RADIOCRIMEN + TONI METRALLA: ¡VENID CON LOS MALDITOS!
23 febrero, 2015 7:02 pm 1 ComentarioKafe Antzokia, Bilbao.
Hay toda una poética de los bajos fondos. Un orgullo de pertenecer a los de abajo enfrentados contra los de arriba, la casta política que utiliza instituciones en beneficio propio y cuyos tentáculos alcanzan a cualquier ciudadano de a pie que se atreva a plantar cara al poder establecido, a gritar “no te tengo miedo” al patético ministro de turno que por primera vez en democracia emplea datos confidenciales para amedrentar y fustigar con su latiguillo al discrepante. Una guerra mediática en toda regla que ha enterrado por completo el periodismo serio y riguroso, en paz descanse.
De una idéntica actitud subversiva adolecen Radiocrimen, un auténtico supergrupo formado a la manera de The Lords of The New Church que reúne a figuras de relumbrón del panorama local como Txarly Usher de Los Carniceros del Norte o Javi de Rat-Zinger. Cinco veteranos con ganas de hacer algo nuevo, pero al mismo tiempo rindiendo homenaje a aquella mítica escena de Eskorbuto, R.I.P. o Parabellum que permanece todavía a día de hoy en el imaginario colectivo y debería resaltarse en negrita en los libros de historia musical de este país.
Entroncando con esa tradición, el ambiente que se respiraba en el Antzoki era de pura camaradería, punkis amistosos a su rollo sin meterse con nadie. Y una multitud hasta los topes entregada con fidelidad rel
igiosa a estrofas incendiarias que han nacido para perdurar, el entusiasmo fue tal que incluso vimos a un tipo en la barra cantando los temas a los camareros a pleno pulmón. No era para menos, menudos himnos.
Al llegar raudo de otro concierto anterior, nos perdimos gran parte de la actuación de Toni Metralla y los Antibalas, aunque alcanzamos a catar los últimos cortes, que seguían la línea de lo contemplado en otras ocasiones. Con una sala a reventar, no es complicado que el público coma de la mano a nada que uno se lo curre un poco bien. Ese no era empero el caso de este otro combo de estrellas locales procedentes de Macarrada, M.C.D. o Parabellum, puesto que están fuera de toda duda la solidez compositiva de “Amor Francés” ,“Patrulla Venganza” o las dotes totales de Tonino como solvente frontman capaz de arengar a las masas. Dedicaron su bolo, por cierto, a Joseba Amaro, guitarrista del grupo Dabelyu, fallecido el día anterior en un accidente de moto.
¿Por qué a veces nos fijamos en unas personas y no en otras? Pueden existir múltiples razones, pero una principal reside en eso que se llama carisma, una cualidad que en el ámbito musical marca la diferencia entre lo mediocre y lo sobresaliente. Y de tal atributo andan sobrados Radiocrimen, luciendo crestas a la vieja usanza y apelando a las esencias de aquel Bilbao gris y canalla en el que los bares no cerraban hasta más allá de las siete de la mañana.
Fue apabullante el inicio con “Terror”, la frenética pieza que abría su debut y lega estrofas con resabios ‘carniceros’ como “vamos a cambiar la religión por dulce sadomasoquismo”.El cantante Txarly estuvo pletórico, aunque quizás algo más comedido que con su banda madre, ahorcándose con el cable del micro, escalando por los bafles y sentando cátedra sobre lo que debería significar subirse a un escenario. Si a los fotógrafos les suele costar bastante seguirle el paso, lo mismo sucede en cuanto a actitud a las tablas, pocos son capaces de alcanzar las zancadas de este artista de los pies a la cabeza que haría avergonzar a más de un gato de escayola.
“Radiocrimen emitiendo desde el infierno”, dijo el voceras haciendo de locutor improvisado de la velada antes de pisar a fondo con las primeras piezas de su reciente disco ‘Antecedentes’ “Vomitaré” y “Amar Mata”, un auténtico himno en el que la parroquia se dejó la garganta en ese estribillo que dice una gran verdad vital. Bueno, tal vez exageren un poco, el amor no matará, pero te quedas bastante tocado del bolo, eso fijo.
Otro de los puntos álgidos de la noche fue la nostálgica “Contenedores”, donde la voz del guitarra Luis hubiera necesitado más volumen, aunque lograron corregir ese pequeño inconveniente a lo largo del show. Algo que no empañó demasiado ese sonido crudo, contundente, a la vieja usanza ochentera que pone los pelos de punta. Una apisonadora que se lleva por delante las reticencias de cualquier escéptico. Saben sin duda lo que hacen y aúnan tradición con vanguardia, en una suerte de puesta al día con la precisión de orfebre del legado de Parabellum y compañía. Puede que sea una apreciación personal, pero uno observa unas cuantas similitudes con la histórica banda de Barakaldo en su querencia por la melodía o esas letras de tono macabro creadas para elevar la voz hasta el infinito.
Sin bajar en ningún instante el pistón, “Perros Rabiosos” atronó con la vehemencia de los discursos incisivos como cuando en las tertulias les sueltan las verdades del barquero a los representantes del agonizante bipartidismo. Y otra de las de levantar puño en alto era “Lágrimas de Carretera” con soflamas a la yugular que no admiten medias tintas como “en mi voz ha muerto Dios” o “vete preparando polonio masificado porque el caos está en nuestros corazones”. Todavía seguimos estremecidos ante semejante despliegue de nihilismo.
Y en ese sentido no se podrían olvidar del poeta de la metralleta, el gran Henry Chinaski, trovador de borrachos, inadaptados y putas baratas. Sí, hablamos del gurú Charles Bukowski, al que rinden tributo en “Buko”. Echamos de menos su efigie burlona en el telón de fondo del escenario como en la anterior ocasión que les vimos, pero siempre se agradece que se acuerden de este azote de lo políticamente correcto. Seguro que se rascaría la barriga con satisfacción en el infierno.
Ofrecieron un regalo a los asistentes con la inédita “Noches de Alcohol”, versión del festivo y bailongo a lo Ramones “Jet Boy, Jet Girl” del cantante británico Elton Motello, ideal para mover el esqueleto. Y en los bises siguieron incidiendo en las revisiones con su himno “Los Chicos ya no Quieren Llorar”, cuyo título rememora sin duda aquel legendario “The Kids Are Alright” de The Who, antes de finalizar un bolo apoteósico con “En las Cloacas”, reivindicando a las ratas, la podredumbre y la sordidez. Enormes.
Siempre es motivo de alegría que un grupo local pete una sala para así dar en los morros a los paletos sofisticados que desprecian lo de aquí y siguen pensando con ese pensamiento aldeano en plan Paco Martínez Soria que lo de afuera es mucho mejor por el simple hecho de serlo. Como bien dicen Radiocrimen en sus letras, mejor quedarse con los parias, la carne de cañón o las criaturas de Chernobil mientras añoramos el humo negro de los contenedores ardiendo. ¡Venid con los malditos!
TEXTO: ALFREDO VILLAESCUSA
FOTOS: MARINA ROUAN
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1 comentario
Una banda punky de los pies a la cabeza compuesta por estupendos músicos de la zona vasca y que espero en el futuro dicha página les de mas cobertura que este simple concierto!!!