Mad Cool Festival 2017: crónica de la primera jornada
7 julio, 2017 2:25 pm 1 ComentarioCaja Mágica, Madrid.
Entre rayos, truenos e incluso un ligero granizo que nos terminó de asustar, afrontamos con valentía la peregrinación al infrautilizado recinto madrileño para ver que se traía entre manos la segunda edición del Mad Cool Festival. Lejos de parecer el Coachella, el barro, los charcos y la lluvia nos recordaron al Wacken. A algunos el tiempo les pilló de sorpresa: aún me acuerdo de una chica francesa con pantalón corto, top y purpurina en la cara que parecía que estaba a punto de echarse a llorar en cualquier momento. Aguantó el tipo.
Comenzamos en el escenario 2, KOKO UK, para ver que se traía entre manos George Ezra, una de tantas promesas británicas. Lejos de ofrecer un fiel reflejo de sus discos, perfectos para cualquier anuncio de cerveza estival, sorprendió a propios y extraños ahondando en sus raíces de rock clásico y soul para engrandecer temas como “Get Away” o “Barcelona”. Ese limbo musical, tan peligroso en ocasiones, es en el que juega el cuarteto femenino Warpaint, sobre todo desde su reconversión sonora en ‘Heads Up’. Su objetivo era poder fusionar en directo influencias shoegazeras y del rock a lo The War On Drugs con el acercamiento a la pista de baile de su último lanzamiento. Lo consiguieron a medias con un concierto irregular, en el que los highlights residieron en la transición blusera de “The Stall”, el momento en el sol hizo acto de presencia durante “Beetles” de aquel lejano ‘The Fool’ de 2010 y la infalible “New Song”. Son una banda de sala. Todavía.
De vuelta a los escenarios grandes, y tras esquivar camas elásticas, toros mecánicos, una peluquería y un salón de maquillaje, Foals hizo lo de siempre. Lo podéis interpretar como queráis, pero los de Oxford son el grupo del “casi”. Empezar con la grandísima “Mountain At My Gates” del ‘What When Down’ es toda una declaración de intenciones autosaboteada con un crescendo desaprovechado. Pasa lo mismo con la manida “My Number”, ciertamente alejada de su propuesta actual, pero todavía reconocida por el respetable. Eso sí, “Spanish Sahara”, “Electric Bloom” e “Inhaler” siguen compensando. ¿Terminarán de explotar alguna vez?
De ahi, al escenario principal. Espera. Nervios. La distorsión de la guitarra nos despierta y, guiándola, un Dave Grohl que nos desafía desde el minuto uno, haciéndonos olvidar la prescindible performance de INFACT. Varios fucking después y tras hacernos admirar la luna, Foo Fighters empieza por el final y tanto “Everlong” como “Monkey Wrench” nos obligan a darlo todo. ¿Para qué reservarse? Sobre el escenario, fluidez, entrega, tablas y una energía desbordante que lamentablemente no se vio reflejada en la PA. El show no decayó con una coreada “Learn to Fly” y “Something From Nothing” del ‘Sonic Highways’, mejorada con respecto a la versión original con un buen solo de Chris Shiflett. La extendida “The Pretender”, precedida por un sentido “It’s Been A Long Time” que a final del concierto fue subrayado con la promesa de “no tardar otros cinco años en volver”, puso el punto y seguido. Sin ninguna duda, uno de los mejores comienzos de concierto que he tenido la ocasión de ver.
Grohl nos propuso un reto: no perder la voz. La ralentizada “Big Me” y “Congregation” hizo que nos confiáramos, antes de que afrontáramos la primera prueba de fuego en “Walk”. Acto seguido, el momento más aburrido del concierto: la presentación de los músicos. Fuera de lugar, fuera de forma y con improvisaciones que no llegaban a ninguna parte. Mejor conducida fue la intervención de Taylor Hawkins, que emuló la “conversación” (¡Lero!) de Freddie Mercury con el público de Wembley antes de lanzarse a cantar una correcta “Cold Day In The Sun”. ¿El público? De todo un poco. Una parte central que se dejaba la voz y saltaba sin parar, otros de cháchara con sus colegas y unos pocos que intentábamos controlarnos para no tirar las copas al resto. ¡Faltaban los pogos! Pudimos organizar uno (pequeñito) para vivir al máximo una bestial “All My Life”, quizá la mayor demostración de agresividad de la velada... pero ahí quedó la cosa.
Después llegaron “These Days” y “My Hero”, buenas para coger aire, pero pesadas cuando se hacen acompañar de una “Skin & Bones” alargada en exceso con Rami Jaffee al acordeón. No ayudaron “White Limo”, “Arlandria” y “Rope”, tres seguidas del ‘Wasting Light’ que, lejos de ser malas interpretaciones, nos recordaban que el tiempo seguía pasando. Aunque Grohl nos llegó a preguntar si queríamos 50 canciones más, lo que nos esperaba era una preciosa “Wheels” y “Run”, primer adelanto de ‘Concrete and Gold’ que va camino de convertirse en favorita de los fans. “This Is A Call” sonó atronadora y condujo a la última: “Best of You”. Mirando fijamente al cielo, dedicó la canción a la madre naturaleza, confesando que cuando salieron del hotel no sabía si iban a poder tocar. El agradecimiento se hizo unánime y la entrega al mejor tema de ‘In Your Honor’ fue total. Se escuchaba algún que otro gallo en nuestras voces: las cuerdas vocales de Dave Grohl ganaron la batalla pese a no estar al 100%. La próxima vez, tres horas. O cuatro.
La bajona vino con Kurt Vile & The Violators. ¡Y no son para nada un mal grupo! Lo que sucede es que cuesta bajar de marcha tan rápido. Por suerte, sus composiciones son lo suficientemente solventes para compensar su timidez. La hipnótica “Pretty Pimpin’” y el ritmo adictivo de “Freak Train”, presentada con un escueto “Mi papi conducía trenes”, consiguieron que nos metiéramos en su juego justo al final. Una impredecible mezcla entre el Lou Reed más tradicional, el Neil Young eléctrico y pequeñas pinceladas de garage y southern rock.
Con algo de miedo dada la tormenta eléctrica que se avecinaba, y situados a la izquierda del escenario principal por si había que huir, cerramos la jornada a las dos de la madrugada con los galeses Catfish & The Bottlemen. La respuesta del público fue masiva y no es para menos: tienen todos los elementos para triunfar pese a la dicotomía que presentan. Es imposible no deleitarse con los fraseos y las texturas que crea la parte instrumental, jugueteando con el post punk emulando a los primeros The Killers o Interpol en temas como “Postpone”, “Pacifier” o “Anything” . Sin embargo, el apartado vocal es un arma de doble filo: la voz es genérica a más no poder y las melodías beben del brit pop noventero. O te cansa o te motiva. Toca escoger bando.
Texto: Sergio Julián (@sergio42)
Fotos: Alfonso Dávila
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1 comentario
Yo quitaría lo que ponéis de infact visto lo que ha pasado hoy, no sea que se os echen encima y tal