RATA BLANCA: POR VEINTICINCO AÑOS MÁS

28 agosto, 2012 10:53 am Publicado por  2 Comentarios

Teatro Vorterix, Buenos Aires (Argentina)

Festejando un cuarto de Siglo, Rata Blanca se presentó en el Teatro Vorterix de Colegiales. Con el estándar habitual de altísima calidad y profesionalismo al que siempre nos tienen acostumbrados, la banda de Walter Giardino nos brindó otra noche memorable que dejó varias anécdotas para resaltar.

¡Maldita llovizna porteña interminable! Hace como tres días seguidos que el clima se presenta poco amigable en Buenos Aires, convirtiendo así el mero traslado hacia el recinto donde se va a llevar a cabo el evento en cuestión en una travesía digna de una epopeya olímpica que incluye corridas hacia la parada del colectivo, esquivada de charcos y alguna que otra acrobacia atlética más. Pero mejor concentrarse en la razón principal que motivó tales proezas que no fue otra sino de la posibilidad de volver a ver a Rata Blanca en vivo.

Un Teatro Vorterix colmadísimo a más no poder. Por supuesto que es sabido que Rata Blanca es una de las bandas más convocantes de nuestra escena, pero esos detalles son algo que no se puede obviar. La banda salió a escena con una increíble puntualidad; demasiada, diría yo, porque cuando el quinteto empezó su fiesta con “Diario de una Sombra”, minutos antes de las 21.00 hs., aún seguía ingresando gente al recinto. Pegadito ahí nomás vino la rockera “71-06 Endorfina” y el público no paraba de saltar y cantar. Ya en ese momento la noche se perfilaba como memorable; no porque Rata no nos tenga acostumbrados a dar shows de éste calibre sino porque, al ser habitual verlos en lugares más grandes, la posibilidad de apreciarlos en un lugar más “íntimo” le dio un toque muy particular a su presentación (y eso sin contar las sorpresas que estaban por venir). Pero por si a alguien le quedaba alguna duda de lo antedicho llegó uno de los hits que Rata compuso en este siglo, “Aún Estás en mis Sueños”, y la recepción fue ensordecedora.

Antes de seguir con “Lluvia Púrpura”, el cantante Adrián Barilari  recordó el momento especial que la banda está atravesando en este actual tour ya que están festejando sus veinticinco años de trayectoria. Por supuesto que a eso le siguió un tremendo estallido de aplausos por parte del respetable y no era para menos; mantenerse vigentes luego de un cuarto de siglo, sobretodo en una escena tan mezquina a veces como lo es la escena argentina, no es algo de lo que muchos se pueden jactar. Siguieron “El Beso de la Bruja”, “La Otra Cara de La Moneda” (a saltar todo el mundo de nuevo) y podríamos decir que la primer pausa que encontró tanta adrenalina, tanto arriba como abajo del escenario, vino con la conmovedora “Cuando la Luz Oscurece” (no apta para quien ande con mal de amores). Siguiendo con la revisión de “El Camino del Fuego”, (aquella placa del 2002 que marcó el retorno de la banda tras un parate de algunos años) llegó el turno de “Sinfonía Fantástica” y aquí se pudo apreciar a la banda en todo su esplendor; haciendo a un costado su faceta más “hitera” para darle espacio a su perfil más épico, y con la compañía de un sonido perfecto, Rata Blanca volvió a dejar en claro porqué le lleva tanta ventaja a otras bandas locales. Guillermo Sánchez (bajo) y Fernando Scarcella (batería) no dejan lugar a ningún bache posible; Adrián siempre aprueba con creces su labor como vocalista y como frontman, alcanzando las notas más exigentes o las más íntimas con su voz según lo requiera la ocasión; y para hablar del enorme talento de Walter Giardino con su guitarra haría falta hacer una crónica aparte. Quien representó una novedad para mi fue el tecladista Danilo Moschen, ya que fue la primera vez que vi a la banda sin Hugo Bistolfi, y demás está decir que el “pibe nuevo” también desempeñó su papel más que correctamente, no sólo ejecutando su instrumento sino también formando parte de la fiesta, arengando y saltando desde su lugar.

Luego Walter tomó la posta del micrófono y se puso a hablar de los veinticinco años de la banda, mencionando altibajos que se encontraron en el camino, para luego rematar finalmente “Así como la pelota no se mancha, la música tampoco se mancha”. Pero para hacer más emotivo el momento, había una sorpresa muy especial aguardando: en ese momento se subieron al escenario Gustavo Rowek (batería), Sergio Berdichevsky (guitarra) y Saúl Blanch (voz), integrantes de la formación que grabó el primer LP homónimo de Rata Blanca allá por 1988, para interpretar “Sólo Para Amarte” y “Chico Callejero”, clásicos inmortales de aquella emblemática placa.

Pegando un salto de una punta a la otra en esa línea temporal imaginaria aterrizamos en el, hasta ahora, último disco de estudio de la banda, “El Reino Olvidado” (2008), de la mano del tema que le da título al álbum y de “El Círculo de Fuego”, para abrirle paso después al tema que les valió tantos admiradores como detractores por igual, pero como bien dijo Adrián Barilari a la hora de presentarlo. “No hay que mirar para atrás ni para los costados cuando uno sabe que está haciendo las cosas bien. Hay que mirar para adelante” y por supuesto que me estoy refiriendo a “Mujer Amante”. “Agord, La Bruja” (con una potencia arrolladora) y “Abrazando al Rock and Roll” fueron las encargadas de conducirnos al final del show. Para los bises, los elegidos fueron “La Llave de la Puerta Secreta” (precedida por la intro que la acompaña en el disco con el mismo nombre), “Guerrero del Arco Iris” y, como no podía ser de otra forma, “La Leyenda del Hada y el Mago”, los cuales dieron por finalizado un  concierto que fue pura fiesta desde el comienzo y que arrancó aplausos, ovaciones y sonrisas por todos los rincones.

A esta altura de su carrera, coronando estos veinticinco años de trayectoria, Rata Blanca reafirmó por milésima vez que son uno de los actos en vivo más destacables de la escena local. Quizás ahora lo único que les estaría faltando sería algo de material más nuevo para renovar un poco su repertorio, puesto que ya van a ser cuatro años de “El Reino Olvidado”. De todas formas eso no cambia para nada el veredicto: Rata Blanca en vivo es una experiencia que nadie debería perderse. Ojala queden por delante muchísimos años más. 

Texto: Juan Manuel Guarino

Fotos: Walter Macchi

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