Mad Cool Festival 2017: crónica de la segunda jornada
8 julio, 2017 1:29 pm 4 ComentariosAyer por la noche, en el interludio entre las actuaciones de Alt-J y Green Day, la compañía de danza aérea In Fact ejecutó un homenaje a Prince. Pedro Aunión Monroy, su director, bailaba dentro de un cuadrado traslúcido iluminado que acto seguido se elevó a 28 metros de altura. Algo pasó. Su arnés de seguridad falló y vimos como su cuerpo se desplomaba al vacío. La realización audiovisual recogió el momento en el que Pedro trataba de agarrarse a una cuerda que no podría salvarle la vida. También el desconcierto a ras de suelo, con una cámara que captó el momento en el que la asistencia sanitaria llegaba a asistirle. El festival no dijo nada, salvo horas después en un escaso comunicado oficial. No se citaba el nombre del artista; nos enteramos por los periódicos. Ni siquiera se hacía referencia explícita a la muerte:
"Mad Cool Festival lamenta el terrible accidente que ha sufrido el bailarín aéreo durante la segunda jornada del festival. Por razones de seguridad, el festival decidió continuar con su programación. Mandamos nuestras más sinceras condolencias a toda su familia. Mañana sábado 8, durante el festival, le rendiremos un sentido homenaje al artista.
Firmado: La Dirección del festival".
En los próximos días, se discutirá si el festival tomó la decisión correcta. Si el “Show Must Go On” también se aplica a una muerte en directo que presenciaron más de 35.000 personas. Desde luego, todos lo habíamos visto. El comienzo festivo de Green Day con “Bohemian Rhapsody” (“I just killed a man”) y Drunk Bunny bailando “Blitzkrieg Bop” fue macabro para un servidor; cuando Green Day salió a escena sonriendo y diciendo que esta noche iba a ser una locura, no entendíamos nada. La banda, al finalizar el concierto, se disculpó afirmando que no habían sido conscientes de lo que había sucedido.
Hoy comenzamos la crónica de la segunda jornada del Mad Cool Festival 2017 tal y como podrían haber continuado los conciertos: informando a la gente y respetando la memoria de un artista que dio su vida a su pasión. Todos le vimos sonreír desde la pantalla minutos antes de la tragedia. Hay cosas que no deben ser olvidadas. Descanse en paz.
Caja Mágica, Madrid.
Segunda jornada y pilas cargadas contra todo pronóstico. La organización solventó como pudo el barrizal en el que se había convertido el control de seguridad, creando un nuevo acceso más adelante, reaccionando al contratiempo con rapidez y solvencia. Cuando pasamos el control cogimos aire. Y no, no es que pasáramos nada ilegal dentro: es que el día venía cargadito. Por suerte, pudimos aguantar el envite.
La primera propuesta ciertamente ayudó. Y es que ver a Los Zigarros comerse el escenario principal cuando solo tienen reservada una pequeña parte a su izquierda es digno de admiración. Crecen y crecen de forma imparable. En seguridad, en solvencia, en riffs, en actitud. Son imparables. Sus letras algo gamberras y su estilo retro levantaron algunas entre el público, que cantó canciones como “Resaca”, “Voy a bailar encima de ti” (momento en el que el bajista se fumaba un cigarro a la par que tocaba), “Hablar, hablar, hablar…”, “Dispárame” o el tema con el que cerraron su actuación, “Dentro de la ley”. Los asistentes quedaron satisfechos ya que tocaron un amplio setlist para ser una actuación de festival, llegando a la hora y pico de duración. Aunque se pidió otra de forma enérgica, no hubo bises que terminasen de contentar al respetable.
