MOCKERS DAY: CARNE DE GUATEQUE
2 enero, 2015 3:08 pm 1 ComentarioSala Santana 27, Bilbao
De vez en cuando viene bien una vuelta a los orígenes, meterse en una máquina del tiempo y aterrizar a mediados del pasado siglo, más o menos cuando surgió el denominador común de la mayoría de estilos que escuchamos hoy en día. El movimiento beat, el rock n’ roll canónico epítome de subversión y rebeldía juvenil o esos grupos garajeros de los sesenta que posteriormente se revelarían como influencia fundamental en el advenimiento del punk. Diferentes ramificaciones de un mismo árbol del que con el tiempo brotarían frutos independientes.
Lo cierto es que no existen muchas iniciativas que apuesten sin tapujos por los géneros vintage, pese a que visualmente el rollo pin up esté bastante de moda, aunque como en todo, en realidad existe un postureo desmedido. Por tanto, merece elogiarse esta original idea denominada ‘Mockers Day’ de montar un festi así casi de la nada, y más en época navideña, que suele ser un oasis en lo que a conciertos se refiere. Van ya por la segunda edición y esperemos que acabe convirtiéndose en una cita ineludible de finales de año.
El desapacible tiempo no acompañaba para nada y el panorama era desolador a primera hora para cuando los vitorianos The Dealers abrieron con un sonido añejo que bebía directamente de The Yardbirds, The Kinks y demás coetáneos de la British Invasion. No eran nada del otro mundo, pero cualquier aficionado a este palo los encontraría sumamente agradables, pues reproducen al milímetro los clichés del mentado estilo, esto es, los riffs con distorsión primitiva, la voz clavada al Lennon de la primera época, la armónica en plan rhythm & blues, e incluso la vestimenta, que parecía sacada del armario de la serie televisiva ‘Cuéntame’. Decentes.
En otras coordenadas completamente diferentes se movían Screaming George & The Hustlers, surgidos de las entrañas de la noche bilbaína y con un cantante histriónico total a lo Lux Interior al que solo le faltaba ponerse tacones. Bajó a darse el obligado baño de masas, ejerció de funambulista y apeló a los instintos primarios, que se desataron en especial en su versión de The Cramps “Bikini Girls With Machine Guns”. Viscerales hasta la extenuación bebían asimismo del sonido Detroit de MC5 o The Stooges y las tres guitarras con las que contaban creaban una apabullante muralla sónica. Para desatar el cavernícola que todos llevamos dentro.
El ambiente se iba calentando y la sala distaba bastante de aquel páramo al que habíamos entrado. Fue llegando personal progresivamente hasta lograr una afluencia respetable y aquello se transformó en una suerte de guateque con Help Me Devil, fieles representantes de la ortodoxia rockera tal y como la conocían los vetustos del lugar. No faltaban los punteos al tuétano, los ritmos repetitivos y contagiosos que se te pegan en la cabeza cual chicle, ni lo mejor de todo, esos bailoteos a la antigua usanza de levantar en volandas o girar como peonzas que solo se ven en películas. Muy grande.
Con un palo que apelaba sin rollos a la danza desenfrenada y un público que ya tenía ganas de mover el esqueleto, estaba todo hecho. La frenética instrumental “Ayúdame Diablo” a buen seguro terminó de descoyuntar huesos y la puntita la puso un medley de clásicos ineludibles del rock n’ roll como el “Good Golly, Miss Molly” de Little Richards o el “Devil With a Blue Dress On” de Shorty Long y William Stevenson, que ya juntara previamente en 1966 Mitch Ryder & The Detroit Wheels. Ideales para desempolvar los zapatos de gamuza azul.
En una vertiente más desenfadada, los gallegos Novedades Carminha también molaron con su rock garajero cargado de toneladas de provocación que muchos no supieron entender. Tras una intro cadenciosa perfecta para el apareamiento, el cantante nos saludó diciendo “buenas noches, subnormales” y enseguida pisaron el acelerador con las guitarras a lo The Hives de “Devórame Otra Vez”.
Al igual que ese colega gracioso que nunca se sabe si habla en serio o de coña, para disfrutar su bolo era importante pillar el punto a los de Santiago, que salvando las distancias temporales, era similar al descaro de Kaka de Luxe, en especial en las letras, caso de “Tú antes molabas”, “Jódete y baila” o “Te vas con cualquiera”. Quizás en ocasiones se antojaban un poco empalagosos con ese tufillo ye-yé a lo Fresones Rebeldes, pero eran divertidos a más no poder, y la muchedumbre también pareció concebirlo así, puesto que pusieron a toda la sala a bailotear. Unos cachondos que no se toman en serio ni ellos mismos.
Y para terminar el festi, General Lee apelaron a las esencias rockabillies, con un cantante armado de guitarra y tupé como Roy Orbison, acompañado, por supuesto, del consabido contrabajo. Por desgracia, en ese momento abrieron la discoteca del recinto, por lo que se produjo una masiva entrada de infiltrados a los que el concierto se la traía al pairo. Intentando ignorar a esos entes tan molestos, conseguimos disfrutar de temas sugerentes tipo “La calle es de los gatos” o una revisión rockabilly del clásico de The Supremes “You Can’t Hurry Love”. Muy competentes en lo suyo, quizás la única pega que se les pueda sacar es que su repertorio termine tornándose demasiado canónico, no apto para los que gustan de algunos condimentos en el género, para los ortodoxos, genial.
En definitiva, esto de Mockers Day resultó una oportunidad única para conocer esa escena del rock n’ roll añejo que debería suponer algo más aparte de vestirse de pin up y acudir a los conciertos de Imelda May. Es necesario probar la verdadera carne de guateque, regada además en este caso por el patrocinio de un whisky de Tennessee. ¿Puede haber algo más auténtico?
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
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1 comentario
Al parecer esas bandas le tiraban bastante tanto en lo musical como en lo visual al rockabilly mas añejo y derivados y en su estilo cada una dieron un gran recital aquella noche en la SANTANA bilbaína en ese festival que ojala no sea el único que se realiza por estos lares para recordar un estilo que surgio en los cincuenta y que después derivó en el rock!!!