MICHAEL SCHENKER Y FITO, LA CARA ROCKERA DEL FESTIVAL DE LA GUITARRA DE CÓRDOBA

17 julio, 2013 3:22 pm Publicado por  10 Comentarios

Michael SchenkerNueva edición del Festival de la Guitarra de Córdoba, y con esta ya van 33. Un festival que va adquiriendo mayor relevancia y prestigio a nivel nacional, no solo por las actuaciones que acoge, sino por las actividades paralelas que desarrolla en torno a la guitarra: talleres, cursos, master class etc..  Además de las actuaciones de prestigiosos instrumentistas nacionales e internacionales en diferentes disciplinas y estilos, en las últimas ediciones se abre un hueco importante al Hard Rock, y por los escenarios cordobeses han pasado solistas y grupos como Joe Bonamassa, John Fogerty, ZZ Top, Jethro Tull, Deep Purple, Joe Satriani o Gary Moore entre otros. Para esta edición la cita con el Rock más potente era con Michel Schenker, y aunque con una asistencia mas mermada que en otras ocasiones (unos 2.000 asistentes), pudimos vivir una vibrante noche de Rock.

El guitarrista alemán está inmerso en la gira “Temple of Rock & LoveDrive Reunion”, que como todo el mundo sabe, cuenta con la base rítmica de la etapa dorada de los Scorpions: Francis Buchholz al bajo y Herman Rarebell a la batería, además de la voz del ex-Rainbow, Doggie White y su inseparable teclista-guitarrista, Wayne Findley (este tío es un crack, lógico que el teutón no lo deje escapar).

¿Y qué es lo que pudimos ver y escuchar en el escenario del Teatro de la Axerquía cordobés sumergidos en su idílico y mágico entorno? Pues una magna actuación de Hard Rock clásico y puro con temas de uno de los artífices del género, que ha pasado por formaciones tan emblemáticas como Scorpions, UFO o su propia banda, MSG, interpretados con solvencia, fuerza y elegancia.

Con puntualidad británica (como suele ser habitual en esta cita cordobesa), a las 23:30 h aparece en escena la inconfundible silueta que forma Schenker con su inseparable Flyng V y esa postura encorvada que le caracteriza, vestido de negro y con una gorra plateada brillante. Desde el primer momento observamos a un artista que rompe con la idea que de él teníamos en los últimos años, o de toda su carrera, por su carácter y personalidad anómala. Sale sonriendo, se muestra cercano, comunicativo, provocando aplausos y moviéndose continuamente del un lado al otro del escenario.

Comienza el show con dos cañonazos de Scorpions, “Lovedrive” y “Another piece of meat”, el sonido es potente y claro aunque aún quedan algunos elementos por mejorar, algo que ocurriría a medida que fue avanzando el concierto, allá por el tercer o cuarto tema. La banda está entregada desde el primer momento, con una base rítmica que cumple a la perfección con su función, aunque bastante comedida y basando su impacto en su peso histórico. Doggie White comienza un tanto justito de voz hasta que calienta (es lógico) para, más tarde, estar absolutamente a la altura. Quizá el traje que más le costó ajustar al frontman fue el de Graham Bonnet en la tercera canción del set list,  “Assault Attack”. Bastante más resuelto estuvo en los temas  de Gary Barden, “Armed a Ready”, “Rock my nitgh away” o “Attack of the mad axeman”, entre los que se intercaló la imprescindible, tremenda e inmortal instrumental  “Into the Arena”, que dio un respiro al vocalista para afrontar con la energía suficiente el resto del concierto a un alto nivel, especialmente en los temas a los que él pone voz, como ese adelanto de lo que será un nuevo disco de los “Temple Of Rock”, titulado “Horizons”, con un interesante riff y una melodía que me recordó a los tiempos del “Strangers in us all”, de la última etapa de Rainbow para, después, dar paso al único tema que White interpreta en el, hasta ahora, último disco de la banda titulado “Before the devil knows you´re dead”, con dedicatoria a Ronnie James Dio incluida.

En este punto del concierto la banda suena aplastante pero lo que destaca sobremanera, a lo largo de las casi dos horas menos cuarto de actuación, es la guitarra de Schenker. Es impresionante como suena esa guitarra, al margen de la magia que desprende en su ejecución. He de confesar que lo mío por Michael Schenker es verdadera pasión desde que era un niño de 13 años (hoy no es que peine canas, simplemente no me peino…porque no tengo pelo) pero lo que siento por cada una de las notas que emanan de las manos de este señor me sigue erizando la piel como antaño, o más aún. Ese sentido de la melodía unido a una fuerza descomunal en sus imaginativos solos hacen de este guitarrista algo único; sublime. Y, aunque su huella en la historia es importante, pienso que aún no se ha hecho justicia con su personalidad interpretativa y la influencia que ha ejercido en legiones de guitarristas que, aunque mas virtuosos (esto no lo es todo), no llegan a tener su carisma.  Este breve inciso viene a colación porque, lo que vi, escuché y sentí en este concierto viene a corroborar todo el cúmulo de sensaciones que llevaba atesorando desde hacía mucho tiempo, y es que este guitarrista suena como nadie. Es grande, muy grande, y a mi me hizo tocar el cielo…