El dúo de blues rock Deap Vally demostró que tampoco necesitaban más miembros en su propuesta en vivo en el escenario Radio Station. Con mucho público recién llegado a este segundo día de festival, las dos rockeras, vestida de lentejuelas rojas una y de mono de marihuana otra, demostraron mucho desparpajo y lucieron un sonido mordiente propio de otras bandas de blues rock contemporáneo estilo hard rock como Royal Blood o Death From Above 1979. Los primeros temas como “Heart is an Animal”, de su último LP, o “LBBQ”, sacaron su sonido más Riot Grrrl y despertaron la excitación del público, pero hacia mitad del setlist sus apenas dos álbumes de estudio se quedaron cortos ante su también limitada versatilidad y variedad: mucha distorsión, sonido lo-fi y una batería que no daba tregua, pero que terminó por romper cualquier atisbo de descanso u oportunidad para tomar aire ante tanto riff asesino.
Turno para Rancid en el escenario principal, muy esperados ya que se pudo notar un incremento sustancial de personas que se aproximaban, bastante rato antes, para verles. Hubo varios disturbios entre el público por ver quien se ponía más cerca, lo que terminó por desencadenar en varias peleas en las que los miembros de seguridad no quisieron intervenir; eso sí, si te subes a hombros de tu chico durante un minuto en el primer tema que suena, “Radio”, te echan del festival, hecho que le tocó sufrir a una joven que lloraba desconsolada viendo como la detenían. Inexplicable. En cuanto al apartado musical, los californianos entraron con mucha fuerza, resaltando especialmente la de su guitarrista y segundo vocalista, Lars Frederiksen. Es curioso cómo se combina a la perfección con el cantante principal, Tim Armstrong, repartiéndose las canciones a lo largo del show. Tocaron un amplio setlist de unas 22 canciones, entre las que destacaron las de su trabajo publicado en 1995, ‘…And Out Come the Wolves’, como por ejemplo “Journey to the End of the East Bay” (momento en el que el batería, Branden Steineckert, se subió encima de su instrumento y comenzó a girar los platos), “Maxwell Murder”, “Old Friend”, “Olympia WA”, “Roots Radicals” o “The 11th Hour”. El guitarrista pidió en varias ocasiones circles pits y pogos, lo que encantó a un público que no dudó en hacer el bestial. En general su actuación estuvo bastante entretenida, la gente cantaba y se lo pasaba bien, aunque si es cierto que a la mitad se hizo algo cansino y monótono. Supieron levantarlo con la apoteosis final de sus dos canciones más laureadas, “Time Bomb” y “Ruby Soho”, en la cual Tim terminó por bajarse al foso y tocar la guitarra con el público.
Paralelamente, Spoon ofreció en el escenario 3 un espectáculo cargado de elegancia en lo que fue la primera presentación en Madrid de ‘Hot Thoughts’. La siguiente tendrá lugar el próximo 15 de noviembre en La Riviera. “Do I Have To Talk You Into It” y su exquisita precisión rota por la voz siempre al límite de Britt Daniels consiguen emocionar en la que es una contradicción terminológica constante. El efectividad milimétrica de la base rítmica se rompió con los sintetizadores que reinaron sobre “Inside Out”, mientras que las tres guitarras volvieron para atronar, siempre en su justa medida, la celebrada “Rent I Pay”. “I Turn My Camera On”(en la que se pidió al público que esperaba a Ryan Adams su participación), “My Mathematical Mind” y “Hot Toughts” cerraron la enésima ratificación de que tienen uno de los mejores directos del rock alternativo.
Ryan Adams tomó en el Radio Station el testigo inmediato de los de Texas frente a una importante asistencia. La expectación no era para menos: el cantautor no tocaba en nuestro país desde 2004, y fue capaz de no decepcionar a fans noveles ni a añejos tocando principalmente temas de sus dos primeros álbumes y de su reciente ‘Prisoner’ (pese a lo vasto de su discografía). Con esos tres discos se abarcaron 10 de los 15 temas que deleitaron a un público al que Adams quiso probar fidelidad con su nuevo himno “Do You Still Love Me?” nada más empezar. El artista pidió palmas y tuvo palmas con su “Stay With Me” y “versionó” sus canciones con los Ryan Adams & The Cardinals “Let it Ride”, “Fix It” y “Cold Roses”. El clímax vino con la balada “When the Stars Go Blue”, que con solo lento, épico y muy aplaudido en su final, dio la nota emotiva del concierto. “Struggle” consiguió mantener el ritmo a base de rock and roll hasta llegar a “My Winding Wheel”, su balada country que cerraba el concierto de forma perfecta.
