla subrayado por la cámara y los gemidos resultan finamente controlados por una impostación perfecta. Del blues al worldbeat, y del rock al folk, todo fue cayendo en su lugar a lo largo de dos horas cargadas de una amenidad que se tragaba las estridencias sin disimularlas. Lo asombroso de Robert Plant hoy es su ductilidad para abordar extremos: así pudo afrontar el "Spoonful" de Howlin' Wolf (otrora caballito de batalla de Cream) con aplomo inverosímil, y en el mismo lote salir airoso de la liviandad acústica de "Bron-Y-Aur Stomp", acompañamiento de palmas de la audiencia incluido. Era difícil no desconcertarse con las versiones casi heréticas de "Black Dog" o "Four Sticks", pero mientras el hilo conductor de la voz dorada te traía y llevaba a lo largo de un camino de cuarenta años sin soltarte de la mano, también era capaz de mostrarte un ramalazo de magnificencia rockera en "Ramble On", sin duda lo más pesado de la noche.

Si "Whole Lotta Love", en una versión modesta aunque caliente, no te había bastado, los bises con "Going To California" y "Rock And Roll" bien podían llevarte a la gloria sin escalas. El día anterior, sobre el final, un fan desubicado entró corriendo al escenario y Plant tuvo que recular para esquivarlo, mientras que el guardia que quería interceptarlo tumbó al cantante provocando una situación confusa que por suerte no tuvo consecuencias. Nada de eso ocurrió el segundo día, y la sonrisa de Robert en comunión con su banda puso el broche de oro a una velada que fue festejada de pie por una audiencia feliz, agradecida y muy al tanto de que el reloj no vuelve atrás sus agujas... salvo cuando un grande le da cuerda con la evidencia de su arte.

Texto: César Fuentes Rodríguez

SETLIST

Tin Pan Valley

Another Tribe

Friends

Spoonful

Somebody Knocking

Black Dog

All the King's Horses

Bron-Y-Aur Stomp

The Enchanter

Four Sticks

Ramble On

Funny in My Mind (I Believe I'm Fixin' to Die)

Whole Lotta Love

Bis

Going to California

Rock and Roll

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

4 comentarios

  • juandie dice:

    Mientras los componentes de LED ZEPPELIN sigan en pie el legado de los ZEPPELIN seguirá vivo tanto si siguen en solitario como si se reunen bajo este mítico nombre.

  • Jesús dice:

    Una de las razones por las que no quiero que vuelvan Led Zeppelin es porque sé que estos músicos tienen tanta categoría que pueden seguir sorprendiéndonos con buenos trabajos. Prefiero recordar a la banda por lo grande que fué.
    Me ha gustado este nuevo proyecto. Rodearse de músicos desconocidos ha sido un acierto.

    ¡Un saludo a todos!.

  • juandie dice:

    Mejor categoría que tú jesus tiene mi gata!!!!

  • Jesús dice:

    Tu exgata, Juan Diego. Te han puesto una orden de alejamiento y no puedes acercarte a menos de cinco kilómetros de ella, jo,jo... Y es una faena porque ella vive en un edificio abandonado justo al lado de la tienda del Señor Wang Fu, donde compras los paquetes de cincuenta discos.

    ¡Un saludo a todos!

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