Volviendo al espectáculo, es el momento de otra instrumental: “Coast to Coast”, con una coreografía muy Scorpions por parte de los dos guitarristas y el bajista. Michael rompe un poco el guión en la parte final y mejora algunas melodías en un tema que, pese a su sencillez, tiene un rollo y un gancho muy especial. Tras esta canción, nuevo cambio de guitarra (qué maravilla todas y cada una de las que lució a lo largo de la actuación. Eso sí, todas con la hechura marca Schenker). Y es el turno de UFO, recreando algunos de los momentos álgidos del mítico “Strangers in the nigth” con himnos como “Shoot Shoot”, “Only you can Rock me”, “Let it roll”, “Too hot to Handle” y un atómico “Ligths out”, con unos solos de otro planeta…¡¡Qué solos!! y… ¡¡Que sonido!!. En los temas de UFO se nota a un Doogie muy cómodo y que se permite, incluso, algunas licencias que le quedan bastante bien y no desvirtúan a los originales de Phil Mogg.

La recta final la encaran con dos clasicazos de Scorpions, la baladita “Holiday”, cantada en gran parte por el público e iluminada con mecheros y móviles y, finalmente “Rock you like a huricane”, cuyo riff de inicio hizo estremecer a un público que, todo hay que decirlo, disfrutó pero no estuvo muy eufórico que digamos durante la velada. En la parte central del tema es el legendario baterista de los Scorpions, micrófono en mano, quien invita al público a corear el célebre estribillo. Los solos en esta ocasión correrían a cargo de Findley, que asume el papel de Matthias Jabs. Sale victorioso del envite aunque, bajo mi punto de vista, el sonido de su guitarra es excesivamente heavy y estridente, sobre todo si lo comparamos con la dulzura y empaque del protagonista de la noche.

El fin se acerca y la despedida llega con “Rock Botton”, y es aquí donde Michael Schenker nos sumerge en los mejores momentos del impresionante e ineludible directo de UFO de 1979. Aquí el maestro muestra toda su grandeza y realiza unos solos sublimes que van más allá de lo terrenal, con unos ambientes en los que cierras los ojos y das las gracias por vivir y haber elegido el camino del Rock para hacerlo tu modo de vida. Insisto Schenker es muy GRANDE y único.

La banda se despide, aunque por poco tiempo, ya que el guitarrista sale de nuevo y ataca con otro trallazo de Scorpions, “Blackout”, de nuevo con solos de Findley y muy cañera. La traca final es para “Doctor, Doctor” coreada por todos con cara de felicidad. Gran concierto que, por cierto, se hace corto pese a llevar veinte temas en el set.

Pero no piensen que todo fue genial y perfecto. Como todo en la vida, hubo defectos y el talón de Aquiles de este evento fue la iluminación, muy, muy discreta, y con la ausencia de un cañón de luz que siguiera a los protagonistas, dejándolos por momentos ensombrecidos y a oscuras. Los focos del público se encendieron poco y a destiempo. En fin… “Ligths out”

En definitiva, y salvo este tironcillo de orejas, la noche fue para recordar. Esperemos que el Festival siga apostando por el Hard Rock y los guitarristas potentes ¿Qué tal para próximas ediciones Steve Vai o Jeff Beck…por ejemplo?