En el escenario 2, alt-J se comía el mundo acompañados con una interesante puesta en escena que consistía en tres plataformas “aisladas” por columnas luminosas y varias pantallas led que creaban una especie de microcosmos ochentero-digital con cierto regusto a Digimon, cabe decir. Su concierto se enfrentó a todos los paradigmas habidos y por haber de lo que hay que hacer en un festival antes “del gran grupo”. Su camino musical más reciente, ese retorcido folk alternativo electrónico de su último disco ‘Relaxer’, tuvo una sorprendente acogida que baso gran parte de su éxito en el potente sonido que presentaron, con la batería de Thom Sonny Green retumbando al tiempo que Gus Unger-Hamilton se las apañaba como podía para lanzar bases, crear melodías, cantar y ejercer como bajista a través de sus sintetizadores. Las nuevas, “3WW”, “In Cold Blood” y“Deadcrush” convivieron en armonía con grandes canciones de la talla de “Tessellate”, “Every Other Freckle” o “Fitzpleasure”. Solo les faltan un puñado más de temas en la línea de “Left Hand Free” o “Breezeblocks” para conseguir la fluidez que les falta.
Con 35 minutos de retraso (por los acontecimientos que todos conocemos) comenzó Green Day, una de las bandas más esperadas y aclamadas de todo el festival. Las 45 mil personas se amontonaban para tratar de ver lo más cerca posible a los estadounidenses y, al igual que con sus compatriotas, hubo disturbios en las primeras filas, iniciados principalmente por público extranjero que pretendía llegar a la primera línea por su cara bonita, lo cual no gustaba nada; se respiraba mal ambiente…
Sonó la ya clásica intro “Bohemian Rhapsody” de Queen seguida por “Blitzkrieg Bop” de los Ramones, en la que el simpático Drunk Bunny, mascota oficial del grupo, salió para animar al personal. Misión que cumplió con creces ya que sus movimientos sensuales y su irreverente actitud enamoran rápido, haciendo que sueltes más de una carcajada. Con las notas de “The Good, the Bad and the Ugly” sonando, el concierto daba comienzo. “Know Your Enemy” fue el primer y potentísimo tema que tocaron, en el que una afortunada joven tuvo la oportunidad de subir junto a Billie Joe Armstrong para cantar ella misma la parte final de la canción. Tras un beso en los morros con el músico, inició una carrera para lanzarse al público. Esto se repitió un par de veces más, en las canciones “Longview” y “Knowledge” , en la que un joven se llevó a casa la guitarra de Billie, hecho que le emocionó tanto que echó a correr entre el público guitarra en mano. Este tipo de situaciones demuestra el increíble contacto que tiene esta banda con su público, además del amor y cariño con el que nos tratan; gestos de aprecio o sonrisas son pequeños detalles que el bajista, Mike Dirnt, lanzó a lo largo de todo el show a varias personas de las primeras filas.
Como no podía ser de otra forma, tocaron varios temas de su último disco ante la entrega del respetable, demostrando el tremendo éxito de las canciones que lo componen como “Bang Bang”, “Forever Now”, “Revolution Radio”, “Still Breathing” y “Youngblood”. Aún así el disco que más sonó fue ‘American Idiot’, muy adecuado al discurso que pudimos escuchar de Armstrong a lo largo del show en el que repitió en varias ocasiones “Fuck you Donald Trump”. Además habló de derechos humanos, de sociedad (criticando duramente las redes sociales y las grabaciones durante los conciertos), pero sobre todo muy destacable el curioso speech que hizo desde el suelo en el estrambótico corte “King for a Day”, en el que los músicos aparecieron con pintas tales como gorros de marinero, caretas y donde Tré Cool, el batería, hizo alarde de su genialidad infantil rodando por las tablas con una bicicleta y un sillón de oficina. Muy reseñable el solo de saxofón que se marcó el teclista y saxofonista Jason Freese, que acompañó ese momento con un divertido sombrero egipcio.
No faltaron clásicos como “Basket Case”, “She”, “Welcome to Paradise”, “When I Come Around” y “Boulevard of Broken Dreams”, en los que Armstrong dejó cantar a cappella al público en todos ellos, dejando una increíble estampa. Se notaba la emoción de los artistas en esos momentos, llegando en varias ocasiones a arrodillares y declarar su amor eterno a España.
Es todo un clásico que hagan pequeñas covers como “(I Can't Get No) Satisfaction" y “Hey Jude”, en los que el cantante termina tirado por los suelos de la emoción y cantando a pleno pulmón para dejar claro cuales han sido sus referentes y así rendirles un pequeño homenaje. Tras el primer bis en el que tocaron “American Idiot”, momento en el que literalmente se cayó el estadio ya que de la presión ejercida por las 45mil personas más de uno terminó por tener que salir por el foso y ser atendido; y Jesus of Suburbia, finalizaron su precioso, emotivo, desgarrador y crítico show con Billie Joe solo ante el personal tocando en formato acústico (no tenía más narices, ya que Tré Cool estampó el charles contra la caja, ¡maravilloso!) “Ordinary World”, “21 Guns” (en la que un servidor se emocionó de sobremanera) y “Good Riddance”. Tras esto se despidieron lanzando baquetas, púas y mucho cariño para dejar una última y divertida estampa del batería marchándose arrastrando el tom de una pata mientras sonreía. Todo el mundo quedó satisfecho y muy contentos de haber asistido a un gran espectáculo, el último de su actual gira europea.
Tras este concierto teníamos todas las ganas del mundo de ver a Slowdive, referencia absoluta del shoegaze noventero que han regresado este año con un álbum homónimo que ratifica su gran estado de forma tras su regreso. Tras una hora de espera en el escenario 2, no aparecieron. Las pantallas, sin más explicación, anunciaban la cancelación del concierto. Poco después, pudimos ver en las redes sociales de la banda un mensaje en la que afirmaban que por el accidente que sufrió Pedro Aunión no consideraban “adecuado salir a tocar”. Nos fuimos decepcionados. Pero lo entendimos a la perfección.
Texto: Sergio Julián (Coord., Spoon, alt-J), Gonzalo Domínguez (Green Day, Rancid, Los Zigarros), Altair P. Caesar (Ryan Adams, Deap Vally)
Fotos: Alfonso Dávila
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4 comentarios
Rancid brutales. Solo que sonaron demasiado bajo. Inexplicable.
Por cierto, Ya podía aprender Gren Day a no perder tiempo en el escenario con charlas q nos dan igual y gritos oeh oeh y España! y dedicarse a tocar canciones una tras otra. Nos escamotearon gran parte del tiempo de su concierto con momentos totalmente innecesarios. Mucha pose y mucho tiempo desaprovechado. El punk son solos de saxo? O principios y finales de canciones alargados inútilmente? Muy cansinos, la verdad.
Totalmente de acuerdo, demasiados parones en mitad de las canciones, cortaban mucho el ritmo.
Muy de acuerdo en casi todo. Green Day fue una maldita pasada, nunca les había visto en vivo y flipé. Solo he de decir que Green Day empezó 21 minutos tarde, no 35, no se porque tanta gente dice que empezaron super tarde. Tenían que empezar a las 23:25 y empezaron a las 23:46, hice pantallazo con el movil, estaba muy pendiente de la hora para ver si me daba tiempo de ir al escenario donde tocaba Cage the Elephant, pero fue imposible estando en sexta fila xD