Texto: Juan Carlos Sánchez Sánchez-Cañete

Foto: Antonio Vázquez

Fito y Carlos RayaEl encargado de clausurar, al día siguiente, esta edición número 33 del ya tradicional cordobés Festival de la Guitarra era Adolfo Cabrales o, como todos le conocemos, Fito.
El bilbaíno se presentaba en la noche cordobesa medio a oscuras, con su guitarra eléctrica, al igual que en los carteles de la gira. Un sólo foco alumbrándole y una melodía plena de sentimientos que complacía a su público desde un inicio con el tema "Por la boca vive el pez".
No era hasta el final del primer estribillo cuando aparecían los Fitipaldis dando un poco de caña a lo que parecía ser una modificación acústica.
Sin embargo, no sería lo único que sonara distinto durante aquella velada. Las aportaciones de los grandes músicos que acompañaban a Fito hacían que temas universalmente conocidos sonaran completamente distintos en directo. Carlos Raya (ex guitarrista del grupo de los 80 Sangre Azul) y, desde Chicago, Daniel Griffin a la batería, aportaban ese sonido americano tan característico del grupo.
La introducción del espectáculo continuaría con un segundo tema también conocido, aunque no tanto como el primero, "Sobra la luz". Es entonces cuando un Fito comunicativo y totalmente volcado con el público, se dirigiría directamente a él en la primera de muchas ocasiones.
Continuando con el álbum "Por la boca vive el pez", llegaba el turno de "Me equivocaría otra vez", donde el artista muestra su faceta más triste. Sin embargo, la temática de la canción contrastaba con un público animado que demostraba su fidelidad al artista cantando todas las canciones y vitoreando su nombre una y mil veces. Y es que no podemos pasar por alto el ambientazo y la gran afluencia con la que contó su actuación, pues alrededor de cuatro mil personas se congregaron para disfrutar de la música de Fito y los Fitipaldis.
Antes de proseguir con el directo, y continuando con su línea de simpatía, Fito quiso agradecer a sus seguidores el buen trato y la agradable noche que hacía en la capital andaluza. Ya se sabe el buen humor que desprende este pequeño pero gran artista y su banda. Es con ese buen rollo con el que presentaría su siguiente tema, "Cerca de las vías", donde sustituirían el bajo por el sonido más lírico y clásico de un contrabajo, de forma que, lo que parece ser una banda sencilla, acaba por sorprendernos  con su versatilidad y su destreza con instrumentos inusuales y exóticos. Sin embargo, no acaban las sorpresas con ese contrabajo, pues en el siguiente tema, el habilidoso Carlos Raya, nos deleitó con el sonido único y especial de una bandurria, a la que el resto de la banda terminaría acompañando para llevarnos hasta “La luna”, donde pudimos gozar de un sonido muy distinto al original de su álbum "Los sueños locos".
De nuevo, no contentos con estas dos apariciones de instrumentos de cuerda, el trompetista de la banda, Javier Alzola, nos mostraría sus dotes en el terreno de los instrumentos de viento dejando a un lado el saxofón para ponerse con el fagot.
Durante la noche Fito también dejó patente su gusto por los clásicos españoles cuando rescató “Quiero beber”, uno de los temas más conocidos de Los Secretos, gesto que encandiló a un público que continuaba disfrutando de un directo que se caracteriza por su gran espectáculo, y es que, tras el tema "Como pollo sin cabeza", aparecería en escena “El Cucharitas". Entonces entendimos por qué Daniel Griffin, batería del grupo, se presenta con ese sobrenombre, pues con tan sólo dos cucharas de madera, creó un ritmo digno de escuchar.
Poco después los fitipaldis le corearían y acompañarían con sus instrumentos. Desde la acústica de Fito hasta el acordeón y la bandurria de Alejandro Boli y de Carlos Raya, resultando en una "Sulivan suite", con la que se ganaron definitivamente al público que, ahora coreaba el nombre de "Cucharita".
La diversión seguiría, y nunca mejor dicho, con el tema "¡Que divertido!" donde Alzola mostraría su virtuosismo con el saxo, tan inequívoco y caracteristico del sonido “Fito y Fitipaldis” y con “El Funeral”, donde Fito demuestra su sentido del humor hablando de su propio funeral pero de forma muy cómica.
El final del concierto comenzaba a avistarse cuando el frontman le otorgaría al espectáculo un toque algo más rockero con temas como "El ojo que te mira" y "Esta noche". Sin embargo, al público le sabe a poco y pide más, así que la banda decide concedernos el deseo con dos bises más que, por supuesto, estamos deseando escuchar: "La casa por el tejado" y la versión, nuevamente muy distinta al tema original "Para toda la vida", donde la guinda del pastel sería ver a Adolfo convertir esta balada en un verdadero tema americano al más puro estilo sureño con el inconfundible sonido de un banjo.
Tras la presentación de la banda como final de su primer bis, Los Fitipaldis nos deleitarían un poco más con el tema que da nombre al álbum: "Antes de que cuente diez".
Pero eso no es todo, Fito quiere terminar de complacer a sus seguidores, quienes ya pueden adivinar cual será el siguiente tema cuando el artista comienza a ponerse serio y se adueña de su acústica, a la par que los fitipaldis escogen instrumentos melódicos y muy apropiados para ese "Soldadito marinero".
Con Carlos Raya al violín, Javier Alzola tocando la flauta travesera y el bajista Joserra Semperena con el contrabajo, el teatro se inunda de un sonido casi orquestal, al que los fans acompañan cantando la letra con sus manos y móviles en alto. Fito es consciente de lo mucho que deseaba su público escuchar esa canción que tanto identifica al grupo, y les concede durante varios minutos el privilegio de cantar el estribillo.
Tras este clímax, no quedaba otra alternativa que decir adiós con "Acabo de llegar", que clausuraba su actuación y una nueva edición del Festival de la Guitarra, uno de los acontecimientos más relevantes en el panorama musical actual.
Tengo que añadir que, posiblemente, ésta ha sido la actuación más distinta de todas las que Fito y los Fitipaldis han ofrecido con anterioridad pero, independientemente de si el cambio les ha perjudicado o beneficiado, una vez más la banda se ha entregado demostrando su buen hacer y su capacidad de sorprender con él a los numerosos asistentes.

Texto: Ángela Cabrera

Foto: Antonio Vázquez

 

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